Irene Ash nació en Thurso, un pueblecito muy al norte de Escocia que fue en su momento un centro de intercambio comercial vikingo. Es profesora en el British Centre. Su edad es un secreto. “Si te la dijera, tendría que matarte”, comenta entre risas. Y es que, a pesar de las circunstancias de la vida, ella siempre intenta sonreír.
-¿Cómo le va la vida?
-Me va bastante bien. No tengo queja, porque tengo un techo para vivir y comida en la barriga y estoy sana.
-¿Cuándo llegó a Melilla y por qué?
-Uff… Una mañana soleada a finales de junio de 2018. Bajé del barco con mi gato y lo primero que pensé fue que hacía mucho calor. Yo venía del norte, así que fue un poco impactante. ¿Por qué elegí Melilla? Vine para trabajar y me gustan los sitios que son un poco diferentes. Lo miré en internet y vi que Melilla era diferente seguro, así que salté al barco y aquí estoy.
-¿Cómo le va con el castellano?
-Jaja. Es la pregunta del millón de dólares. Podría ir mejor, pero, al menos, lo intento. Todavía me pierdo cuando en un grupo de gente hablan todos a la vez, ¡pero mi spanglish es muy bueno!
-¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta de su trabajo?
-Hay muchas cosas que podría decir, pero creo que es especial cuando tus antiguos estudiantes te recuerdan y ser capaz de dejar huella en algunos. Si he dejado huella y ayudado, al menos, a una persona a lograr sus metas, para mí, eso ya es especial. En el otro lado, no hay demasiado que no me guste, así que diré que trabajar tarde. Cuando llegas a casa después de las diez de la noche, prácticamente sólo tienes tiempo de cenar y a dormir.
-¿Puede contar alguna anécdota que le haya sucedido en el British Centre?
-Siempre me acuerdo de una. Era mi primer año aquí y había un niño pequeño que se enfadaba mucho si no las cosas no iban como él quería. Por ejemplo, si su equipo no ganaba en un juego. Una Semana Santa estábamos haciendo tarjetas y de repente dijo que odiaba el conejito que había dibujado en la suya. Su cara se puso morada de enfado y te prometo que le salía humo de las orejas, así que tuve que intervenir. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que tenía pensado un dibujo muy bonito, pero que no le daba tiempo ya de hacer una tarjeta nueva. Corté el conejito, pegué el resto en otra tarjeta y dibujé un nuevo conejito que no estaba tan mal. ¡Afortunadamente le gustó y todos pudimos seguir viviendo un día más! Me guardé aquel conejito… ¡y aún hoy lo tengo!
-¿Cómo ve el futuro de Melilla?
-Melilla, como cualquier sitio, tiene cosas buenas y malas, pero ha cambiado mucho desde que llegué aquí. Me acuerdo de que no me podía sentar en una terraza sin que viniera alguien pidiendo dinero o tratando de vender algo. No sé muy bien lo que le deparará el futuro a Melilla, pero tiene mucho potencial para el turismo si se maneja adecuadamente. Con suerte, en el futuro, tendremos más locales con música en directo. ¡Melilla tiene un montón de talento que hay que promover!
-¿Cuáles son sus próximos retos?
-Mi próximo reto es lograr que mis alumnos superen los exámenes oficiales del Trinity College.
-¿Qué es lo más curioso, o lo más extraño, que le ha pasado en su vida?
-¡Muchas cosas! Pero que un asesino en serie te invite a un té estaría la primera. Es una larga historia, así que lo dejamos ahí. También tuve una buena conversación con quien hoy es Rey de Inglaterra (Carlos III). Me contó un chiste sobre fumadores que me dijo que se lo había contado la Reina (Isabel II) cuando era un niño.
-¿Cuál es su expresión melillense favorita?
-Ufff. No te podría decir, porque no tengo ni idea de dónde vienen las expresiones, pero me gustan un ‘uffff’ o dos.
-¿Y su lugar favorito de Melilla?
-Cualquiera donde pueda escuchar el sonido del agua en una fuente y los pájaros cantar.
-Explique su filosofía de vida.
-No te agobies por los pequeños problemas. La vida es una lección y las cosas suceden para que aprendamos de ellas y crezcamos más fuertes. Creo que, cuando algo malo pasa, algo bueno vendrá después.
-Diga un lugar al que le gustaría viajar.
-Alaska, por su belleza.
-¿Viajaría al futuro?
-¡Absolutamente no! Prefiero no saber qué va a pasar, especialmente ahora que hay un poco de incertidumbre e inquietud en el mundo.
-¿Qué época histórica le habría gustado vivir?
-Volvería a mis raíces, a los tiempos de los vikingos. Me veo corriendo con pinturas de guerra y una gran hacha. Me encanta la vestimenta también. La vida sería dura… ¡pero tendría una hacha forjada a mano!
-¿Usa mucho las redes sociales?
-Algunas veces, claro. Es difícil evitar su uso, ya que ahora son parte de nuestras vidas.
-¿Cuál es su color favorito?
-Soy una gran aficionada del Liverpool, así que tengo que decir el rojo.
-¿Qué música suele escuchar? ¿Algún cantante o grupo en particular?
-Depende del humor que tenga en cada momento. Si estoy limpiando, pongo ‘rock’ y bailo con la fregona. Me gusta el ‘blues’ y mi grupo favorito son los Pet Shop Boys. Los vi en un concierto en Pamplona y fue increíble.
-¿Cuál es su comida favorita?
-Me encanta la comida india, pero lamentablemente no hay en Melilla. ¡Es un empacho para los sentidos!
-¿Y la bebida?
-Mi primera taza de café por la mañana y una buena taza de té cuando llego a casa de trabajar.
-¿Cuál es su época del año favorita?
-La parte entre primavera y verano. Es como si todo reviviera y la gente parece más feliz.
-¿A qué dedica el tiempo libre?
-¡Tiempo libre! Jaja. Asusto a mis gatos con mis intentos de tocar el saxofón. Me encanta pintar y pasar tiempo con mis amigos. También voy a clases de fitboxing en Brooklyn Fitboxing Melilla cuando puedo.
-¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
-Siempre llevo vaqueros y tantas capas como pueda en invierno y vestidos largos y faldas ‘hippy’ en verano. Me encantaría ser glamurosa, pero tristemente no tengo el estilo.
-¿Tiene miedo a algo?
-A las polillas. Las odio y no puedo verlas en fotos ni el televisión. ¡Entro en pánico cuando veo una!
-Diga el mejor consejo que le han dado.
-No te preocupes, sé feliz. Sólo una persona puede afectar tu humor y esa persona eres tú. Siempre habrá alguien que te menosprecie, pero el problema el suyo, no tuyo. Levántate, sacúdete y sigue adelante.
-¿Y el mejor que ha dado usted?
-Seguramente el mismo, pero soy un poco psicóloga sin serlo… “Siéntate y cuéntame”.
-Para terminar, ¿podría decir cuáles son su mejor y su peor recuerdo en la vida?
-Uff… Tengo muchos malos recuerdos, pero el peor fue perder a gente que significaba mucho para mí. Mi padre murió en un desastre en una plataforma petrolífera. Él era mi héroe y mi vida cambió desde entonces. Perdí a mi hija cuando tenía cuatro años, pero ese recuerdo es agridulce, porque con su corazón salvó a un bebé de siete semanas. El mejor tiene que ser el nacimiento de mis niños, por supuesto. No creo que nada pueda traer más alegría que oír ese primer llanto y mirar a los ojos de la vida que has creado.