La madrugada del 25 de enero de 2016 fue una noche en la que los melillenses no pudieron conciliar el sueño. Un seísmo de 6,3 grados en la escala Richter agitó Melilla provocando numerosos daños materiales. Ante este inesperado suceso, las autoridades crearon un gabinete de crisis, cuya primera decisión fue suspender las clases en todos los centros educativos.
El terremoto causó 26 heridos leves por traumatismos y cortes. Puesto que el seísmo se produjo a las 5:22 horas, las calles se encontraban vacías, por lo que fue una suerte que nadie sufriera ningún daño a causa de las caídas de fragmentos de las infraestructuras de varios edificios. La zona centro fue la más dañada debido a la antigüedad de los inmuebles y el coste total de los daños materiales fue de 12 millones de euros.
Las autoridades de Madrid enviaron al subsecretario de Interior y al director general de Protección Civil para evaluar los destrozos.
Por otra parte, muchos de los ciudadanos salieron corriendo de sus casas para trasladarse a una zona descampada para evitar accidentes. Los Pinares de Rostrogordo fue el sitio donde se trasladaron cientos de vehículos, incluso algunos durmieron en tiendas de campaña hasta asegurarse de que no había peligro.
Actualmente aún hay edificios como la Iglesia del Sagrado Corazón o la Castrense que están en proceso de reparación.