Por fin la vicepresidenta del Melilla, Gloria Rojas, y la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, han salido a dar la cara por el nuevo contrato marítimo. Sus explicaciones están lejos de convencer ni a los suyos, ni a nadie, pero son explicaciones y era eso lo que exigíamos al PSOE.
Las dudas han sido despejadas. Entre el 27 de diciembre y el 12 de enero, para Gloria Rojas el contrato marítimo pasó de ser espectacular a garantizar el servicio y a tener menos rotaciones que en tiempos del expresidente Juan José Imbroda.
No pidió perdón por decir que el contrato marítimo tiene el doble de dinero este año, pero tampoco hace falta que lo haga. Estas declaraciones que hace ahora son una rectificación en toda regla y no vamos a criminalizarla por equivocarse. Se equivocó y ahora ha dado la cara con humildad y sin inventarse historias. Ha salido airosa del trance, al menos, de cara al público general. Otra cosa es que los suyos, que son muy exigentes, entiendan los motivos por los que ella no estaba al tanto del presupuesto asignado al contrato marítimo de Melilla, pese a que ese tema afecta a la consejería de Turismo de la que es titular.
Porque como decía el ex socialista Amin Azmani, usted puede invitar a pescaíto frito a todo Madrid en el stand de Melilla en Fitur, que en cuanto la gente se meta en la web de Iberia y compruebe que viajar a nuestra ciudad le sale por un ojo de la cara, a menos que esté dispuesto a hacer papeleo para gestionar un bono turístico, en ese momento se acaba el idilio.
Por 900 euros y cero burocracia se puede sacar un hotel de cinco estrellas con pensión completa en Marbella. ¿A qué van a venir aquí por el mismo precio? ¿A comer pescado congelado y ensalada de tomates más caras que el salpicón de pulpo? No. Para abrir Melilla al turismo hay que bajar los impuestos por debajo de lo que ofrecen Gibraltar o Andorra y encima poner barcos rápidos y modernos. De lo contrario a Melilla vendrán con suerte, los familiares de los que vivimos aquí y cuatro activistas de la sociedad civil.
Rojas considera que lo que ofrece el Ministerio de Transportes en el contrato marítimo es suficiente y garantiza el servicio en condiciones dificilísimas, porque sin Operación Paso del Estrecho los viajes no son rentables ni con ayudas públicas. La líder socialista ha dado la cara y ha sido honesta. Nos puede molestar que se conforme con tan poco, pero son lentejas: las tomas o las dejas. El servicio está garantizado aunque no recoja mejora alguna y en Melilla queremos mejorar lo presente. Por lo menos, hay que aspirar a conseguirlo.
En cambio Sabrina Moh tiró de argumentario socialista y compró la justificación del Ministerio de Transportes para explicar el recorte del presupuesto destinado al contrato marítimo de Melilla. En opinión de la delegada del Gobierno, 320.000 euros menos en la partida destinada al contrato marítimo no es un tijeretazo a las líneas de servicio público de Melilla sino "una actualización a los valores del mercado".
De verdad, me encantaría que nos explicara esas cuentas para saber cómo es posible que con un IPC disparado en Melilla y en toda España y con los precios del combustible por las nubes los valores del mercado se actualicen para restar dinero al contrato marítimo de Melilla.
La soberbia en política, se paga caro. Más le vale que el PSOE siga gobernando en Madrid porque si vuelve a la oposición no podrá abrir la boca para hablar de conectividad con la península hasta que se jubile. La actualización a los valores del mercado le va a perseguir toda su vida.
Peor de lo que estamos hoy en materia de transporte marítimo no se puede estar y no se ha estado desde hace décadas. No nos tranquiliza saber que con menos dinero nos van a subvencionar el coche porque nadie da duros por pesetas. Cabe entonces preguntarnos qué servicios nos van a quitar para subvencionarnos el vehículo. Porque no sé a vosotros, pero a mí no me salen las cuentas.
En 2016, el contrato marítimo salió a licitación por 25 millones de euros para dos años y en ese momento no había línea a Motril incluida en el servicio público. Ahora tenemos 22,3 millones al año para tres líneas de servicio público. Han metido a Motril con calzador, con menos dinero y encima no podemos viajar a Granada ni en barco ni en avión con mascotas porque consideran a nuestros perros y gatos como animales de compañía procedentes de terceros países. La victoria no es de Melilla sino de Motril. Nos han metido un gol por toda la escuadra.
Así que difícilmente podemos comprar con los ojos cerrados y levantando el pie por detrás eso de que ahora nos subvencionan el coche. Algo nos quitarán.
Hemos perdido el médico a bordo de los barcos y en su lugar tenemos ATS; las limpiadoras ya no se ven en el barco; no hay buques de refuerzo en puentes y festivos; hemos perdido la piscina, el cine, la guardería, el wifi, hay colas en la cafetería porque sólo tienen un camarero; el barco rápido antes lo teníamos seis meses al año; después bajó a cuatro; después a dos y finalmente lo quitaron.
Sabemos que lo ideal son los barcos de 15 años y en Melilla permiten de hasta 25. Súmale los horarios terribles: sales de Málaga un domingo a las seis y media de la tarde y llegas a Melilla a la una de la madrugada hecho polvo para trabajar al otro día.
En fin, hemos perdido mucho en los últimos años y como dice el eslogan socialista, seguimos avanzando... pero para atrás. Me temo que no hemos tocado fondo.