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Se cumplen seis años desde el cierre de la aduana comercial

El 1 de agosto de 2018, Melilla vio cómo su aduana comercial, cuyo origen se remonta a tiempos de Isabel II, desaparecía de un plumazo por una decisión unilateral y sorpresiva de Marruecos. Hoy, seis años después de un cerrojazo que perjudica a ambos lados de la frontera, en Melilla siguen reclamando su reapertura entre reproches de abandono dirigidos al Gobierno de España.

“Fue una de las decisiones que más daño han hecho a Melilla. La tomó Marruecos con alevosía y como señal de hostilidad hacia la ciudad, pero lo peor de todo es que el Gobierno de Sánchez lo aceptó y no ha hecho absolutamente nada”, apunta el presidente de Melilla, Juan José Imbroda.

El presidente de la Confederación Melillense de Empresarios (CEME-CEOE), Enrique Alcoba, señala en la misma dirección al lamentar la “poca voluntad política” de España en este asunto. “Ninguna por Marruecos”, precisa para implicar también a la otra parte del problema, pero sin dejar de señalar a La Moncloa porque “no está tomando las medidas necesarias que debería adoptar”.

Según Alcoba, el cierre de la aduana “ha cambiado totalmente el escenario” en estos seis años, en los que el puerto melillense, por donde entraban las mercancías que luego pasaban a Marruecos por la frontera, ha perdido la mitad de su actividad comercial, lo que se traduce en un movimiento inferior de decenas de millones de toneladas.

Además, la mayoría de las empresas dedicadas a la venta al por mayor se terminaron marchando de Melilla hacia otros lugares para poder seguir exportando. Según el Consejo General de Agentes de Aduanas y Representantes Aduaneros (CGAA), este gremio “está en la UVI” en Melilla, donde ha perdido un 80% del negocio desde 2018.

Y así es como la recaudación del IPSI (impuesto local) en las arcas municipales cayó en 14 millones como efecto inmediato del cierre de la aduana, alrededor de una quinta parte del total.

Pero la patronal deja claro que el daño no solo se ha dejado notar en Melilla, pues también ha tenido impacto al otro lado de la frontera, donde “Melilla aportaba unos 22 millones de euros anuales a la economía de familias de Marruecos” en asistencias sanitarias, educativas y en puestos de trabajo de transfronterizos.

Compromiso por escrito

“Hemos perdido todos en Melilla y en la provincia de Nador”, lamenta Alcoba para hacer ver el perjuicio global de que aún no se haya producido “la plena normalidad en la circulación de bienes y mercancías en los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla” a la que se han comprometido España y Marruecos hasta dos veces por escrito.

La primera fue cuando ambos países anunciaron en Rabat, el 7 de abril de 2022, el inicio de una “nueva etapa” de relaciones para poner fin a su crisis diplomática con una “hoja de ruta duradera y ambiciosa” sobre la que la patronal melillense critica su opacidad: “Solo la conocen el ministro de Exteriores y el presidente del Gobierno”.

Aquel compromiso de recuperar de manera progresiva “la plena normalidad” comercial en las fronteras de Ceuta y Melilla” volvió a aparecer casi un año después, en la XII Reunión de Alto Nivel celebrada el 1 y 2 febrero de 2023, en el punto 42 de los 74 recogidos en una declaración conjunta, cuando ya se había realizado una prueba piloto a la que sucedieron otras dos más, la última el 26 de mayo de ese año.

Ya no habrá más ensayos, según ha confirmado a EFE la Delegación del Gobierno en Melilla, porque “en el lado español está todo listo y preparado”, tal y como ya informó el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en su último encuentro con su homólogo marroquí, Naser Burita, en diciembre del año pasado.

El régimen de viajeros, otra vuelta de tuerca

“No es un problema de compromiso o político, es un problema de implementación técnica”, precisó entonces el ministro marroquí, un argumento que en Melilla suena a excusa, no solo porque la aduana funcionó durante décadas sin problemas antes de su cierre, sino también por cómo Marruecos dio en 2022 una nueva vuelta de tuerca a este cerrojazo comercial con el régimen de viajeros.

Y es que, desde que en mayo de aquel año se reabrieron las fronteras tras la pandemia de la covid-19, Marruecos no permite que nadie cruce a su territorio desde Melilla con compras o enseres personales, mientras sí lo hace en el sentido contrario.

“No se puede pasar a Marruecos ni una bolsita de frutos secos”, lamenta el presidente de Melilla sobre lo que considera “una discriminación enorme”, además de “una humillación al comercio melillense” que “España acepta”, como ya hizo con la aduana al no recurrir a Europa su cierre por el país vecino. Ello evidencia, a su juicio, que “Sánchez no ha querido molestar a Marruecos”. “Él sabrá las razones”, agrega.

La CEME-CEOE interpreta lo que sucede con el régimen de viajeros como “una falta de respeto” que se agrava ahora, durante la Operación Paso del Estrecho (OPE), en la que miles de magrebíes residentes en Europa pasan a Marruecos por la frontera de Melilla “con los coches cargados hasta arriba” de regalos y otras compras para sus familias.

Los empresarios, que no entienden “la falta de interés del Gobierno en que el régimen de viajeros se cumpla”, comunicaron su malestar al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, aprovechando la visita que hizo a Melilla hace menos de un mes, en la que éste reconoció que es necesario recuperar “la normalidad” en el tránsito por el paso fronterizo.

Las alternativas

“Necesitamos esa estabilidad, esa seguridad jurídica, porque con la falta de reciprocidad no existen las mínimas garantías”, insiste Alcoba para admitir que la situación que atraviesa el cada vez más mermado tejido empresarial de la ciudad es “un poco de desesperación”: “Han pasado seis años del cierre de la aduana comercial, dos del régimen de viajeros, y aquí seguimos esperando a ver si alguien se acuerda de nosotros”.

Y es que “tampoco se conocen, a día de hoy, alternativas”, más allá del desarrollo turístico, universitario y tecnológico en el que está trabajando el Gobierno de Melilla, algo que, como recalca el presidente de la CEME-CEOE, “no se consigue de un día para otro”.

Pese a todo, los empresarios no tiran la toalla en su anhelo de que “haya una normalidad comercial entre dos países, como en cualquier frontera del mundo”, con un régimen de viajeros recíproco en las dos direcciones y un “respeto mutuo”. “Solo esperamos y confiamos en que llegue la normalidad entre dos países vecinos y amigos”, resume Alcoba.

El presidente de Melilla, en cambio, se muestra rotundo al mostrar su “cero esperanza” en que se pueda recuperar la aduana “estando Sánchez de presidente del Gobierno de España” y por eso insiste en el empeño del Ejecutivo melillense en los ejes de legislatura que se ha marcado en su objetivo de “mirar al norte”.

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