Se estima que en los próximos años entre el 60 y el 70% de los niños sean miopes y que para 2050 más de la mitad de la población mundial también lo sea.
La miopía, también conocida como vista corta, es un error refractivo común del ojo que causa visión borrosa de objetos lejanos, mientras que los objetos cercanos se ven claros.
Son datos extraídos de un estudio llevado a cabo en 2022 por la Universidad de Navarra junto a Multiópticas, que define a esta generación como "la generación borrosa".
Este grupo generacional se caracteriza por ser nativos digitales, son expertos en el manejo de las nuevas tecnologías y pasan largas horas frente a las pantallas, lo que provoca que las relaciones interpersonales se vean cada vez más reducidas a pesar de estar hiperconectados.
Las cifras son aún más alarmantes si analizamos que de todos estos niños, el 10% podría superar las 6 dioptrías. La miopía infantil se cataloga ya como la pandemia del siglo XXI. Entre los factores que podrían determinar esta condición en este sector de la población se encuentra la falta de actividades al aire libre con luz solar, la carencia de actividad física y sobre todo la sobreexposición a las pantallas, especialmente a corta distancia.
Para saber más acerca de esta afección y cómo podemos evitar que la "generación borrosa" sea una realidad dentro de un años, El Faro ha consultado a la oftalmóloga Teresa Sagrario, que ha ofrecido una perspectiva clara sobre este tema.
La doctora resalta que el uso excesivo de las pantallas tiene un potencial impacto en la salud visual de los pequeños pudiendo provocar fatiga visual, dolor de cabeza, sensibilidad a la luz, problemas de acomodación, sequedad ocular e incluso un posible aumento de la graduación y gafas.
Pero no solo la miopía es un daño colateral de la tecnología a temprana edad sino que la luz azul que desprenden estos aparatos pueden interferir en su ciclo del sueño al inhibir la producción de melatonina y provocar problemas para conciliar el sueño.
A pesar de estos efectos, la experta cree que aún estamos a tiempo de evitarlo. Recomienda que desde pequeños acudan a revisiones oftalmológicas, ademas de que siguen unas medidas de higiene visual como son la distancia de lectura, los descansos para la visión mientras se utilizan pantallas, una correcta iluminación y postura y, en el caso de necesitarla, corrección óptica.
"La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda evitar todo tipo de pantallas en menores de 2 años y limitar el consumo de los distintos aparatos electrónicos entre los 2 y los 4 años con un máximo de uso de 1 hora al día", recuerda Sagrario.
Por esta razón, recomienda que la primera revisión obligatoria se haga en el momento de la escolarización. Es decir, a los 3 años. Antes de esa edad, remarca, se debe visitar la consulta de un oftalmólogo si los niños o los padres notan problemas como desviación de los ojos (estrabismo), comportamientos “extraños” (acercarse mucho a las cosas…), pupilas de color blanco o manchas en los ojos diferentes, entre otras.
Cabe resaltar, que la doctora ha enfatizado que la incidencia en Melilla de los problemas visuales es "bastante alta", teniendo por encima de la media nacional algunas patologías como el glaucoma, la degeneración macular o la retinopatía diabética.
El glaucoma es una enfermedad ocular que daña el nervio óptico y cuyo principal factor de riesgo es la alta presión ocular. Entre los síntomas se encuentran la pérdida de visión periférica, la dificultad para ver de noche, dolor de ojos y de cabeza o náuseas.
En cuanto a la degeneración macular, se trata de una enfermedad que daña la mácula, que es la parte central de la retina responsable de la visión central. Sus síntomas abarcan la visión borrosa o distorsionada en el centro de la visión, la dificultad para ver en condiciones de poca luz, manchas oscuras en la visión o dificultad para reconocer rostros. Es la principal causa de pérdida de visión en adultos mayores.
Por último la retinopatía diabética es una complicación de la diabetes que daña los vasos sanguíneos de la retina. Incluye síntomas como manchas oscuras o flotantes en la visión, visión borrosa, dificultad para ver de noche o pérdida repentina de la visión.
En este sentido, advierte que desde su experiencia ha notado un aumento "bastante importante" en la ciudad de personas que padecen determinados problemas de visión como puede ser la patología macular en edad avanzada o en la frecuencia de miopía en niños cada vez a edades más tempranas.
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