"El tatuaje es mucho más que una moda", cuenta Francisco Zabala, conocido como Pancho, mientras tatúa el muslo de Patricia.
Cuando esta joven entró al estudio de este virtuoso de la aguja y tinta su piel era completamente virgen. "Es mi primer tatuaje", cuenta. Conforme avanza la conversación, un mándala va cogiendo forma sobre su muslo izaquierdo. Ha elegido a Pancho para que le decore la piel porque lo considera el "mejor tatuador de la ciudad". Y es que como la firma de los grandes pintores o los escultores, la de los tatuadores se cotiza al alza.
Pancho, que lleva 18 años dedicándose al oficio, habla, precisamente, del tatuaje como arte porque "es capaz de plasmar emociones de forma única". "Esto no es una moda, esto va más allá, es un estilo de vida", afirma. "La gente que lleva todo el cuerpo tatuado está transmitiendo un mensaje, puedes ver cómo es a través de sus tatuajes", cuenta. "Aunque sus dibujos sean feos o estén desgastados siempre los van a ver bonitos porque le van a recordar un determinadas momento que no quieren olvidar" explica.
Elección del dibujo
A la hora de elegir el dibujo, Pancho asegura que prefiere diseñarlo, ya que así garantiza al cliente que tendrá un tatuaje "único". "A nadie le gustaría ver su tatuaje sobre la piel de otro", señala. "Una vez terminado el diseño, no se trata meramente de trasladar el dibujo ideado, sino de aportar un estilo e identidad que logren que este quede satisfecho con una obra que permanecerá toda la vida grabada en su piel.
Después de que el cliente acepte el diseño, sólo tendrá que tumbarse sobre la camilla, dejar los nervios en casa y dejar trabajar las manos de Pancho. El Faro contempla en vivo el proceso. Primero traduce la idea de Patricia (un mándala) en una ilustración acorde a sus señas de identidad. Elige el grosor adecuado de la aguja y empieza a tatuar. "Hay muchas agujas diferentes. Al tatuar ocurre igual que en la pintura, que necesitas pinceles de varios tipos para determinados trazos", dice.
El tatuaje como obstáculo
Pancho lamenta que en ciertos ámbitos el tatuaje siga siendo un tabú. Sobre todo cree que es un atraso echar a una persona atrás en un puesto de trabajo. "Aquí ha llegado un chico que ha tenido la mejor nota de Melilla para obtener una plaza como Policía y el médico le echó para atrás por llevar un tatuaje", cuenta. "Que una persona no pueda trabajar para El Estado por llevar un tatuaje a la vista es totalmente absurdo. "No podemos discriminar a la gente por tener un color de piel u otro, por ser hombre o mujer y tampoco porque lleve un tatuaje o no", manifiesta. Cree que con el paso de los años, se sigue sin aceptar esta manifestación artística porque "estamos gobernados por viejos".
Transformar esta cerrada mentalidad es, en parte, la razón de ser de su proyecto. Su cuerpo completamente tatuado es el vestigio de un sueño de libertad y la muestra del arte móvil. Por si alguien todavía cree que los buenos tatuadores no son los verdaderos artistas del siglo XXI, debería escanear este QR.
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