Punto y final al calvario por la desaparición de tres menores marroquíes cuya pista se perdió el pasado fin de semana en la frontera del Tarajal, en Ceuta. Estos tres jóvenes de 14 años han sido localizados a unos 400 kilómetros de distancia del lugar donde desaparecieron, en la ciudad alauí de Nador y después de pasar por Melilla. El portavoz familiar, Osama Tnibar, trasladó ayer a El Faro que se encuentra sanos y salvos aunque, como otros menores, arriesgaron su vida en el Estrecho de Gibraltar a bordo de una balsa.
La última parada de estos chicos antes de lanzarse al mar fue Melilla donde, como explicó el interlocutor de sus parientes, consiguieron acceder a territorio español sin que trascendiese por qué vía. En Melilla el grupo logró hacerse con una plaza en una balsa aunque, como la información recopilada era tan reciente, desconocía si estuvo compartida con otros inmigrantes o si la ocupaban solo ellos.
La travesía debió ser corta puesto que, como indicó Tnibar, fueron interceptados y, siempre según su testimonio, entregados a Marruecos. Tampoco especificó este portavoz si quien les localizó fue una patrullera marroquí o bien la Guardia Civil. El discurso que le llega desde Nador es incompleto, de modo que ignora cómo acabaron en la localidad marroquí.
Sus familias agradecen la colaboración que ha permitido encontrarles sanos y salvos
Las familias de los tres menores, residentes en Río Martil, expresaron su agradecimiento a todos aquellos que se han puesto en contacto con ellos para aportar alguna pista así como la contribución a la búsqueda con la difusión de su fotografía. El entorno de estos tres chicos respira aliviado porque sabe que se encuentran en buenas condiciones, como señaló Tnibar, pero, al cierre de esta edición, estaban a la espera de poder reunirse con ellos.
Estos amigos, que dejaron atrás su hogar porque “quieren hacer un favor a sus familias”, salieron de casa con 60 euros en dirección al puerto de Tánger, según el testimonio del interlocutor familiar. Allí pretendían colarse en un barco rumbo a la Península, sin embargo, no consiguieron su objetivo así que se desplazaron hasta la Aduana marroquí con Ceuta y, de ahí, optaron por la ruta de Melilla.
El final del Ramadán y el inicio del buen tiempo provocaron que ese fin de semana, el del 16 de junio, se registrase una oleada de pateras rumbo a la Península. Entre los rescates efectuados por las autoridades españolas no se especifica la presencia de tres menores magrebíes a bordo de ellas.
Este es el drama con el que tanto las autoridades como la población de Ceuta y Melilla convive a diario: menores que se juegan la vida colándose como polizones en embarcaciones, bateas o cualquier método que les permita alcanzar el sueño europeo. Un fenómeno con múltiples aristas y no exento de daños colaterales.
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