Veamos. El fenómeno responde a las siguientes claves: Hasta no hace mucho, los gitanos melilleses vendían ropa en el Mercadillo o el aledaños del Polígono –lo siguen haciendo, más de una señorona se compra las bragas de encaje en El Real– y poco más, casa por casa de San Francisco. Pero los gitanos de esta tierra son capaces de hacer mucho más. Por ejemplo, crear empresas de distribución de productos textiles con una relación calidad/precio absolutamente inalcanzable y, siempre, con una sonrisa en su faz, la sonrisa sempiterna que les ha hecho sobrevevir como raza perseguida a lo largo de los siglos, sobre todo por ese gran hijo de gran puta que se llamó Adolfo Hitler. Gipsy Line, todo un invento en la confección industrial.
Claro, la diferencia de antes a hoy, afortunadamente, es que los gitanos melillenses venden en el centro y no sólo en los extrarradios sino en establecimientosde tronío. Están, como el resto de la cotidianeidad, muy cerca de los conciudadanos y es conveniente visitarles y darles un abrazo porque ha nacido una tendencia en Melilla: ‘Gipsy line’, o la forma de concebir un estilo de atuendos feliz, integrador, divertidísimo e intercultural. A lo mejor exagero –no lo descarto– pero lo que han creado los comerciantes gitanos del centro es como la famosa plaza, esa de las Culturas. En las propuestas de, sólo tres casos, Nani, Manolo-Cristina y Antonio hay árabe, gitano, occidente, atrevido, multicolor... o sea, es una fabulosa composición de sensaciones frescas para todos. Es una armonía de estilos que place a cualquiera.
Cristina abre la puerta de Giovanna. Precioso el establecimiento de Manolo situado en la Avenida (que sea de Juan Carlos I o de Alfonso XIII, me da igual, soy republicano), una hermosura donde los trajes y vestidos, los complementos y los detalles festeros lucen con luz propia. No diré nada de precios pero, para resumir, son baratos y rezuman buen gusto y, como dicen los ministros de ZP –¡Qué ingenio!–, ante crisis, imaginación. Bueno, Manolo Carmona y la Cristi Guerrero tienen imaginación, señorío y cariño para sus clientes, que son todos amigos. Por cierto, Manolete, hace meses que no me invitas a un par de ‘chacharros’, so mierda.
Nani, la guapa, tiene un establecimiento situado en la calle de Sidi Abdelkader. Hay de todo, a pesar de sus limitaciones de espacio. Ocupa las estancias del antiguo despacho situado al lado de de Viuda de Gallego, café, oiga. Innova cada dos por tres y también presume de las protagonistas de ‘Gipsy line’, o sea, diseños atrayentes, buen precio y mejor ambiente. He visto un traje cortito digno de la mismísima Jenifer López.
“Se trata de que las señoras celebren la Nochevieja sin tener que empeñar el oro y de hacer amigos que, sabemos de sobra, volverán a este rinconcito de la avenida de Castelar”, rinconcito que ofrece en la puerta de la tienda una minifalda que quita el sentío, y eso que la modelo es de plástico. Lo dice el bueno de Antonio, relacionado directamente con la saga de los Carmona, que posa sonriente tras la barra de su especialísima tienda de modas baratas, tipo ‘Gipsy line’, establecmiento en el que hay ropa de abrigo, ropa de presumir, ropa barata. Es que ‘Gipsy line’ se podría llamar perfectamente ‘Gipsy heart’. Consulten el discinario inglés-español.
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