Los directivos de la COA han decidido suspender sine die la línea que une el centro de la ciudad (Torres Quevedo) con Cabrerizas después de que uno de sus autobuses fuese apedreado este pasado lunes cuando circulaba por la zona alta de la barriada. Según ha explicado el asesor de la cooperativa, Lino Ferrer, los hechos ocurrieron sobre las seis y media de la tarde y provocaron la rotura de uno de sus cristales laterales cuando todavía había pasajeros dentro del autobús.
Para Ferrer, lo importante no es ya siquiera el coste de la luna rota, que está algo por debajo de los 3.000 euros, sino el hecho de que la COA tenga que dejar parado uno de sus vehículos por un tiempo que ahora mismo no puede calcularse porque depende incluso del momento en que ese repuesto llegue a la ciudad.
Lo penoso, bajo su punto de vista, es que haya ahora personas que no tengan servicio de transporte público por culpa “de unos inadaptados”. “Lo triste es que haya personas que no puedan usar la COA porque se quedan sin línea”.
Aunque no pudo precisar el número de pasajeros que en el momento del apedreamiento había dentro del autobús, sí comentó el peligro de que alguno de ellos hubiese resultado herido. Es decir, el problema podría haber sido mucho mayor. “Eso es lo que nosotros vemos, la seguridad de los pasajeros y de nuestro conductor”, comentó.
El apedreamiento de un autobús no es un caso aislado. Muy al contrario, ha ocurrido ya muchas veces en Melilla y de nada han servido por ahora las denuncias presentadas ante la Policía, como este lunes volvió a hacerse por parte de los directivos de la cooperativa.
Lino Ferrer reconoce que dar una solución a este problema “es difícil”. En su opinión, solo hay que felicitarse por el hecho de que no haya habido incidentes graves que, no obstante, podrían darse en el caso de que la piedra impacte en el conductor, en un pasajero, que se pinche una rueda… “Entonces estaríamos hablando de otra cosa”, advirtió.
La COA no quiere echar culpas ni a las autoridades ni a la policía porque entiende Lino Ferrer que se trata de una cuestión de educación. En definitiva, cree que son los propios vecinos afectados por el corte de la línea los que deben hablar y no permitir estas situaciones porque, en definitiva, son ellos los que salen perdiendo.
“Hay gente mayor, personas con necesidades que deben tener transporte público y nosotros no podemos estar continuamente siendo los perjudicados de todo esto”.
Por ahora no hay intención alguna de retomar la línea 5. Para ello deberá pasar “un tiempo prudencial”. “Queremos hablar con todas las partes: autoridades y vecinos”, manifestó Ferrer para añadir que no echan culpas al barrio ni a un grupo de personas. “Son cosas de algún desarmado, de algún inadaptado. Deben ser los propios vecinos los que digan quién ha sido o los que conciencien a la gente para que esto no se produzca”, subrayó.
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