Con la Fase Retorno de la Operación Paso del Estrecho (OPE) se ha detectado un importante aumento de la cifra de menores extranjeros no acompañados que acceden a territorio español utilizando una documentación que no es suya, según afirmaron en la jornada de ayer fuentes de la Unión Federal de Policía (UFP) a El Faro. El elevado flujo de vehículos que cruzan cada día la frontera de Beni Enzar desde Marruecos hacia Melilla es utilizado por muchos ciudadanos del país vecino para introducir en la ciudad autónoma a menores de 18 años con pasaportes que no son suyos.
Las fuentes de la UFP explicaron a este periódico que para los agentes de Policía Nacional que operan en la zona y que se encargan del control de pasaportes, es prácticamente imposible distinguir si los que aparecen en la fotografía de la documentación son los niños que se disponen a pasar la frontera. La situación empeora teniendo en cuenta que hay miles de personas esperando para cruzar en Beni Enzar, y que esto provoca que las identificaciones tengan que hacerse de manera más apresurada, según el sindicato.
Esta práctica no está relacionada con mafias ni redes criminales. Normalmente se trata de favores que hacen los familiares o amigos de marroquíes que van a pasar unos días al país vecino. “Hay muchas personas que no pueden hacerse cargo de sus hijos y prefieren que se los lleven, no a Melilla, sino a otros países de la Unión Europea (UE) para que tengan una vida mejor”, indicaron desde la UFP.
Para colar a los niños en la ciudad autónoma y posteriormente embarcar en algún buque con destino a la península, los adultos muestran en los controles de documentación pasaportes que corresponden a sus propios hijos. Cuando son preguntados por los niños que viajan con ellos, responden que son suyos. “En ocasiones presentan la documentación de críos de cinco años y llevan en el coche a uno de diez. Con el pasaporte en regla, ¿cómo se puede averiguar su auténtica identidad? Hay que tener en cuenta que los rasgos físicos de los menores son menos detallados que los de un adulto”, apuntaron desde el sindicato.
Aunque se detectan algunos casos a lo largo del año, es en verano cuando se producen más entradas irregulares de este tipo en Melilla. La situación de la frontera se repite horas más tarde en las colas para embarcar en los buques rumbo a la península. Pocos son los menores que se quedan en Melilla, ya que muchos de ellos son llevados por viajeros de la OPE, que residen en países como Francia, Bélgica u Holanda, donde llevan a vivir a los pequeños al no poder hacerse cargo de ellos sus auténticos progenitores.
Es más sencillo introducir a un menor extranjero en España que a un adulto utilizando documentación de otra persona. No obstante, si los acompañantes son pillados con las manos en la masa, tienen muchas más posibilidades de que su acto no tenga consecuencias penales en el caso de que el que emplea un pasaporte ajeno sea mayor de 18 años.
En cualquier caso, si la Policía Nacional detecta el engaño, el conductor de vehículo tiene muchas posibilidades de ser acusado de un presunto delito contra los derechos de los extranjeros y de falsedad documental.
Si el que portaba la documentación ajena era un menor, la implicación del adulto es más que clara, máxime si el pasaporte pertenecía a alguno de sus hijos, como suele ocurrir.
En el supuesto de que el que viajaba sea un adulto, el conductor es normalmente absuelto, al no poder demostrarse su conocimiento de que la personas que le acompañaban llevaban un pasaporte de otro.
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