Juany Heredia (Las Palmas, 1982) llegó a Melilla por amor en el año 2000. Desde hace 20 años tiene su tienda (La Juany) en la calle Castelar.
-Me enamoré. Mi marido es de Melilla y me vine a vivir aquí hace 25 años, en el año 2000.
-Muy buenos. Yo venía ya anteriormente de vacaciones y me encantaba la ciudad. Entonces repetía y repetía y me enamoré.
-Yo empecé vendiendo en el mercadillo, en el Rastro. Toda mi vida me he dedicado a vender, desde muy pequeñita. Tenía 12 años. Empecé aquí en el mercadillo y después dios nos abrió puertas y pusimos este negocio en 2004. Éramos muy jovencitos. Teníamos 19 ó 20 años.
-Yo disfruto de mi trabajo al cien por cien. Me encanta. Lo que menos me gusta a veces es no acertar con los clientes, venderles algo con lo que después no estén contentos. Pero yo soy muy exigente conmigo misma. Me gusta que tus clientas se vayan contentas.
-Sí, sí. Alguna colección que traemos en Navidades de pijamas para hombre también, pero, vamos, me dedico más bien a la mujer.
-Pues sí. Me gustaba mucho la sanidad pública y trabajar ayudando al ciudadano. Pero no se dieron las cosas y aquí estamos.
-Uff… aquí, tratando con el público, pasan muchísimas cosas y te enteras de muchas cosas. Más que una tienda, a veces se convierte en un consultorio de psicología (sonríe). Y hay anécdotas. Por ejemplo, una vez entró un gato y todo el mundo salió afuera gritando. Yo no soporto los gatos. Me dan mucho pánico. Otras veces ha entrado alguna clienta mal y después se pone contenta porque se compra algo. No sé… hay muchas historias por ahí que podemos contar.
-¿Cómo veo el futuro de Melilla? Creo que hay muchas cosas que mejorar y que, si todos ponemos de nuestra parte, el futuro se verá claro.
-Me gustaría seguir emprendiendo. Son algunas metas que tenemos y esperamos conseguirlas.
-No sé. No recuerdo.
-(Lo piensa unos segundos) “Me voy a entanar”. Aquí se dice mucho entanarse, ¿no?
-Mi rincón favorito de Melilla es la Ensenada de los Galápagos. Cuando me siento muy estresada, suelo ir a esa playa a despejarme.
-En primer lugar, buscar a dios todos los días. Después, trabajo, trabajo y trabajo.
-¡Ay! Me encantaría ir a Nueva York. Yo soy muy de ciudad. Me encantan los edificios altos, el comercio, ver tiendas, la gente… Me gustan mucho las ciudades con muchísima gente y mucho barullo.
-No.
-La época de Sissi emperatriz (siglo XIX). Me habría encantado vivir esa época, con esos vestidos gigantes y esos corsés. Me encantaría.
-Sí, aunque no demasiado.
-El negro.
-La pasta. Me encanta de cualquier forma.
-Pues me gustan mucho el Nestea y las bebidas con teína.
-Verano.
-A limpiar y a buscar a dios.
-Hoy en día, no creo que a nadie le falte nada, pero a mí los zapatos me vuelven loca.
-Sí. Tengo miedo a los gatos y a conducir fuera de Melilla.
-El mejor consejo que a mí me han dado es que, cuando tenga un problema, acuda a dios. Ese es el mejor consejo que me han podido dar en la vida y me lo dio, hace muchos años, una persona mayor.
-No lo sé, pero creo que el anterior es un consejo que se puede dar a todo el mundo y que es algo bueno.
-Mi mejor recuerdo es cuando nació mi segunda niña, Jacqueline. Ese fue el mejor recuerdo que tengo en la vida porque yo tengo tres hijos y los tres son por cesárea, pero con ella no me durmieron y pude disfrutar de ello. Vi cómo nació perfectamente. Y no tengo peor recuerdo. Si lo tengo, lo he olvidado.
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