El cantante Antonio Orozco presenta mañana en el Auditorio Carvajal su disco ‘Entre dos orillas’ l Asegura que el mundo es “injusto”, pero afirma que puede ser mejor con solidaridad.
Es la segunda vez que visita la ciudad y asegura que “adora Melilla” y que va a estar “de lujo” en esta tierra. Antonio Orozco ofrece mañana su segundo concierto para los melillenses en el Auditorio Carvajal a las 22:00 horas. El cantante afirma a El Faro que “es un flipe” dar un directo teniendo en cuenta la situación económica actual que en nada favorece a los músicos. Además, agradece a los melillenses esta acogida, pues sabe que el público llenará el Auditorio.
–’Entre dos orillas’ es el título de su último trabajo discográfico y quizás esta expresión define la vida de muchos ciudadanos de Melilla que viven entre esta tierra y la península.
–Creo que al final las orillas las pone uno donde quiera. Es verdad que la geografía nos limita a todos un poco, pero en general la emoción y las cosas importantes pasan en el interior de cada uno y los límites se deciden a nivel personal. ‘Entre dos orillas’ es un disco escrito entre una orilla y otra del Atlántico y está producido entre las dos. Este disco me deja en medio. Como metáfora nos deja en mitad de un mar de músicas donde nunca nada es lo que parece. En realidad este disco no tiene semejanza con otro anterior y está funcionando muy bien. Estoy muy contento con el resultado. Lo más importante es la reacción del público porque les gusta. También hay que tener en cuenta que llegar a Melilla con las condiciones actuales es un sueño para cualquiera. En los tiempos que corren, con la crisis económica, que te sucedan estas cosas tan bonitas es para celebrarlo.
–La crisis está afectando al mundo cultural. Se venden menos discos y se organizan menos conciertos, pero parece que a usted no le afecta.
–Claro que sí me afecta. Lo que ocurre es que mientras unos ponen límites otros aprenden a saltar la valla. Pero que nadie me malinterprete, lo que quiero decir es que buscamos soluciones a la crisis. Gracias a Dios seguimos trabajando en el mundo de la cultura. Pero insisto que nadie me malinterprete porque sé que el tema de la valla en Melilla puede tener otro significado. Ni mucho menos estoy animando a que salten la frontera. Estoy hablando de música, no del concepto literal de valla.
–En referencia a una de las canciones de su último disco, ¿qué le hace temblar?
–Tiemblo cuando el piececito de mi hijo me toca la pierna mientras estamos durmiendo. Es una sensación incomparable. Cuando me despierto por la mañana y veo que tengo oportunidades para seguir haciendo lo que más me gusta, también eso me hace temblar. Y cada vez que me subo al escenario, a pesar de los miles de conciertos y eventos que he hecho también tiemblo. Dicen los expertos en el tema que si te pasa eso es porque la emoción del directo está dentro de ti. Esa sensación es indescriptible, la verdad.
–Afirma, en una de sus últimas canciones, que es más fácil decir te quiero que imaginarlo.
–Mire, la mayoría de los humanos pensamos en todo lo que es importante, pero no siempre lo decimos. Hay muchas cosas que si en lugar de sólo pensarlas las dijésemos o las hiciésemos, sencillamente nos harían la vida más fácil.
–En ‘Voces’, anima a la gente a luchar por la justicia. Es muy reivindicativa.
–Lo que pasa es que vivimos en un mundo injusto absolutamente y estamos todos embutidos en los mismos clichés. La injusticia está a la orden del día, como la corrupción y todas esas situaciones negativas que vivimos en el país. Creo que todo el mundo debe ser responsable de sus actos en primer lugar, y luego luchar por su libertad y sus derechos. Si es posible hacer esto juntos, mejor. Está en nuestras manos y no podemos depender de ningún político. Juntos podemos hacer posible día a día un mundo mejor. Todo parte de la solidaridad y de las ganas de creer que podemos. A veces pensamos que algo es imposible y eso está lejos de la realidad. La verdad es que todo es posible sobre todo si lo hacemos juntos.
–Cambiando tema, en ‘La Voz’, ha tenido que juzgar a personas que tienen el sueño de llegar al lugar en el que está usted. ¿Fue duro ejercer de juez?
–Hay que contextualizar ‘La Voz’ porque no se puede entender como la solución para la vida de una persona. Es un concurso y así es como se ha hecho. Algunos van a divertirse y otros sufren más. En los casos que nos hemos encontrado que hay verdaderos artistas, adormilados o presentes, ‘La Voz’ debe ser una anécdota en su camino. No puede ser otra cosa. Realmente lo más difícil de este concurso es ser justo. ¿Dónde está la justicia artística? Es complicado porque no se van a entender los conceptos musicales de la misma manera. Los gustos personales también hacen acto de presencia. Pero la gracia de ‘La Voz’ también está ahí. Cuando uno es honesto, es justo. La justicia en este caso no se puede interpretar de la misma manera.
–’Entre dos orillas’ fue número uno en la lista de ventas. ¿Qué significa un disco de Platino?
–A los premios hay que darles la importancia que tiene cuando la tiene. Le juro que en mi casa no hay ni un solo premio. En casa de mi madre están todos, pero en la mía ni uno. Siempre he pesando que vivir de los premios es vivir del pasado. Lo importante es saber lo que estamos haciendo hoy.
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