Categorías: Editorial

Tiempo de hablar

Se inicia una nueva etapa en la Asamblea tras los comicios del pasado domingo. El diálogo de sordos que ha sido frecuente en la mayoría de las sesiones de la última ‘legislatura’ deja paso ahora a un periodo de negociación y de búsqueda de acuerdos.

Así lo decidimos los melillenses con nuestros votos el pasado domingo. La pérdida de la mayoría absoluta obliga al PP a alcanzar una mínima alianza, aunque sea de manera puntual y variable. Asuntos tan importantes como la aprobación de los Presupuestos, una cita que en los últimos años no pasaba de ser un mero trámite, se convierten ahora en fechas señaladas en rojo en el calendario del Gobierno.
Todas las cuestiones de relevancia y aquellas otras a las que un grupo o diputado quiera darle la trascendencia política que considere oportuna, necesitarán de unos encuentros previos para buscar los pactos necesarios. El resultado más palpable del 24-M será que revitalizará la Asamblea, especialmente si ningún representante de la oposición firma un pacto de Gobierno con el Partido Popular para el conjunto de la ‘legislatura’.
Ésa es una de las consecuencias de las últimas elecciones. Otra será la llegada de caras nuevas a la Asamblea, sobre todo entre los grupos de la oposición. El PSOE, obligado por las directrices de la dirección nacional, se presentó a los comicios con rostros frescos. PPL, obligado por el castigo recibido en las urnas, se presentará con una nueva cara en la Asamblea. La dimisión de Julio Liarte, cabeza de lista, da paso a Paz Velázquez, que se estrena como diputada y que ofrece una imagen muy distinta, al menos en lo que se refiere al carácter de su antecesor. Veremos si el nuevo rostro de PPL continúa la línea dura de denuncia del hasta ahora portavoz del grupo o si el cambio de imagen va más allá.
Otro soplo de aire fresco llega de la mano de Eduardo de Castro, que encarna la marca Ciudadanos en Melilla. Hace su entrada en la política por la puerta grande. En tres meses ha pasado de ser un desconocido a tener en su mano la opción de dar estabilidad al nuevo Gobierno de Imbroda. Esa posibilidad será real si antes los populares superan el escollo del pacto anticorrupción, el ‘sine qua no’ que obliga a firmar y cumplir el partido de Albert Rivera a todo aquel que aspira a alcanzar un acuerdo con la formación naranja.
Con más de mil nuevos votos y otro diputado que se suma al Grupo de CpM, Mustafa Aberchán se las ve venir muy felices tras ganar peso político. Los cepemistas están dispuestos a hablar con los populares después de todo lo que se han dicho los candidatos de ambos partidos durante la campaña electoral. Para empezar a dialogar sólo falta que Imbroda también quiera oír lo que le tiene que decir el líder cepemista. Los 12 diputados no son bastantes para que el presidente del PP pueda eludir la obligación de sentarse a negociar, pero son suficientes poder empezar a hablar en el orden que desee con los partidos de la oposición e incluso, si encuentra afinidad a las primeras de cambio, darse el gusto de dejar algún partido fuera de la negociación.

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