Socialistas y ugetistas se reunieron, como es ya tradicional, en la puerta del cementerio de la Purísima para realizar un recorrido por las sepulturas de algunos de los represaliados durante el Régimen.
La UGT y el PSOE subieron ayer al cementerio para realizar el tradicional homenaje en recuerdo de los “caídos por la democracia”. El militante socialista Francisco Narváez fue el encargado de realizar la ruta por las tumbas de algunos de los melillenses que murieron por defender sus ideales y sobre las que los asistentes, depositaron un clavel rojo en señal de reconocimiento.
Entre los presentes se encontraban el secretario general de los socialistas en la ciudad, Gregorio Escobar, y el líder de los ugetistas, Alonso Díaz.
Escobar destacó la importancia de mantener esta tradición, que según indicó se inició en la transición democrática, y con la que se pretende homenajear “a los hombres y mujeres que trabajaron por traer la democracia a este país y que lo consiguieron en 1931, pero que tras el golpe militar, en 1936, fueron encarcelados y asesinados”.
El socialista aseguró que los integrantes del partido al que representa en la ciudad se sienten “herederos de su lucha y trabajo” y apuntó que intentan mantener vivos los ideales por los que ellos trabajaron, la igualdad, la solidaridad, la justicia y la libertad, como los pilares fundamentales sobre los que debe construirse una sociedad democrática”, explicó.
En el acto también se homenajearon a aquellos que durante la transición democrática, en el año 1975, trabajaron por recuperar la democracia en España y en Melilla. En este sentido, Escobar apuntó que querían recordar a todos los que han sido el germen de lo que hoy es una sociedad moderna y que mira al futuro, a pesar de las dificultades.
Tanto los socialistas, entre los que también estuvieron Gloria Rojas y Dionisio Muñoz, como los ugetistas, fueron parando en muchas de las sepulturas en las que reposan algunos de las más de trescientas personas, que según Narváez , murieron en Melilla durante la represión franquista.
El socialista, encargado de guiar el recorrido, insistió en que no se trataba de un acto socialista ni político, sino de un homenaje merecido a todas aquellas personas que sintieron la represión del Régimen en la ciudad.
Nombres como el de Marcelino Martín, que fue presidente de las Juventudes Socialistas en 1931, Aurelio Solís, médico y militante del partido, el militar Cándido López, resonaron ayer entre los pasillos del cementerio.
Algunos, cómo el fundador de las Juventudes del PSOE en Melilla, Manuel Tárrago, recibieron ayer por primera vez este homenaje, que más allá de ofrecerle una flor roja, les ofreció a todos la voz de la que se les privó durante la represión.
En este caso, Narváez recordó que el hermano de Tárrago lo traicionó y acabó apoyando al falangista que había asesinado a Manuel.
Así, una lista interminable de nombres y de tumbas, sobre las que ayer había un lazo que recordaba su pasado y una flor que apuntaba que sus nombres aún siguen estando presentes en el camino de muchas personas.
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