Emma Blanco, una enfermera española de origen cubano, fue detenida en febrero pasado en Kentucky, Estados Unidos. Estaba en su casa cuando llamaron a la puerta. Eran oficiales de Inmigración que venían a por ella.
La joven no había cometido ningún delito. Vivía con su novio, un médico con permiso de trabajo en el país. Le faltaban sólo dos semanas para poder aplicar a la Ley de Ajuste Cubano, que permite la regularización al año y un día de residencia ilegal en América.
A Emma la denunció un vecino que sospechó que ella y su novio eran ilegales cuando los escuchó hablar en español. Con ella acertó. Con el novio, no.
Así funcionan las cosas ahora en Estados Unidos. El presidente Donald Trump ha convertido la inmigración en un crimen. Quizás por eso ningún republicano ha ganado en ninguna gran ciudad en las elecciones del martes pasado.
En Miami, feudo republicano, los demócratas le han arrebatado el distrito 27 por primera vez en 29 años. Trump ha hecho de su partido un ejército de hombres blancos que odian y persiguen a los inmigrantes. De momento mantiene la mayoría en el Senado con el voto de la América profunda.
El presidente de Estados Unidos probablemente ignora que en Melilla le ha salido un discípulo. El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que denuncie a inmigrantes irregulares. Le faltó especificar de qué raza y religión debemos estar pendientes en Melilla.
No es la primera vez que este hombre, pese a ser tan sensato, resbala y va tan lejos. A nuestro consejero ya se le fue la mano cuando amenazó con identificar a los miembros de las ONG que dan de comer a los menores extranjeros no acompañados en las calles porque, en su opinión, al no tener carné de manipulación de alimentos, son un peligro sanitario.
Ahora quiere que la gente honesta de Melilla haga el trabajo que durante los años que estuvo Abdelmalik El Barkani en la Delegación del Gobierno no se hizo.
Las mayores entradas de inmigrantes en situación irregular en Melilla se han dado con el PP. A ver si nos vamos a creer que tenemos el número de menas que tenemos en la ciudad porque entraron por la frontera con el puño y la rosa del PSOE en alto.
El republicano Brian Kemp, aspirante a la gobernación de Georgia, se ha hecho mundialmente famoso con un spot publicitario en el que se le ve al volante y presumiendo de tener una camioneta grande para deportar inmigrantes. En cualquier momento nos encontramos a Ventura homenajeando a este señor que a día de hoy sigue enfrascado en el recuento de votos porque la diferencia con la contrincante demócrata está por debajo del 0,5% por lo que la ley electoral de los Estados Unidos impone un repaso obligatorio.
Coalición por Melilla ya ha anunciado que denunciará a Ventura por incitación al odio. Yo no creo que prospere la querella ni soy partidaria de la judicialización de la política. Sería mejor llamar a los melillenses a que con su voto en mayo próximo castiguen o apoyen a políticos como Ventura. Después de las elecciones sabremos si vivimos en una gran ciudad o en la América profunda.
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