El equipo que dirige Fernando Currás encadenó frente al Cacereño su sexta jornada sin perder. Un dato que invitaría al optimismo si no fuera porque los azulinos cosecharon su quinto empate consecutivo, el décimo en los diecisiete partidos de liga que han disputado.
Y es que la UD Melilla es el octavo equipo del grupo que menos partidos ha perdido (5), mientras que a su vez es el que menos encuentros ha ganado (2). Tan solo el CD El Palo (12) y el FC Cartagena (11) superan al cuadro norteafricano a la hora de acumular empates en lo que llevamos de competición.
El Melilla despidió el año en casa con una igualada que supo a poco, pero con la sensación de haber recuperado la línea de la que no debió apartarse el día del Arroyo. Los de Currás han desaprovechado el factor campo en las dos últimas citas ligueras, y eso, si no se gana el próximo sábado en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros ante el Sevilla Atlético, podría pasar factura.
Dentro de la mediocridad del grupo y de la decepcionante trayectoria del equipo melillense en la liga, lo que salva al cuadro unionista es la escasa diferencia que hay entre la zona de permanencia y la de descenso directo, que es tan solo de dos puntos. Un partido. Una victoria. El domingo frente al Cacereño el técnico azulino apostó por poner en liza un once plagado de veteranía y experiencia. Y la apuesta le volvió a salir mal. La salida al campo de Koeman y Manolo le dio otro aire al equipo, por lo que el entrenador gallego debería buscar soluciones dentro de su propia plantilla. El hambre y el deseo de reivindicarse son argumentos suficientes para dar la oportunidad a los jugadores menos habituales, porque da la impresión de que siempre juegan los mismos independientemente de la forma en la que se encuentre. Al final, de manera consciente o no, el jugador termina acomodándose y como se suele decir “de aquellos polvos estos lodos”.
Nadie conoce a sus jugadores mejor que el entrenador y nadie tira piedras contra su propio tejado, pero es evidente que desde fuera la perspectiva es distinta y el panorama es el que es. Se aproxima el mercado de invierno y es el momento de plantearse con seriedad si es necesario o no reforzar al equipo. El técnico lo dejaba claro en la rueda de prensa posterior al partido: “cualquier entrenador quiere mejorar lo que tiene”. Ahora le toca mover ficha al club para tomar decisiones. Eso sí, primero habrá que pagar; y después decidir si se tira hasta el final con lo que hay o se buscan nuevas soluciones siempre que estas no se encuentren en casa. Es cierto que la UD Melilla ha hecho méritos para estar mejor en la clasificación, pero las jornadas van pasando y la realidad es que a falta de dos partidos para el final de la primera vuelta el conjunto norteafricano presenta números de descenso. Lo mejor de todo es que a estas alturas de la competición la mayoría de los equipos del grupo tampoco lo está haciendo bien y eso hace que las diferencias sean mínimas, pero ya se sabe aquello de que “mal de muchos consuelo de tontos”.
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