Los subsaharianos se dividieron en grupos de 500, 200 y 100 y se aproximaron por Arroyo Beni Enzar, cercano al paso fronterizo. Un centenar de inmigrantes del CETI jaleó a otros 20 encaramados a la valla
La aproximación a la valla de más de un millar de personas el pasado jueves apuntaba a que en cualquier momento se produciría un nuevo asalto al perímetro fronterizo de Melilla. Ayer unos diez inmigrantes subsaharianos consiguieron saltar la doble alambrada tras pasar toda la madrugada intentándolo. Formaban parte de un grupo de unas 800 personas que fue avistado sobre las 4:50 horas por los agentes de la Guardia Civil
A partir de ese momento, el fuerte despliegue policial realizado tanto en el lado marroquí como en el español obligó a la enorme columna de inmigrantes a dividirse en varios subgrupos de 500, 200 y 100 personas. Fue entonces cuando intentaron saltar la valla por varios puntos, principalmente por la zona del arroyo de Beni Enzar, muy cercana al paso fronterizo más importante de la ciudad.
Según explica la Delegación del Gobierno, la Guardia Civil activó el protocolo de cooperación con Marruecos, al tiempo que intensificó el sistema antintrusión con el helicóptero asignado al control fronterizo y con dos Módulos de Intervención Rápida de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) del instituto armado.
Los 80 GRS desplazados a Melilla para contener la presión migratoria contaron con el apoyo de los antidisturbios de la Unidad de Intervención de Policía (UIP), también de refuerzo en la ciudad y de la Policía Local, que intervino para cortar el acceso a la zona de seguridad en torno al sector de la valla amenazado por nuevas avalanchas de inmigrantes.
Según la Delegación del Gobierno, los subsaharianos demostraron una absoluta coordinación y determinación en su decisión de acceder a territorio español.
Sobre las once de la mañana, sólo seis inmigrantes de los que saltaron la valla se habían dirigido al CETI, donde fueron recibidos con cánticos y aplausos. Dos de ellos presentaban contusiones y lesiones leves por las que fueron atendidos en el Hospital Comarcal. No hay constancia de ningún herido entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Los GRS dispersan a 100 inmigrantes del CETI que jaleaban a un grupo encaramado a la valla
Agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, protegidos con escudos y cascos antidisturbios, dispersaron ayer de forma pacífica a un centenar de subsaharianos alojados en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, que acudió a la valla cercana al CETI a jalear a 20 compatriotas suyos que permanecían encaramados a la alambrada. Sólo una de éstas 20 personas consiguió subir a una farola en territorio español y finalmente se quedó en Melilla. El resto desistió y regresó a Marruecos, según la Delegación del Gobierno.
Para dispersar al centenar de inmigrantes del CETI que a las siete de la mañana animaba a sus compatriotas de la valla al grito de “¡Fuerza!”, los agentes montaron una barrera y avanzaron hacia los ellos al tiempo que éstos retrocedían hacia la explanada del centro.
Finalmente, cuando ya no podían seguir jaleando a los que seguían subidos a la valla, los inmigrantes coreaban “¡Policía, por favor!”, con la intención de conseguir que los agentes dejaran entrar en Melilla a sus compañeros de fatiga. Eran las siete de la mañana y el intento de salto no cogió en la cama a los inmigrantes del CETI.
Interior envía otros 20 GRS y un capitán de refuerzo a Melilla
El Ministerio del Interior envió ayer a Melilla, de manera urgente, otro módulo de intervención rápida (MIR) del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, compuesto por veinte agentes y un capitán. Este refuerzo estaba previsto que se sumara en cuestión de horas al despliegue de otros 80 GRS y de 150 antidisturbios de tres grupos de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP) enviados en las últimas semanas para reforzar la seguridad en la frontera ante la extrema presión migratoria que sufre la ciudad desde que empezó el año 2014.
Un subsahariano pasa 5 horas subido a una farola y logra quedarse en España
Un inmigrante de origen subsahariano pasó ayer cerca de cinco horas encaramado en lo alto de una farola situada junto a la valla de Melilla hasta que finalmente bajó voluntariamente.
Según Delegación del Gobierno, el inmigrante descendió por sus propios medios poco antes de las 12:45 horas.
A pie del poste fue atendido por miembros de Cruz Roja porque al descender se cayó de unos tres metros de altura y se hizo daño en una pierna aunque su estado de salud es bueno. No obstante los voluntarios lo trasladaron al Hospital Comarcal para ser atendido de una lesión de la que se desconoce su alcance. El joven subsahariano permaneció a una altura de unos diez metros y se negaba a bajar, a pesar de que la farola en la que pasó cerca de cinco horas está en territorio español.
Agentes de la Guardia Civil le insistieron para que depusiera su actitud, algo a lo que finalmente accedió. Una representante de ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados) ayudó a convencerlo de que bajara de la farola porque ya estaba en España.
Incluso, hasta el lugar en el que se encontraba el inmigrante que se subió a la farola se desplazó un vehículo Uro Vamtac, utilizado por los GEOS para operaciones en altura, y que está siendo usado por la Policía Nacional de Melilla para sus despliegues en el perímetro fronterizo, como refuerzo de los agentes de la Guardia Civil.
La amenaza de una avalancha obliga a cerrar Beni Enzar durante casi 2 horas
Una vez más, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se vieron ayer obligadas a cerrar al tráfico, durante casi dos horas, el puesto fronterizo de Beni Enzar por temor a que los 800 inmigrantes avistados sobre las cinco de la madrugada en las inmediaciones del principal paso intentaran entrar a la carrera en Melilla.
Entre las 7:00 y las 8:45 horas ningún coche pudo entrar o salir de Melilla por Beni Enzar. La verja permaneció cerrada ante el amago de tres grupos de 500, 200 y 100 inmigrantes subsaharianos de dirigirse hacia el puesto fronterizo en avalancha.
Tras el salto frustrado a la valla, un grupo de entre ocho y quince subsaharianos (foto) permaneció encaramado a la doble alambrada cerca de Beni Enzar hasta que desistieron y regresaron a Marruecos.
No es la primera vez que el paso de Beni Enzar se ve amenazado por la extrema presión migratoria. El pasado día 17 las autoridades marroquíes frenaron un intento de aproximación a la frontera de Melilla protagonizado por unos 200 subsaharianos. Los inmigrantes fueron contenidos por Marruecos en la rotonda situada a un kilómetro del principal puesto fronterizo.
Un grupo de alrededor de 200 inmigrantes subsaharianos, entre ellos los que ayer por la mañana trataron de entrar en la ciudad de Melilla, fueron introducidos en dos autobuses en la ciudad de Nador y trasladados a Rabat.
Según el Grupo de acompañamiento y defensa de los emigrantes en Marruecos (GADEM), los autobuses viajaban escoltados por la Gendarmería Rural (policía rural y de carreteras) hasta su destino final: La gran estación de autobuses de la capital, donde estaba previsto que hubieran llegado la pasada madrugada.
Según testigos de la redada, varios de los inmigrantes ‘recogidos’ por la Gendarmería Rural marroquí estaban heridos y no recibieron atención médica antes de embarcar en esos autobuses hacia Rabat.
Las ONG de defensa de los emigrantes denunciaron ayer que ésta es la nueva estrategia de la policía marroquí en sus redadas entre los subsaharianos en las cercanías de Melilla o Ceuta: Trasladarlos a la fuerza hacia Rabat y Casablanca y “depositarlos” en algún lugar, sin dinero ni pertenencias.
El pasado martes, Cáritas Rabat cerró su centro de atención a los emigrantes de la capital marroquí para alertar sobre la saturación de sus instalaciones y denunciar que realizan labores de atención médica que deberían ser responsabilidad de los hospitales marroquíes.
Estas fuentes denunciaron que las autoridades marroquíes del Ministerio del Interior y de Emigración guardan silencio ante todos estos desplazamientos masivos de personas, al tiempo que proclaman el nuevo plan marroquí de regularización de emigrantes ilegales.
Hasta septiembre del año pasado los inmigrantes subsaharianos eran ‘recogidos’ en Nador y trasladados a la fuerza en autobuses hacia la frontera con Argelina, donde eran abandonados a su suerte.
Una vez en Rabat, los inmigrantes suelen hacer el camino de regreso a Melilla a pie. En cuanto llegan a Nador se refugian en las montañas del Gurugú a la espera de una nueva oportunidad para intentar saltar la valla y entrar en Europa.
Una pelea de inmigrantes en las afueras del CETI se salda con un herido leve
Agentes de la Guardia Civil intervinieron ayer a las puertas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla por una pelea entre inmigrantes subsaharianos.
Según fuentes policiales, el incidente se produjo en torno a las 10:00 horas, cuando un grupo de subsaharianos se vio envuelto en una pelea, que terminó con el lanzamiento de piedras.
Hasta el CETI se desplazaron varias patrullas de la Benemérita, que intervinieron para apaciguar los ánimos, aunque la situación quedó rápidamente controlada.
Al menos un inmigrante resultó herido por el impacto de una piedra y tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios que se desplazaron hasta el CETI. Éstos encontraron al subsahariano tendido en el suelo del cauce del río de Oro, aunque consciente y tocándose la cabeza.
Algunos inmigrantes señalaron a los periodistas que, al parecer, la causa de la disputa fue un desencuentro motivado por pertenencias personales de alguno de los inmigrantes.
El CETI se encuentra muy por encima de su capacidad idónea ya que está pensado para 480 personas y aloja a unas 1.800. Esta saturación da origen a conflictos de este tipo.
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