Sociedad

Siempre con una sonrisa

La cadena de supermercados Mercadona abrió sus puertas en la ciudad el 4 de diciembre de 2018. Lo hizo en el emblemático edificio Casa Montes, en el barrio melillense Industrial. El inmueble, cuya construcción data de 1926 y fue diseñado por el arquitecto Enrique Nieto y Nieto, fue declarado Bien de Interés Cultural desde 1986 y a día de hoy recibe en sus instalaciones a centenares de ciudadanos que se pasan por el establecimiento a hacer la compra diariamente. Pero hay otras personas que juegan un papel muy importante en el supermercado, sus trabajadores. El Faro se ha aproximado a Mercadona para conocerles más de cerca.

“Nosotros tenemos hoy en día dos formas de hacer la compro en Melilla, que es tanto que venga el cliente a hacer su compra ordinaria y nosotros se la llevamos a casa; o hace su compra sin pasar por caja y solamente en caja dice que se le sirve a domicilio y nosotros nos encargamos de facturarle la compra y llevarla en el momento en el que se ha quedado con el cliente”, explica Javier que es uno de sus repartidores.

Según Javier tienen varios tramos de entrega en los que son muy precisos: “En lo que el cliente exige, nosotros cumplimos”. Son tres repartidores en la tienda de Melilla y cuenta que en los dos turnos que hace al día pueden hacer unos doce repartos por trabajador. Reconoce que cuando hay más repartos de lo normal suelen tener refuerzos y la plantilla de reparto puede ampliarse.

Charlamos también con María Luisa, ella es cajera y reponedora en Mercadona, y también desde hace más de un año está desarrollando su actividad laboral con esta empresa. Se encarga de reponer casi todas las secciones del supermercado.

La formación

Todos se formaron en Málaga entre dos y tres meses, con el fin de poder aplicar sus conocimientos en la tienda de Melilla. Javier cuenta que lleva un año y medio trabajando en Mercadona y que la formación que recibió fue muy fácil y didáctica. “Tuvimos cursos de caja, recursos, a la vez también estuvimos repartiendo en calle; la verdad, es que nos vino muy bien porque en Melilla se nos ha hecho muy fácil”, dice Javier.

Por su parte, María Luisa comenta que se estuvo formando durante dos meses y que tras ese periodo comenzó con el montaje de la nueva tienda de Melilla. Fueron otras dos semanas de duro trabajo pero María Luisa lo recuerda con mucha ilusión y señala que hubo muchísima gente. Indica que los trabajadores consideran al cliente como ‘el jefe’ y que el trato con sus nuevos ‘jefes’ fue muy bueno aquel día, algo que se mantiene desde entonces y de lo que también Mercadona puede presumir en Melilla.

Buenas condiciones

Los trabajadores cuentan que los valores que han adquirido con esta empresa “son muy buenos” y que además, entre compañeros funcionan como una familia. Aunque todos tienen su trabajo, a la vez suelen ayudarse entre todos.

El momento en el que llega Mercadona a la ciudad, también trae buenas condiciones laborales a las personas que trabajarán en la tienda. Javier llegó de Málaga con un contrato indefinido de 40 horas semanales y todas las prácticas que realizaron fueron remuneradas. “La verdad es que fue muy bien porque no nos faltó de nada”, expresa Javier, añadiendo que también están muy contentos con la nómina que reciben, ya que está por encima de la media de un sueldo que cobra un trabajador como ellos en otros establecimientos.

María Luisa comenta que el trabajo que precedió a su actual puesto laboral “no tiene nada que ver”, y que desde que terminó la formación obtuvo un trabajo fijo, con sus 40 horas semanales, al contrario que otros contratos en los que las horas varían de 10 a 15 horas a la semana. La jornada es completa: de lunes a sábado y el domingo descansan. María Luisa asegura que el horario permite a los trabajadores poder compaginar su vida laboral y familiar con facilidad, ya que en su caso tiene a dos niños y la conciliación con su trabajo es bastante óptima.

“La verdad es que como trabajo no nos podemos quejar, al revés, tenemos que estar orgullosos de poder trabajar en Mercadona”, asegura. Cuenta que en la empresa les respetan las horas que les corresponden y el horario también es flexible. Además, Javier señala que cobran antes del día 1 de cada mes, y eso supone para todos ellos un valor añadido.

Aunque a veces los clientes no se percaten, los repartidores, los cajeros y los reponedores están ahí siempre para ayudarles y facilitar su experiencia dentro del supermercado, siempre con una sonrisa.

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