El grupo local SEO Birdlife revisó este domingo por la mañana las cajas nido que colocaron junto con la empresa Thaler y en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente en la zona de los pinares del barranco del Nano el pasado mes de febrero.
Tras revisar las 38 que tendrían que haber colocadas, notificaron que hay ocho desaparecidas, explicó a este medio el coordinador de la organización, Francisco Pérez.
En esta primera toma de contacto, anotaron la orientación de cada caja, si las había en malas condiciones, si faltaba alguna o si habían sido ocupadas.
Pérez aseguró que les “apena” que un proyecto que beneficia a todos los melillenses y a la población, pues el objetivo es luchar contra las plagas de procesionarias, “sea boicoteado” por los propios ciudadanos. Según explicó, están seguros de que hay cajas que fueron robadas.
Subrayó que la procesionaria es una oruga que produce urticaria y puede causar la muerte en animales domésticos. Las cajas nido son para herrerillos y carboneros, dos especies de aves que combaten esta plaga. “Han robado un cuarto de las cajas nido que se pusieron apenas hace dos meses, pues nos apena”.
Dejando este punto negativo, Pérez señaló que el proyecto sigue adelante y en unas dos semanas volverán para centrarse más en la ocupación de las cajas y así ver si están teniendo el éxito que se espera.
“La idea es que el proyecto sea para siempre y vaya aumentando”, dijo. Por lo tanto, el objetivo es ir poniendo cajas nido durante el invierno para que sean aprovechadas durante la primavera y el verano. En otoño se recuperarían para limpiarlas y hacer un recuento de cuántas han sido ocupadas.
Si se mantiene el apoyo institucional, se haría un informe estadístico sobre la situación de las cajas y cómo están ayudando o no a combatir la procesionaria del pino.
Si el proyecto fuera aumentando, ya empezarían a llevar cajas nido a los parques y otras zonas, al igual que se está haciendo en diferentes ciudades del país. “Es una forma muy sencilla y muy barata de ayudar al medio ambiente y de hacerlo muy próximo a las personas de la ciudad”. También piensan reponer las perdidas.
El coordinador de SEO señaló que, más allá de los robos, tiene otro tipo de desafíos. Uno de ellos es la escasa variedad de especies de arbolado.
“Ahora mismo la periferia tiene prácticamente un monocultivo de pino, es decir, el árbol predominante es el pino carrasco que es una especie procedente de Siria que se plantó aquí hace varias décadas y que ahora mismo conforman toda nuestra periferia”. Este ha sido un de los motivos por los que ha proliferado la procesionaria, apuntó.
Un segundo problema es la altura de los pinos. “Son bastante bajitos, no ofrecen mucha cobertura por las acículas, esos pinchitos que son las hojas de los pinos, y por lo tanto las cajas son muy fáciles de ver”. También están colocadas al alcance tanto de las personas que las han robado, como de posibles depredadores que hay aquí en Melilla, que son las ratas y los gatos ferales principalmente. En menos casos, pequeñas rapaces como los cernícalos, explicó.
Si cualquier ciudadano o ciudadana va paseando por el barranco del Nano y ve una caja nido, Pérez pide que se entienda que este es un proyecto que beneficia a todos y a todas. “Que entiendan que es parte de un proyecto para beneficiar a todos que entiendan que es una parte muy importante y ecológica del entorno vivo, que esperamos que en esta época dentro esté albergando una familia o de carbonero o de herrerillo”.
Por ello pide “respetarlo y disfrutarlo con cierta distancia”. “Que si encuentra alguna caja en el suelo, que si ve alguien llevándosela, que se encuentra en cualquier desperfecto se ponga en contacto con nosotros, con la empresa Thaler o con la Consejería de Medio Ambiente”.
“Sobre todo, que la curiosidad por entender este proyecto no lleve al extremo de intervenir negativamente en el mismo”, insistió.
Puso en valor que, además de que las aves están anidando, existe una de flora que en este momento está floreciendo, cuya conservación es “extremadamente necesaria”, al igual que otras especies de reptiles, mamíferos, etc.
Cree que la ciudadanía tiene que entender que cuando va al campo no está en su medio y que al igual que respetamos la casa de personas cercanas cuando las visitamos, hay que hacer igual con el monte.
Recalcó que el medio natural “no nos pertenece” y que “ se tiene que ir con todo el respeto como el que va a casa de otro” y que lo podemos disfrutar como “simples observadores”.
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