No cabe duda, que el ataque de la República Islámica de Irán sobre el Estado de Israel (13/IV/2024), ha hecho sino incrementar las divagaciones sobre un potencial conflicto en Oriente Medio, pero también, en lo que atañe a la tecnología que poseen los israelitas para interceptar los cientos de proyectiles lanzados por el régimen iraní.
Meses más tarde, aquel suceso se ha contrastado con la madrugada del 17/I/1991, cuando en aquella ocasión Irak dispuso poner en acción sus misiles Scud contra Israel y produjo varios fallecimientos. Por aquel entonces, las sirenas antiaéreas retumbaron en las poblaciones de Tel Aviv y Haifa, puntos neurálgicos que acabaron erigiéndose en los blancos de los misiles de Saddam Hussein (1937-2006).
Lo cierto es que a pesar de los muchos esfuerzos, el Sistema Patriot proporcionado por Estados Unidos, evidenció una eficacia discutible ante las acometidas. No obstante, aquello sería la primera piedra puesta para lo que habría de venir, con una estrecha participación israelí-estadounidense y que sentaría las bases para posteriores avances. Si bien, la réplica iba a ser clarividente: desde el tiempo transcurrido, Israel ha trabajado afanosamente para cristalizar un escudo protector. Adelantándome a lo que fundamentaré, con el acontecer de los años y el tránsito súbito de las amenazas, Israel no sólo ha perfeccionado sus sistemas efectivos, sino que ha desarrollado otras tecnologías. Indudablemente, la contribución de Estados Unidos ha sido esencial, destacando sistemas como el Arrow, la denominada Honda de David, proyectado para truncar misiles de medio y largo alcance.
Precisamente, un Sistema de Defensa que de nuevo se utilizó para contener la ofensiva que desplegaron las fuerzas de Irán sobre la superficie de Israel, en venganza al ataque perpetrado en su embajada en Siria (1/IV/2024).
Pero lo que me lleva a esta disertación, es el Sistema Antimisiles Cúpula de Hierro, otro de los protagonistas de la guerra existente entre Israel y Hamás, que como es sabido se inició con la masacre del 7/X/2023 en Israel y hoy persiste con la Operación Espadas de Hierro en Gaza.
Aquel sábado imborrable como uno de los capítulos más tenebrosos de la Historia de Israel, repiquetearon las sirenas en el territorio hebreo para advertir sobre el lanzamiento sincrónico de cientos de cohetes desde Gaza por parte del grupo islamista Hamás. Esa mañana millones de israelíes se avivaron en busca del refugio más próximo, sin percatarse que miles de terroristas penetraban en la zona sur, comenzando una aniquilación sádica en veinticinco localidades.
Este portento tecnológico, por denominarlo de algún modo, ha protegido miles de vidas de las agresiones con cohetes desde Gaza contra la urbe civil, incitando al asombro e interés de numerosos ejércitos europeos. Luego, desde que los científicos israelíes mejoraron este sistema, Israel es el único estado del planeta favorecido por un escudo antimisiles, donde Hamás y la Yihad Islámica Palestina han lanzado miles de cohetes contra el territorio hebreo.
Con estos antecedentes preliminares, desde la Guerra de los Seis Días (5-10/VI/1967), Israel entendió que su existencia estaba en manos de sus capacidades defensivas y decidió aventurarse por el desarrollo de la industria militar, para ello integró gradualmente diversas primicias tecnológicas fusionado a los avances de la ciencia. Desde entonces, ha gastado el 5% de su PIB en el rubro de Defensa, al tiempo que ha impulsado un programa minucioso de adiestramiento y el servicio militar para los hombres y mujeres en el cumplimiento del llamado obligatorio.
La Cúpula de Hierro o Iron Dome comenzó a confeccionarse en 2007 con un presupuesto de 210 millones de dólares y una parte invertida por Estados Unidos. Posteriormente, se examinó en 2011 y a lo largo de los años se ha dispuesto para contrarrestar los misiles lanzados por Hezbolá desde el Líbano y Hamás desde la Franja de Gaza.
En los últimos tiempos la Cúpula de Hierro se ha perfeccionado por medio del manejo de la Inteligencia Artificial (IA) y gracias a ello ha neutralizado los drones iraníes HESA Shahed 136. Es por lo que la IA le ha proporcionado incorporar otros algoritmos que le sirven para averiguar con más garantías los misiles y otras amenazas que sobrevuelan a escasa elevación y de menor dimensión, hasta convertirla en un componente insalvable, al menos ante la batería de armas disparadas por Irán. De este modo, distingue con soltura los ataques en el radar y materializa el procesamiento de tiro para anularlos con exactitud.
Desde su culminación en 2011, el denominado Domo de Hierro, o Iron Dome, en inglés, ha sido y es uno de los pilares primordiales en la defensa de Israel contra ataques con cohetes procedentes de organizaciones como Hezbolá y Hamás. Pero el punto de inflexión para el desenvolvimiento del mismo se ocasionó durante la Segunda Guerra del Líbano (12-VII-2006/14-VIII-2006), cuando Hezbolá lanzó en torno a 4.000 cohetes contra Israel.
“El Domo de Hierro no ha fracasado más de lo esperado, consiguiendo una eficiencia destacada e interceptando más del 90% de los proyectiles. Pese a todo, hay que contemplar el grueso de amenazas a las que el Sistema ha de encarar”
Entre los años 2000 y 2008, con escasa diferencia, 8.000 proyectiles se lanzaron desde la Franja de Gaza, en su amplia mayoría con sello de Hamás. Y en respuesta a este contexto beligerante, el Ministerio de Defensa israelí acordó en 2007 implementar un Sistema de Defensa Aéreo Móvil tratado por Rafael Advanced Defense Systems e Israel Aerospace Industries, hasta determinarse operacional en 2011.
Hoy, el Domo de Hierro cuenta con tres elementos fundamentales: radar de detección y seguimiento, sistema de control de armas y una unidad de disparo de misiles interceptores.
Según el ejército israelí, el radar localiza cohetes de un rango de 4 a 70 kilómetros. Una vez reconocido el proyectil, el Sistema de Control de Armas indaga su recorrido y automatiza el punto previsible de impacto. Obviamente, derivando del nivel de amenaza, el Sistema toma la determinación de disparar un misil interceptor para anularlo. Por otra parte, un matiz a subrayar es su portabilidad, porque las unidades pueden desplazarse ágilmente de un sitio a otro y es fácilmente configurable a múltiples condiciones geomorfológicas. Habitualmente se transporta y reconfigura en escasas horas para brindar una defensa segura donde más se le precisa.
Con todo, el Domo de Hierro es una parte sustancial de un Sistema de Defensa más desarrollado que abarca el Sistema Honda de David o David’s Sling, en inglés, para amenazas de magnitud media y el Sistema Flecha Arrow, para proyectiles de larga trayectoria. Operando mediante la situación, análisis e interceptación de una diversidad de objetivos, desde morteros y cohetes hasta artillería. Aplicando la IA, el Sistema es capaz de establecer si una amenaza entrante podría incidir en un espacio poblado, descargando interceptores únicamente en esa coyuntura.
En referencias verificadas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el Sistema ha destruido poco más o menos, unos 2.500 cohetes por incidentes desde su puesta en escena. Aunque estos antecedentes proporcionan un valioso grado de protección física y psicológica, de igual forma surgen una sucesión de retos y consecuciones mixtas en consonancia con los cuatro ejes de la Estrategia de Seguridad Nacional de Israel: disuasión, alerta temprana, defensa activa y victoria decisiva. Si bien, el Sistema podría estar generando una impresión inexistente de seguridad entre los israelíes y apartando la atención en la indagación de un remedio político a los conflictos regionales. Así, con el paso del tiempo puede aguardarse que los militantes amplíen tácticas o tecnologías para mejorar el Sistema, principalmente en base a la elevada línea de financiación y apoyo que obtiene de sus aliados.
Ciertamente, el Domo de Hierro no ha fracasado más de lo esperado, consiguiendo una eficiencia destacada e interceptando más del 90% de los proyectiles. Pese a todo, hay que contemplar el grueso de amenazas a las que el Sistema ha de encarar. En entornos donde en pocas horas se lanzan más de 2.000 cohetes, incluso con una garantía del 90%, deja un estrecho margen de riesgo. Sea como fuere, cerca de 200 o 300 cohetes dispondrían de la posibilidad de impactar en su objetivo. Pero sin el Domo de Hierro, la devastación se acrecentaría cuantiosamente.
Pero, ¿cómo funciona el Sistema de Defensa Aérea Domo de Hierro? El Sistema Móvil de Defensa Aérea se acomoda de 10 baterías, cada una de las cuales se maneja con tres o cuatro lanzadores de misiles. Su emplazamiento estratégico facilita una barrera defensiva contra cohetes, morteros y drones hasta 15.000 hectáreas de áreas pobladas. Curiosamente, Israel ha presumido de que el Domo de Hierro posee una valoración de éxito por encima del 90%.
En base a lo expuesto, el nombre de Domo de Hierro evoca la imagen de una burbuja que protege a una ciudad, alertando a la ciudadanía sobre la situación en curso y estas áreas son sitios estratégicamente importantes, incluyendo lugares habitados. Esta alerta puede llegar a su destinatario con hasta un minuto de anticipación.
Sin embargo, en algunas situaciones la alerta llega segundos antes del impacto. Y en la práctica es preciso ceñirse a cuatro prioridades inexcusables para Israel: detectar, predecir, evaluar e interceptar. Primero, ‘detectar’, el radar localiza un cohete entrante desde una zona de 4 a 70 kilómetros y manda detalle sobre el recorrido del cohete al centro de comando; segundo, ‘predecir’, el Centro de Control evalúa la posición del impacto y anticipa si el misil caerá en sectores confluidos; tercero, ‘evaluar’, el Sistema apunta a los cohetes que implican mayor peligro para las superficies urbanas e infraestructuras, cuando nos referimos a ataques simultáneos, omitiendo los cohetes que verosímilmente puedan impactar en extensiones deshabitadas o en el mar.
Y cuarto, ‘interceptar’, el Sistema de Control se ensambla a un lanzador que dispara un misil para destruir, si se supone confirmada su intercepción. Asimismo, en datos proporcionados por el Grupo de Análisis de Seguridad Jane’s International Defense Review, los misiles miden alrededor de 3 metros de largo por 15 centímetros de diámetro y con un peso de 90 kilogramos.
Este potente Sistema de Defensa se las ve con decenas de drones y misiles que como muestra, Irán lanzó contra su territorio y que va más lejos de la Cúpula de Hierro. De hecho, esta es la última capa de un complejo caparazón repartido en tres líneas de defensa contra amenazas aéreas, y como ya he mencionado, se remata con la llamada Honda de David, proyectada contra misiles de medio alcance y el AWS o Sistema de Armas Flecha, traducido en inglés, encomendado en interceptar misiles balísticos de largo alcance.
Ni que decir tiene, que todos en su conjunto, se han accionado ante cualquier arremetida venida desde Irán, Siria, Yemen e Irak, donde maniobran milicias aliadas del régimen de los ayatolás.
De ahí y que por antonomasia, sea el procedimiento utilizado asiduamente para contrapesar los envites más próximos. Tanteando que los límites fronterizos de Irán se hallan a casi 2.000 kilómetros de Israel y al objeto de derribar los misiles y drones mucho antes del plano en el que la Cúpula de Hierro puede proceder, Israel cuenta con el AWS, satisfecho por los misiles Arrow, que reúnen un proceso que se inició en las postrimerías de la década de los ochenta.
Los Arrow, del Arrow Weapon System (AWS), es un avance de la Compañía Industrias Aeroespaciales de Israel, en colaboración con la norteamericana Boeing, son proyectiles creados para cortar el paso a los misiles balísticos que son usados para golpear objetivos distanciados. Por ello son los más explotados por Irán. Este ingenio está preparado para repeler los misiles iraníes junto a la presumible amenaza siria.
La última versión utilizable de este Sistema Antimisiles de alto alcance, el Arrow 3, ha sido adquirida por la República Federal de Alemania, en un acuerdo de Defensa valorado en 3.500 millones, con la premisa de enfrentar las tensiones crecientes frente a Rusia, a raíz del conflicto en Ucrania y agravado desde 2022.
El siguiente revestimiento de este complejo defensivo está representado por David’s Sling, empleado para precisar los misiles y aeronaves a medio alcance. Sucintamente, los lanzados entre alrededor de los 50 y 300 kilómetros. Por consiguiente, teje una segunda línea de defensa, que en el caso de ataque de Irán se acciona contra las amenazas no interceptadas por el AWS, como drones, misiles balísticos y de crucero en un rango más cercano.
Dicho esto, cuando las sirenas avisan de este tipo de irrupciones, éstas se convierten en la banda sonora seguidas por los booms de la Cúpula de Hierro, el Sistema de Defensa Aérea cuyos misiles interceptores hacen estallar los cohetes entrantes y tornan los cielos nocturnos en un insólito panorama comparable a la de fuegos artificiales. Toda vez, que mientras el virulento fuego de proyectiles llega a multitud de lugares en el país hebreo, los ciudadanos respiran más serenos, sabedores que se encuentran bajo el paraguas de este artificio balístico.
Hay que tener en cuenta que cuando se planteó la matriz de la Cúpula de Hierro, concurrieron fuertes reprobaciones para que finalmente se inclinase la balanza a favor de los altos mandos sobre los intereses de su concepción de Defensa Aérea. Partiendo de la base que ofrece protección contra amenazas cercanas, una de las lógicas por las que muchos hacían alarde de su indiferencia acerca del Sistema, recayó en el tipo de amenaza de la que ante todo habría de preservar a la población: cohetes de corto alcance y de baja tecnología. Y según la entidad de Defensa que la fue mejorando, la Cúpula de Hierro opera contra morteros, proyectiles de artillería, cohetes, vehículos aéreos no tripulados (VANT) o helicópteros.
Póngase como ejemplo, que al interceptar un VANT, aquello sentaría precedente como el primer logro operativo contra este modelo de dispositivos. Además, otras de sus peculiaridades subyace que si el control deduce que el lanzamiento es comprometido, los misiles interceptores son lanzados para detonar el cohete con anterioridad a que se aproxime en demasía a su objetivo, lo que acaba en rayos de luz y estallidos ensordecedores.
Conjuntamente, puede decirse que a pesar de su pequeña dimensión, la Cúpula de Hierro envuelve un extenso rango de distancia entre 4 y 65 kilómetros, lo que se traduce en interceptar cohetes lanzados desde el Sur de la Franja de Gaza que se enfilan a los espacios limítrofes y sectores que llegan hasta las inmediaciones de Haifa. Sin inmiscuir, que actúa en condiciones meteorológicas adversas, llámense con lluvia, tormentas de polvo o niebla, e incluso nubes bajas.
En resumen, su desarrollo in crescendo previene a los hebreos de amenazas de corto alcance como cohetes, aunque la situación en cuanto a su efectividad varía cuando se trata de armamento mayor en volumen y más avanzado. Con lo cual, la Cúpula de Hierro se remata con un Sistema de Defensa Aérea designado David Sling, que maniobra contra misiles crucero y por el Arrow, que apunta a misiles balísticos más sofisticados.
Recuérdese la Operación Margen Protector (8-VII-2014/26-VIII-2014) en la que la Cúpula de Hierro demostró disponer del alcance suficiente, al interceptar el 90% de los cohetes. Actualmente, fuentes militares revelan que está próxima a conseguir el 95%. Esto denota que la conjunción de la protección junto al rastreo de las instrucciones sobre cómo desenvolverse durante un ataque, como apresurarse a un punto protegido en el interior o tumbarse en la superficie en caso de encontrarse al aire libre, salva muchas vidas. Y al margen de lo anterior, el tiempo confirmó el enorme impacto del Sistema, no sólo en los términos anteriores, sino igualmente en escudar la infraestructura, los edificios y otros activos civiles y militares.
“Desde la Guerra de los Seis Días, Israel entendió que su existencia estaba en manos de sus capacidades defensivas y decidió aventurarse por el desarrollo de la industria militar, para ello integró gradualmente diversas primicias tecnológicas fusionado a los avances de la ciencia”
Los miles de fallecidos que se produjeron en aquella jornada cruenta, no sólo llegaron de las ráfagas de los terroristas, sino igualmente de los cohetes que impactaron en sectores ocupados y donde a primera vista la protección y blindaje de la Cúpula de Hierro no se consiguió. Su consecuencia inmediata reprodujo un importante debate sobre si Israel se encontraba o no predispuesta para una amenaza de esta índole. Al igual, que por qué no se había optimizado la Iron Dome, que parece ser que arrastraba esa inseguridad desde su origen.
En verdad, fracasó el andamiaje de defensa e inteligencia y hasta hoy nadie ha asumido el mea culpa. El ejercicio de esta protección ha sido estadísticamente extraordinario, pero jamás había estado encadenada a tanta tensión.
En atención a las cifras dadas por el Ejército de Israel, en los primeros años de actividad de la Cúpula de Hierro, la cuantía máxima de cohetes disparados contra Israel por día, incluso en los transcursos de conflicto abierto, fluctuó entre 192 y 312, respectivamente. Y en las hostilidades de 2021, las más graves antes de lo acontecido en 2023, este guarismo creció en 470 cohetes disparados durante las primeras veinticuatro horas de los ataques de Hamás.
En cambio, durante lo sucedido el año pasado, las facciones palestinas lanzaron en veinte minutos entre 2.200 y 3.000 cohetes. Reseña identificada públicamente por Tel Avic y que Hamás asciende a 5.000. En paralelo, el Modern War Institute de Estados Unidos, expone literalmente en un estudio de aquel día: “Esa cantidad era simplemente demasiado para que la Iron Dome la manejara. El lanzamiento de cohetes de Hamás es notoriamente impreciso y la Cúpula de Hierro está diseñada para no gastar municiones en proyectiles entrantes cuyas trayectorias no indican un impacto en un área poblada. Ésta es una ventaja importante que pesa a favor de esta Iron Dome. Si Hamás dispara diez cohetes y falla nueve, lo más probable es que la Cúpula de Hierro pueda interceptar el único proyectil amenazador. Si Hamás dispara cien y falla noventa, eso plantea un desafío mayor, pero dada la tasa de éxito demostrada del sistema, la mayor parte de la amenaza puede frustrarse. Pero extrapolando esta dinámica (disparando mil, dos mil o incluso más cohetes) y, eventualmente, la ventaja se inclina a favor del atacante”.
Por ende, la Cúpula de Hierro zozobró al liderazgo israelí en una idea en la que podía confiarse del cerco de cohetes que durante años inquietaron arduamente a su población. Tal es así, que se consagró en otras amenazas aparentemente de más envergadura, como el programa nuclear iraní. Pero a día de hoy, queda confirmado que Hamás, previendo de cerca la seguridad que la Cúpula de Hierro ofrece a los israelíes, sondeó otra manera de depredación y de diseminar el pánico extendido.
Finalmente, ante el muro defensivo infalible de Israel contra misiles enemigos, al menos es así como lo consideran algunos expertos en la materia, los funcionarios norteamericanos sospechan que con ocasión de una guerra abierta entre Israel y Hezbolá, traducido literalmente como Partido de Dios, las defensas israelitas no sean capaces de resistir las acometidas del grupo paramilitar musulmán chií libanés alentado por Irán. Estos recelos han sido notificados puntualmente a Israel que por otro lado observa con desasosiego la viabilidad de ser vulnerables al incalculable arsenal de misiles y drones de Hezbolá.
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