El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, recibió ayer en el despacho de Presidencia y junto al consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, a los bomberos y policías que rescataron hace dos días a una joven que amenazaba con tirarse por el acantilado a 40 metros de altura sobre la playa de las Horcas Coloradas. A la salida de este encuentro, el bombero cabo Juan José Pedreño explicó cómo sucedió todo: “Con sólo una mirada nos lanzamos a por la joven para evitar su caída por el precipicio”. Este melillense aseguró que “fue cuestión de un segundo”.
Según explicó a los medios de comunicación su compañero Antonio Creu, la joven estaba al borde del abismo y únicamente se aguantaba en la roca con las dos manos y el abdomen, por lo que “la situación era muy delicada”. Pedreño detalló que sólo tenían “una oportunidad porque la situación en la que estaba era de extremo peligro, incluso para el equipo de rescate”.
Los hechos
Sobre las 16:15 horas del lunes, Bomberos y Policía Local recibieron una llamada de emergencia en la que se relataba que una joven de 23 años amenazaba con precipitarse de los acantilados situados a las espaldas del helipuerto militar, que da a la playa de Horcas Coloradas.
De acuerdo con el cabo Creu, la intervención les llevó cerca de 45 minutos, en los que la intervención de una amiga de la joven fue crucial para convencerla y evitar que se arrojara. Este bombero agradeció también la actuación de la policía, de agentes de la Guardia Civil y a un cabo del Tercio Gran Capitán de la Legión, así como a sanitarios del 061.
El momento clave para evitar que saltara fue cuando la joven expresó que le dolía la cabeza y el sanitario le dijo que tenía una pastilla para calmar esta dolencia. El cabo Pedreño aprovechó esta circunstancia para decirle a la joven que le acercaría la pastilla. Ella accedió. En cuanto el bombero se aproximó para entregarle la pastilla, tanto él como otros compañeros se abalanzaron sobre ella para evitar su caída y mantenerla en tierra. Creu apuntó que un mal gesto podría haber hecho que tanto la chica como los propios agentes cayeran al vacío.
Según este cabo, la joven decía que no veía sentido a la vida, que se sentía repudiada y que nadie la quería. Creu le insistió en que eso no era así y prueba de ello era la amiga que estaba presente. Esta otra joven mostraba signos de nerviosismo ante la situación.
Posibles causas
De momento se desconocen los motivos que llevaron a esta joven a tomar la decisión de arrojarse al vacío. Sin embargo, tal y como avanzó este diario ayer, la amiga de la joven explicó a los agentes que ésta se encontraba en una situación desesperada después de que en la mañana del lunes hubiera sido expulsada del Albergue San Vicente de Paul. El Faro trató de contactar con el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, al ser el responsable de la gestión del centro, pero no recibió respuesta. Según las fuentes consultadas, al parecer la joven tiene reconocido un grado de invalidez del 40%.
Por otro lado, Pedreño y Creu afirmaron desconocer esta información y explicaron que durante los tres cuartos de hora que hablaron con la joven, ésta no hizo mención a esta situación en ningún momento. Estos bomberos reiteraron que la chica únicamente les dijo que no se sentía querida.
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