La embarcación Salvamar Alcor fue este domingo por la mañana en busca de las 24 personas que llegaron el sábado por la tarde a las Islas Chafarinas en un grupo numeroso de un total de 48 migrantes. No pudieron hace todos los traslados el sábado y se optó por ir en su busca el domingo a primera hora. Llegaron a Melilla sobre las 12:30 horas con cara de cansados y sin casi hablar. No obstante, conforme pasaron los minutos en tierra, algunas de las personas que fueron rescatadas comenzaron a sonreír y a respirar más tranquilas.
Llegaron cinco hombres jóvenes de Bangladés y 19 mujeres de origen subsahariano de diferentes edades. Aparentemente todos estaban en buen estado de salud, pero cuando los voluntarios de Cruz Roja fueron entrevistando uno por uno a esas personas vieron que una de las mujeres no se encontraba bien y decidieron trasladarla en la ambulancia para su atención sanitaria urgente.
El resto de este grupo de migrantes fueron trasladados poco a poco, en furgoneta y en coche, por la Policía Nacional hacia la Jefatura de este cuerpo.
Fueron recibidos por un gran número de voluntarios de Cruz Roja. Uno de ellos esperaba en la ambulancia, y el resto, ayudó a salir a los migrantes de la Salvamar y les echaba una mano para sentarse en el bordillo de la ‘gasolinera’ del puerto deportivo. Las mujeres salían doloridas de la embarcación. Medio cojeando algunas, otras cogidas de la mano de sus compañeras de viaje y quien bajaba con una cara impasible, como si desconociera qué estaba pasando y dónde se encontraba.
Los voluntarios de esta institución hacen con ellos un trabajo de acogida que va más allá de la atención sanitaria. Una sonrisa, una mano amiga que les estrecha fuerte y un cariño que se trasmite con las miradas y también con los gestos. Cuando no se sabe francés o inglés, ellos hacen gestos de que en poco tiempo podrán comer, ducharse y dormir.
Las magulladuras por todo el cuerpo, en piernas, brazos y espalda, eran lo común. Fuentes consultadas por El Faro aseguraron que todos fueron arrojados desde la patera a las costas con gran violencia, de ahí los dolores de rodilla, tobillo y lumbares.
Otras fuentes indicaron que el sábado llegaron tres embarazadas de este grupo, una de ellas casi a punto de dar a luz y otra que había sido intervenida de una cesárea y había perdido al bebé.
Se trata de la tercera patera en una semana: una fue el lunes 12 y las otras dos llegaron el sábado.
Es España, pero seguimos en África
Sentados en el bordillo de la ‘gasolinera del puerto’, con mirada perdida y cara de agotados, cinco hombres permanecen en silencio. Una representante de Acnur se les acerca. Les saluda y les dice que han llegado a una pequeña ciudad de España, que se llama Melilla, pero que siguen estando en África.
Ellos no saben a dónde les llevó la patera que cogieron el sábado ni a dónde han llegado en la embarcación Salvamar. Fuentes consultadas por El Faro aseguraron que estos cinco hombres jóvenes y el resto de las mujeres que iban en la embarcación fueron arrojados con violencia de ella hacia la playa de una de las Islas Chafarinas. No tuvieron ningún remordimiento en arrojarlos hacia las rocas y eso les causó a todos heridas y contusiones en piernas, brazos y en la espalda.
Estos cinco chicos se encuentran bien. Parecen amigos o al menos saben cosas de sus compañeros de viaje. Uno tose de vez en cuando y los otros chicos le cuentan a la representante de Acnur, que ayuda con la traducción para que entiendan los voluntarios de Cruz Roja cómo se encuentran, que lleva tosiendo varios días. Esperan que sea un resfriado común, pero por si acaso y como medida de precaución, así son los protocolos, le ponen una mascarilla.
Son de Bangladés, un país del sur de Asia rodeado casi por completo por la India. De allí han acabado en este pedacito de europa en África.
Les explican que ahora tendrán que ir a la Jefatura de Policía Nacional para ser identificados y que luego irán al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. Allí podrán ducharse, comer y descansar. Pero su camino no ha acabado. Su destino no era Melilla, desconocían esta ciudad. Y tendrán que esperar un poco más de tiempo para seguir andando hacia ese objetivo final de su viaje.