Sociedad

Save The Children denuncia que un bulo lleva a niños de la calle a autolesionarse

El director general de Save The Children en España, Andrés Conde, ha visitado la ciudad esta semana para ver de cerca el trabajo de su equipo en Melilla, entrevistarse con las autoridades de la Ciudad y asistir a la clausura de los campamentos que ha organizado la ONG en estas dos quincenas de junio.

–¿Cómo ha sido la reunión con el Gobierno local?

–Ha ido muy bien. Para nosotros es muy importante en un momento de cambio en el que se fija las prioridades para los próximos años poder transmitir lo que estamos viendo y viviendo a partir de nuestro trabajo sobre el terreno, especialmente en una ciudad como Melilla, donde hay desafios relacionados con la infancia importantísimos. Para nosotros era urgente tener reuniones al máximo nivel. No hemos podido ver al presidente de la Ciudad porque se tuvo que marchar, pero sí ha sido buena la reunión con la vicepresidenta del Ejecutivo.

–¿Han pedido ayuda para la entidad o el apoyo para algún proyecto?

–Bueno claro. Nosotros siempre pedimos pero porque los niños para los que trabajamos necesitan cosas y son las políticas públicas las que pueden cambiar la parte más sustancial de los problemas que sufren. Le hemos trasmitido los cinco diferentes programas que tenemos operativos en Melilla. También las trece personas que están dedicadas en la ciudad a esto y hemos hablado de algunos desafios que nos parecen importantísimos en esta legislatura que comienza. Son cosas que la Ciudad puede resolver.

En concreto, hemos hablado de prioritaria la situación de los niños y niñas en situación de calle. Es verdad que es un gran desafío, pero al mismo tiempo si lo aterrizamos estamos hablando de unos 80 niños que no es más que un 8% de todos los menores extranjeros que acoge la ciudad. Es decir, que es un porcentaje pequeño y un número pequeño cuantitativamente. La situación de calle es la de mayor desprotección y vulnerabilidad sin ninguna duda y también es la más inconveniente para la convivencia ciudadana. Entonces pensamos que Melilla puede responder a esta realidad y modificarla a través del trabajo. Nosotros estamos trabajando con educadores de calle con esos niños todos los días. Sabemos qué estrategias dan éxito y las que les devuelven al sistema de protección y también qué necesidades tienen.

Son distintos a los demás niños que estan institucionalizados. Creemos que se pueden tomar medidas y hacer un esfuerzo para que lleven a una Melilla sin niños en situación de calle.

–Melilla contaba con un programa de educadores de calle. ¿Es diferente al que desarrolla la ONG?

–Pues ya no lo tiene porque acabó en junio y no sabemos si se va a repetir. Pero nosotros sí continuados. El trabajo se parece en algunas cosas, porque ocurre en la calle y pasa con la interacción con los niños. Quizás el aspecto diferencial es que nosotros no solo trabajamos en la calle, sino también con esos chicos de los centros de protección y del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. De hecho, les conocemos desde entraron por la frontera porque estamos en el puesto de Beni Enzar trabajando con la Policía Nacional. Los primeros que ven a los niños entrar somos los agentes y nosotros. Asimismo, trabajamos con ellos en los centros educativos. Estamos en cuatro colegios que acogen a la gran mayoría de esos menores. De manera que contamos con una visión de 360 grados de la realidad de estos menores. Esto nos da una perspectiva muy completa de la realidad.

–¿Se podría ampliar el proyecto de Save The Children para atender con más medios a los niños en situación de calle?

–Es nuestra intención. Nos gustaría que fuera esto prioritario para la Administración. Es prioritario para nosotros. De hecho, lo hemos planteado a la vicepresidenta del Gobierno local.

–¿De qué forma se logra que vuelvan a las instituciones?

–Tenemos historias de algunos de ellos que han logrado volver a las instituciones. Sabemos las claves porque la solución institucionalizada es válida para la mayoría de los niños, de hecho, es para el 90% de los niños. Los centros de protección son una solución viable y aceptada para ellos. Pero hay un grupo de niños con unas características especiales que son minoritarios para los cuáles no es una solución. Niños que ya estaban en situación de calle en Marruecos y que no han conocido otra cosa. Niños que experimentaron traumas terribles en sus lugares de origen y vienen con un peso fortísimo de esos traumas que les lleva a rechazar cualquier forma de supervisión de adultos. También niños que han tenido una mala experiencia en las instituciones. En los tres casos requiere un trabajo individualizado, personal con ellos para poco a poco convencerle de que el mejor lugar es el sistema de protección. Eso empieza a en la calle, sigue con actividades destinadas especialmente para estos niños, con un acompañamiento de un adulto de referencia hasta que poco a poco, conquistada su confianza, regresan al sistema de protección y entienden que es el mejor lugar. Pero requiere una solución distinta.

–¿Necesitarían más inversión financiera para ampliar el proyecto de educadores de calle y solicitarían ese respaldo a la Ciudad?

–De momento lo estamos financiando con nuestros recursos. Nuestro trabajo en Melilla procede en un 70% de financiación privada, es decir, de ayuda de los socios y también de las empresas. Son nuestra principal fuente de financiación. Nosotros animamos a la Administración a tener el propósito de querer una ciudad en la que no existan niños en situación de calle, como un sueño o un objetivo porque creo que es bueno sin duda para los niños y también para el conjunto de la sociedad melillense. Que la Administración tenga ese objetivo, que se ponga atrabajar en él como prioridad y nosotros acompañaremos ese esfuerzo sin ninguna duda.

–¿Cómo es el trabajo de Save The Children en Beni Enzar?

–Trabajamos en la frontera desde hace tres años. Estamos en la instalaciones de frontera con la Policía Nacional. Nuestro trabajo allí comenzó en un momento en el que las instalaciones de la Policía parecían un colegio o una guardería. Había una cantidad de niños descomunal y los agentes hacían una tarea de cuidado infantil. Entraron en contacto con nosotros y ofrecimos nuestra colaboración. Desde entonces tenemos un espacio seguro para la infancia en la frontera. Cada vez que cruza un menor, acompañado o no, la Policía nos llama para atender esta situación. ¿Cuál es nuestro trabajo? Diagnosticar cuál es la situación de ese menor, sobre todo, intentado identificar situaciones vulnerables, como posibles víctimas de trata o casos de protección internacional. Estamos en esos trámites de frontera que son complicados y largos. Para nosotros es un lugar de observación privilegiado. El punto de entrada. A partir de ahí asegurar que los niños tengan los recursos apropiados.

–¿Y en el CETI?

–Trabajábamos en el interior del CETI en el pasado pero ahora lo que hacemos es estar fuera del CETI con adolescentes a los que les damos formación que faciliten su inclusión, como clases de español, y también algunas cuestiones con su proyecto migratorio. Les damos información realista de su situación. Muchos de ellos vienen con espectativas falsas e imposibles de cumplir.

–Y han sumado su trabajo a los centros educativos.

–Hemos estado dando clases de apoyo en cuatro colegios. Nos preocupan los niños melillenses en situación de pobreza. Sabemos que la educación es la única oportunidad que tienen estos niños de cambiar su situación, de no repetir la vida de sus padres. La educación es el único generador de oportunidades y ascensor social que existe para familias en situación de vulnerabilidad.

Muchos de estos niños vienen con déficit educativos muy importantes Nuestro trabajo es el refuerzo educativo para compensar las desventajas que por origen pueden tener y conseguir su éxito educativo. Se hace con niños en situación de pobreza y también con los menores extranjeros no acompañados que van a estos centros para formarse.

“Un bulo entre menores les está llevando a procesos de autolesión muy graves”

–¿También están dentro de los centros de protección con sus proyectos?

–No. Se interviene con los chicos fuera. Es una intervención como con la de los chicos del CETI. Se da formación en español porque va a ser la herramienta que les abra las puertas para su educación y buscar empleo. Y también les hablamos de su proyecto migratorio porque ellos lo tienen más difícil y es más importante establecer espectativas realistas sobre cual es su situación, incluso nos interesa pinchar bulos.

Hay información falsa que se difunde entre ellos y que les lleva a comportamientos muy autodestructivos. Últimamente ocurre que hay unos índices de autolesiones mucho más importantes. Tiene que ver con que se ha corrido la voz de que los que tienen heridas tienen más posibilidades de ser trasladados a la península, cosa que no es verdad. Pero ese bulo les está llevando a procesos de autolesión graves. Los niños tienen heridas autoinfringidas por culpa de esa información falsa. Parece mentira pero la información salva vidas y reduce la frustración de ellos.

–No paran en verano.

–No, no paramos. En septiembre empieza un curso escolar nuevo y la actividad de refuerzo educativo es la que se retoma. Pero todas las demás, tienen que continuar. Los chicos siguen ahí.

Nuestro sueño es ampliar el trabajo de calle con más intervenciones con los niños para devolverlos al sistema de protección. También nos preocupa una realidad creciente que es la llegada de cada vez más niñas.

Otro ámbito en el que tenemos el deber de profundizar es en atender a los niños con adicciones. Es un gran problema. El trabajo con ellos es muy importante. Si me dice, dónde están nuestros retos son: el trabajo con chavales con adicciones, el enfoque de género y el trabajo para atender las vulnerabilidad de las niñas y la reducción de las informaciones falsas o el combate de esas noticias falsas que les lleva a comportamientos autodestructivos.

–¿Hay posibilidades de retomar el proyecto de un centro de día de Save The Children?

–Es otro de nuestros grandes objetivos. Se lo hemos pedido a la vicepresidenta claramente. Nosotros trabajamos en espacios alquilados que van cambiando. Y tener una sede fija es muy importante para Save The Children.

Tenemos a trece personas trabajando y tenemos cinco líneas de programas distintas y el deseo de profundizar en ellas pero no tenemos el espacio de referencia donde nuestros profesionales se puedan encontrar y los chavales tengan un punto de referencia. Por mil dificultades no lo conseguimos y eso que lo teníamos todo, como la financiación. Esperamos que esto sea posible y es muy importante.

Incluso es relevante como mecanismo de inclusión para los niños en situación de calle. Si tenemos un lugar donde se da la formación de chicos del sistema de protección y del CETI se puede atraer a los que están en situación de calle para que se incorporen. Es un primer paso para la normalización de su situación y a querer integrarse en el sistema de protección. No es una cosa menor contar con una sede fija.

Como responsable, cuando pregunto al equipo qué es lo que más le hace falta la respuesta que me dan siempre es “un espacio de referencia en la ciudad donde podamos trabajar”.

“Es imprescindible el desarrollo de la corresponsabilidad de las diferentes comunidades en los menores extranjeros no acompañados”

El presidente de Save The Children en España, Andrés Conde, aseguró tras la reunión que mantuvo el viernes con la vicepresidenta del Gobierno local, Gloria Rojas, que desde una mirada de estado y en cualquier conversación que tienen con las autoridades que le parece “imprescindible el desarrollo de la corresponsabilidad de las diferentes comunidades autónomas en lo que se refiere a los menores extranjeros no acompañados”. En este sentido, subrayó que “no es tolerable que esto siga siendo una cuestión de las ciudades fronterizas o las comunidades autónomas que reciben las llegadas”. Conde insistió en que se necesaria una corresponsabilidad, “no una solidaridad interterritorial, porque eso es algo discrecional, sino que la llegada de menores extranjeros es una cuestión que debe afectar a todas las comunidades autónomas”. Aseveró que “la llegada de financiación para Melilla no es suficiente sino que hay que hacer más cosas para compartir el desafio que supone la llegada de menores sin referentes familiares a nuestro país es algo prioritario”.

 

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