Opinión

¿Sin barcos?

La Autoridad Portuaria de Melilla advirtió ayer al Gobierno de España de que existe un peligro real de quedarnos bloqueados por mar si las navieras suspenden servicios debido a la asfixia económica a la que han sido sometidas desde el mes de marzo con el inicio de la crisis del coronavirus.

El presidente del Puerto, Víctor Gamero, ha avisado de que las compañías que conectan por mar Melilla con la península no van a aguantar hasta que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado para 2021. Mucho menos aguantarán a que salga a licitación el contrato marítimo y se cumplan todos los trámites legales que la convocatoria pública requiere. Aquí estamos hablando de que hacen falta maniobras de reanimación y con urgencia.

El Puerto da la voz de alarma y avisa de que es imposible seguir navegando de Melilla a la península con “pérdidas permanentes” provocadas por el hundimiento del transporte de mercancías y de pasajeros. Por eso no disimula al señalar alto y claro que urge llegar a algún acuerdo con el Gobierno central que impida que los melillenses nos quedemos atrapados en África sin barcos de ningún tipo: ni caros ni con precios asequibles.

Que a estas alturas aún no se haya hablado de compensaciones a las compañías marítimas que siguen llevando y trayendo barcos medio vacíos a la costa andaluza dice mucho del interés que tiene el Gobierno de este país en el bienestar de los melillenses y en las empresas que nos prestan servicios esenciales.

Lo hemos advertido en muchas ocasiones: estamos a un paso de perder el barco.

Fíjense cómo ha degenerado la cosa. En tiempos del malo-malísimo de Juan José Imbroda, la oposición no paraba de meterle el dedo en el ojo porque en verano se agotaban los billetes en nuestra ciudad, mientras seguían disponibles en las taquillas del puerto de Nador.

No vamos a ponerle medallas inmerecidas a Imbroda, pero al César, lo que es del César. Con él perdimos el barco rápido, el médico a bordo y tuvimos que hacer cola para sacar y enseñar el certificado de empadronamiento para viajar. Eso es verdad, pero con él también tuvimos mucha oferta y mucha demanda, a precios sumamente competitivos porque durante su último mandato la bonificación al transporte marítimo subió hasta el 75%.

Se le quedaron muchas cosas por hacer. Por ejemplo, presionar para que no nos sintiéramos como sardinas en lata a la hora de embarcar de vuelta a casa en la Estación Marítima de Málaga o conseguir para Melilla barcos más modernos (por dentro y por fuera) para viajar tranquilos y sin olor a fritanga en los camarotes cercanos a la cocina.

También se le quedó en el tintero ajustar los horarios del barco para no quitarle las ganas de volver a los turistas que se quedaban tirados tras entregar las llaves de la habitación del hotel a las 12 del día y se veían obligados a deambular por una ciudad vacía hasta que el barco salía a medianoche hacia la península. No es fácil quedarse doce horas tirados en la calle. Ojos que te vieron venir, jamás te verán volver.

Víctor Gamero no se anduvo ayer por las ramas. Melilla necesita “una hoja de ruta clara y contundente a corto y medio plazo”, dijo en su comunicado. Eso debe traducirse con urgencia en la convocatoria de un nuevo contrato marítimo que garantice que el servicio del barco no pare.

No hay que olvidar que si caen las navieras, el Puerto lo tendremos sólo para contabilizar pérdidas. Nos llevamos las manos a la cabeza porque vamos camino de cerrar el año con entre 5 y 6 millones de euros menos, pero podemos hacerlo peor.

No sabemos si hay vida en la Delegación del Gobierno. No sabemos si el ministro Ábalos está sobre aviso; no sabemos qué soluciones plantean o van a plantear desde el Ministerio de Fomento, pero lo que sí sabemos es que si está gente no aparca la frivolidad, la tibieza y el descaro con que se quedan de brazos cruzados mientras nos hundimos, el PSOE se colgará él solito el sambenito de quitarnos el barco. Venían al Gobierno a hacerlo mejor y no hay manera. Sabrina Moh está haciendo bueno a Abdelmalik El Barkani.

En 2017, Gloria Rojas, hoy vicepresidenta del Gobierno local, se jactaba de reclamar al equipo de Imbroda que asegurara los tres destinos de Melilla (Málaga, Motril y Almería) para que funcionaran “por encima de situaciones puntuales”. Hoy no tenemos línea a Motril y se han recortado las frecuencias a Almería y Málaga. Peor no se puede estar y bunkerizarse no es la solución.

Salid y dad la cara. Levantad el teléfono y llamad a Ábalos. Decidle que si nos quedamos sin barcos seréis los únicos responsables de ello y eso las urnas no lo van a olvidar. El lobby del profesorado está condenando al Partido Socialista de Melilla a no volver a abrir la boca para hablar de transporte marítimo por los siglos de los siglos. No pueden hacerlo porque con ellos, estamos a punto de quedarnos sin barcos. ¡Cómo tienen que andar las cosas para que el presidente del Puerto lance un comunicado bomba! Esto no puede estar pasando.

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