Ayer se registraron dos gravísimos accidentes en las calles de la ciudad. Por un lado, una furgoneta que, según el testimonio del conductor tuvo un fallo en los frenos, embistió de frente a una motocicleta al incorporarse a una rotonda matando a su ocupante. Una hora antes, en otro lamentable accidente, un camión arrolló a una mujer de avanzada edad cuando esta cruzaba por un paso de cebra en la calle General Villalba. Ninguno de los conductores dio positivo en los controles de alcohol y drogas.
Se trata de la segunda víctima mortal que registran las carreteras melillenses en lo que va de año, un mal dato que las autoridades deben valorar para extraer las conclusiones oportunas que ayuden a mejorar la seguridad vial en la ciudad.
A pesar de que los accidentes de tráfico se han reducido en un 40 por cierto durante los último tres años, el ciudadano de a pie sigue percibiendo cierta peligrosidad relacionada con el tráfico en Melilla. Muchos vehículos circulan a una velocidad inadecuada para la vía por la que transitan y las incorporaciones a ciertas rotondas de la ciudad se realizan sin reducir la marcha. La ciudad no debería ser un ‘scalextric.
Es importante implementar campañas para la concienciación de una conducción responsable y mejorar las ayudas para favorecer la renovación del parque automovilístico.
La vida humana se quiebra con facilidad y es demasiado valiosa como para ponerla en juego por el simple hecho de cruzar una calle.