Imed Soltani, presidente de la asociación tunecina ‘La Terre pour tous’ declaró a El Faro que fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Túnez le trasladaron que iban a rechazar la repatriación forzosa de los más de 800 tunecinos que llevan meses atrapados en la ciudad, incluso algunos han cumplido el año.
Estas declaraciones chocan con las que realizó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuando a finales de abril, también preguntado por El Faro, respondió que la solución que iban a dar a los tunecinos es la repatriación a sus países, pues sus expedientes de expulsión estaban ya arreglados, según expresó, de unos 600. Y para ello, ya estaban negociando con Túnez la vuelta de sus nacionales.
Soltani describió la situación en Melilla como “terrible” y explicó que han estado trabajando durante una larga temporada sobre este asunto, ya que su asociación está enfocada a los derechos de los migrantes, tanto a los nacionales que dejan Túnez como a los que llegan al país.
La información que le llega es de los que están viviendo en Melilla y le cuentan cómo es el día a día en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) o expresan sus desesperación por no saber hacia donde irá su situación.
Soltani explicó desde la asociación organizaron una manifestación delante del ministerio del país y que fue el propio ministro, Noureddine Erray, quien les comunicó que rechazarán la repatriación, además de que ha comprobado que Túnez envió una carta a España rechazando lo que llaman “le retour forcé).
El bloqueo, según han contado los propios tunecinos a El Faro, viene una petición de Francia, pues una gran mayoría tienen a España como un país de paso y quieren llegar hasta nuestros vecinos galos.
Un ejemplo de ello es Abbassi, quien contó que ella tenía un empleo en Túnez dentro de una empresa de telefonía móvil, pero su salario no llegaba a los 400 euros y no le bastaba para ayudar a su familia, pues ella es la mayor de todos.
Entonces, una amiga tunecina suya que estaba trabajando en Bélgica le propuso que llegara a Europa vía Melilla, pues ella a los tres meses fue trasferida a la península y de ahí acabó en Bruselas, donde encontró un empleo con el que vivir dignamente.
Abbassi decidió seguir su consejo y dejó su empleo. Con lo ahorrado se compró un billete de vuelo hasta Casablanca y de ahí cogió un autobús hasta Nador.
En la ciudad vecina encontró numerosos traficantes y falsificantes de documentos, compró un DNI con la imagen de una jove que se le parecía. Solo tuvo que ponerse unas gafas y cruzar la frontera.
Majdi Karbai, diputado del parlamento tunecino, está recogiendo apoyos para una carta que enviará al Congreso de los Diputados. “Como miembro del Parlamento Tunecino, estoy en contacto con algunos de los internos y no oculto mi preocupación por su situación. Estoy al tanto de sus quejas al respecto; mala higiene y condiciones inhumanas que viven dentro del CETI de Melilla. Envié una carta al ministro de Asuntos Exteriores tunecino Noureddine Erray, explicando la situación de los internos varados en Melilla, pidiendo no aceptar la presión del gobierno español para un posible acuerdo de expulsión y repatriación masiva de los más de 600 conciudadanos actualmente encerrados en el CETI”.
Por ello pide la paralización del proceso de deportación del grupo de personas de nacionalidad tunecina anunciada por el Ministerio del Interior español y su traslado urgente de todas las personas que se encuentran en el CETI de Melilla y Ceuta a la península
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