El viaje a Málaga iba según lo previsto para Abdelkader. Se trasladó a la capital costasoleña en avión para realizarse unas pruebas médicas, fruto de sus problemas de riñón. Según cuenta, está en lista de espera para un transplante. Por orden médica, fue atendido en el Hospital Carlos de Haya. Después almorzó con total normalidad, y se dirigió al aeropuerto del sur de Andalucía para tomar el vuelo para volver a Melilla.
Fue allí donde empezó un capítulo que terminó con una denuncia ante la Guardia Civil, concretamente, de este melillense hacia una empleada de la compañía aérea Air Nostrum. Abdelkader Hassan Mohamed llegó a la cola de facturación, preguntó a otros viajeros, y le dijeron que la fila correspondía a su vuelo de vuelta a nuestra ciudad.
Sin embargo, inesperadamente para él, este vecino de Melilla se convirtió en una de las alrededor de 500 personas que se quedaron en tierra a causa de las condiciones climatológicas adversas del pasado miércoles 22 de febrero. Después de recibir una tarjeta de embarque “en lista de espera” cuando se acercaba la hora de salida del vuelo, llegó a la puerta D51 del aeródromo malagueño.
Antes de las 22:00 horas
Allí intentó explicar a la azafata de tierra que él debía ser una de las personas que viajaran en el único vuelo que logró aterrizar en Melilla aquella tarde. Argumentaba que tenía que estar en el Hospital Comarcal antes de las 22:00 horas de esa misma noche para someterse a su habitual diálisis, un ritual que lleva a cabo todos los lunes, miércoles y viernes desde hace tres años.
La situación se torció. Según consta en la denuncia, a la que ha tenido acceso El Faro, la empleada de Air Nostrum responde que no hablará con esta persona “hasta que se presenten las fuerzas del orden público”, en este caso, la Guardia Civil. Abdelkader insistió, pero la azafata respondió con las mismas palabras. Los agentes del Instituto Armado llegaron y este melillense decidió denunciar a la compañía y a la trabajadora por no dar respuesta a un problema que él mismo no sabía solucionar.
Nefrólogo de guardia
“¡Dependo de una máquina, no tengo riñones!”, exclama este vecino de nuestra ciudad en conversación con El Faro, en la que agradece la gestión que hizo el nefrólogo de guardia del Hospital Comarcal, que se puso en contacto con otro médico de Málaga para que pudiera someterse a la diálisis antes de las 22:00 horas de esa noche.
Pese a todo, esta situación desembocó en una cascada de reclamaciones, entre ellas al departamento de Consumo de la Junta de Andalucía. Abdelkader guarda receloso toda la documentación concerniente a este caso con la finalidad de que alguien le dé una respuesta de por qué, teniendo que llegar a Melilla por una urgencia médica, no le dejaron subir al avión. “Entiendo que como enfermo, debería haber tenido prioridad en ese vuelo”, concluye.
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