La mitad de la plantilla del Cuerpo Nacional trabaja de forma directa con la inmigración.
La Unión Federal de Policía de Melilla (UFP) exigió ayer a las autoridades políticas y sanitarias de la ciudad que “extremen las precauciones” para evitar que los agentes que trabajan directamente con inmigrantes se contagien de enfermedades comunes en la mayoría de países del tercer mundo provocadas por parásitos o bacterias.
Según la información que maneja de primera mano el sindicato, hace unos tres meses murió en la ciudad una subsahariana de paludismo y actualmente, como publicó ayer El Faro, hay un inmigrante en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Comarcal con una “meningitis virulenta”.
Además, el sindicato tiene noticias de que hay “varios inmigrantes” en el Centro de Estancia Temporal contagiados de Hepatitis B, una enfermedad que se transmite por vía sexual o sanguínea.
La preocupación de UFP responde al hecho de que más de la mitad de la plantilla de la ciudad tiene contacto directo con los inmigrantes, bien sea en el control de documentación de la frontera o identificándolos en el CETI.
Por eso el sindicato pide que las autoridades sanitarias pongan en “cuarentena” a cada uno de los subsaharianos y que se les efectúe un chequeo médico que garantice que no son portadores de ninguna enfermedad y mucho menos si son contagiosas.
Esta medida evitaría también que a los 210 agentes que en la actualidad están en contacto directo con los inmigrantes se les pueda pegar alguna enfermedad.
Un CETI sobresaturado
Las alarmas de la Unión Federal de Policía se dispararon a raíz de que el pasado martes saltaran la valla 500 inmigrantes subsaharianos y el Ejército y Cruz Roja tuviera que montar 27 tiendas dentro y fuera de las instalaciones del Centro de Estancia Temporal, que aloja a 1.900 inmigrantes, una cifra récord que ni siquiera alcanzó durante la crisis de las vallas de 2005.
Esta situación es la que ha llevado a UFP a pedir que “se le dé un tratamiento especial a la ciudad en materia de inmigración, dotándola de más efectivos policiales y más medios sanitarios”.
En este punto, el sindicato aprovechó para recriminar el rosario de promesas incumplidas “de los dirigentes políticos” que han pasado en los últimos tiempos por la ciudad. “Se hicieron eco de nuestras reivindicaciones prometiéndonos que las tendrían en cuenta”, señala la UFP.
Parece “un manicomio”
Según explican, “ahora es el momento de que se cumplan esas promesas”. Se refiere a la falta de sitio en la Jefatura Superior, de manera que los policías nacionales de la ciudad tengan más espacio para atender “la avalancha que se nos viene encima”.
Disponer de instalaciones más amplias, insiste el sindicato, es algo que no sólo beneficia a los agentes de la Policía Nacional sino también “a la ciudadanía en general ya que en la actualidad la Jefatura parece más un manicomio que una Comisaría”.
Según explicó el secretario de Organización de la UFP en Melilla, José Guerrero Cámara, la Jefatura está saturada con el proceso de identificación de inmigrantes subsaharianos y sirios y cuando algún melillense se acerca a poner una denuncia, tiene que permanecer de pie porque no hay sitio donde sentarse dentro de la Comisaría.
“Se hace imprescindible habilitar uno de los edificios que la Ciudad Autónoma tiene para poder atender a los inmigrantes, mientras estamos a la espera de la ampliación que se iba a hacer de la Jefatura actual”. Así, aclara UFP, se separarían las labores de identificación de inmigrantes de la atención al ciudadano. Esto último, añade, “se hace insoportable” en las condiciones actuales.
UFP entiende que la presión migratoria que sufre Melilla es coyuntural, pero el hecho de que venga perdurando en el tiempo ha hecho que los policías y sus familias se preocupen ante una posible infección. “Entendemos que existe un riesgo para toda la población”.
Alarma ante enfermedades contagiosas
Como publicó El Faro, un inmigrante subsahariano continúa ingresado en la UCI del Comarcal, donde está siendo atendido de “una meningitis virulenta”.
Enfermeros del hospital aseguran a este periódico que no les consta que haya estado ingresada en planta una subsahariana que según UFP, falleció hace unos tres meses de paludismo.
Pudo suceder, según esta fuente, que la mujer muriera antes de ser ingresada. El Faro se puso ayer en contacto con el director territorial del Ingesa para saber si tenemos que preocuparnos de un posible brote de enfermedades tropicales y Francisco Robles no contestó.
En cuanto al brote de Hepatitis B, enfermeros del Comarcal aseguran que no tienen por qué estar ingresados ya que el tratamiento recomendado es dieta baja en grasas y reposo, algo que pueden hacer en el CETI.
Respecto a un posible contagio, aclaran que sólo puede producirse por contacto sexual o por contaminación sanguínea.
Desde UFP exigen controles exhaustivos a los inmigrantes que llegan a Melilla después de pasar meses en condiciones insalubres en el monte Gurugú.
Actualmente unas 150 personas están recibiendo tratamiento preventivo con antibióticos en el CETI para evitar que se contagien de meningitis ya que estuvieron en contacto con el subsahariano que está en la UCI.
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