Opinión

Transfronterizos, un problema sin resolver

El Consulado de España en Nador ha colgado ya en su página web los requisitos que exige para otorgar un visado especial, sólo válido para Melilla y Ceuta, a los trabajadores transfronterizos que podrán acceder a la ciudad a partir del próximo martes 31 de mayo.

Según explica el documento, sólo podrán entrar en Melilla aquellos trabajadores que tienen concedida la autorización de trabajo transfronterizo en vigor o los que tienen la autorización anterior, pero pendiente del alta en la Seguridad Social.

Tienen que pedir cita previa en el Consulado y acudir ante el cónsul de manera presencial en horario de 8:30 a 13:00 horas sólo los viernes no festivos. No se lo ponen fácil. Digamos que la única deferencia que se tiene con esos trabajadores es que este visado es excepcionalmente gratuito.

Hablando con un panadero de Melilla, me comentaba hace unos días que uno de los dos transfronterizos que él tenía antes de la pandemia y que hacía que su pan fuera de lo mejor que se hacía en la ciudad, se acaba de jubilar en Marruecos. Al otro ha intentado renovarle los papeles hasta la saciedad y no lo ha conseguido. Como consecuencia, sigue sin poder abrir por las tardes pese a que tiene demanda de sus clientes.

En todo este tiempo ha pedido al Servicio de Empleo de Melilla que le envíen trabajadores con experiencia y pese a los más de siete mil parados que tenemos en la ciudad, no ha podido encontrar a nadie que quiera llevar la vida difícil de un panadero o que tenga formación para llevarla.

Pasa lo mismo con la hostelería en toda España. Hoteles y restaurantes no encuentran mano de obra. En ambos casos hablamos de empleos muy sacrificados.

Es algo que ya pasó hace años con la agricultura, que al final se ha convertido en uno de los sectores que más extranjeros contrata en nuestro país. Los inmigrantes están dispuestos a hacer aquellos trabajos que los españoles o no quieren hacer o, como en el caso de Melilla, que no están formados para hacerlo.

A estas alturas sabemos que a partir del 31 de este mes de mayo podrán entrar en Melilla entre 80 y 90 transfronterizos. Nada se ha dicho hasta ahora sobre la posibilidad de que puedan acceder a la ciudad, nadorenses que lo hacían habitualmente hace dos años.

No sabemos cómo de gradual será la entrada escalonada diseñada por el Gobierno. Lo que sí sabemos es que en Melilla nos ha pillado el toro y que, por ejemplo, no hay vacunas suficientes para inmunizar a todos los que ahora lo necesitan para poder salir a Marruecos con el pasaporte covid. Estamos perdiendo una oportunidad de oro para vacunarlos a todos y frenar los contagios en la ciudad.

También tenemos colapsada la cita previa para sacarse el pasaporte y no hemos terminado las obras del paso fronterizo de Beni Enzar. Creo que es hora de que nos preguntemos a qué se han dedicado nuestros políticos en los dos últimos años. Aquí se han dormido en la luna de Valencia. En Ceuta hay otros ritmos y la cosa avanza mejor que en nuestra ciudad.

La frontera ha abierto oficialmente, pero sigue cerrada para mucha gente de Melilla, que está deseando cruzar a Marruecos, pero que o no cumple los requisitos para salir y regresar o está esperando que acaben las colas de la tarjeta verde para dar el paso.

Por eso la vuelta está siendo tranquila; por eso no hay aglomeraciones exceptuando en horas punta y por eso tenemos una frontera regulada y ordenada. La hemos ordenado a fuerza de trabajo a medio hacer y limitaciones.

Es responsabilidad del Gobierno habilitar los medios necesarios para que los ciudadanos puedan sacarse el pasaporte en Melilla, de la misma manera que los malagueños se lo sacan en Málaga o los murcianos, en Murcia. Aquí no valen atajos. Albares y Sánchez sabían desde que cenaron con el rey Mohamed VI que se iba a pedir pasaporte en Beni Enzar. ¿Por qué no se sugirió a la gente que se lo sacara con tiempo?

Guardaron el secreto bajo siete llaves y nos encontramos ahora que en vísperas de las vacaciones de verano, se juntan las colas típicas de estas fechas con las aglomeraciones de quienes tienen que hacerse la documentación para poder salir a Marruecos. Es una auténtica locura.

Y seguimos también desinformados. No sabemos qué va a pasar con el resto de transfronterizos, que llevaban años y años vinculados a empresas de la ciudad. Han caído en el olvido de quienes cumplen órdenes y cuentan a las personas como si fueran números.

Los sindicatos prometen que darán guerra y llevarán a los juzgados a quienes pretenden que esos trabajadores pierdan todos sus derechos de golpe y porrazo.

Melilla los necesita y ellos necesitan a Melilla. Deberíamos aprovechar esta nueva etapa para abrir también una nueva etapa para esos trabajadores. Toda la vida cotizando en España para verse ahora en la calle y sin poder disfrutar de sus derechos. No se los regala nadie. Se lo han currado.

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