Sarapín Magic Room: Donde la imaginación cobra vida

Durante las fiestas navideñas, Melilla se convierte en un lugar lleno de magia, y parte de esa transformación se debe al incomparable talento de Sarapín, el payaso y mago que lleva 22 años sorprendiendo y alegrando al público con su arte. 

En colaboración con la Consejería de Cultura, Patrimonio Cultural y el Mayor realiza este espectáculo llamado “Sarapín Magic Room” en el Parque Hernández desde el día 19 de diciembre hasta el 4 de enero. Cuenta con dos pases diarios a las 18:00 horas y a las 18:45 horas con una duración de 30 minutos.

La entrada es una invitación gratuita que había que recoger en la puerta de la habitación mágica pero las 500 entradas que existían se agotaron en un día.

Este año, su espectáculo se desarrolla en una habitación mágica que – como explica su creador, Jesús Castejón, el hombre detrás del personaje – no solo sirve como escenario, sino que es una parte integral de la experiencia mágica.

“Quiero que la decoración sea parte de la magia. La alfombra, los asientos, la batería… todo tiene algo que ver con la magia,” comenta Castejón. La creación del espectáculo empieza meses antes, cuando las ideas iniciales van tomando forma. Este año, la temática central es una habitación que también comparte con Arantxa Mansilla, quien realiza talleres y cuentacuentos. 

Los niños que asisten a los talleres se adentran en esta habitación, llamada "la habitación de Serafín" y cuando luego presencian el show, todo adquiere un nuevo significado. Este enfoque compartido agrega un nivel de colaboración y cohesión que hace de la experiencia algo único.

Jesús Castejón se deja llevar por la tranquilidad de su hogar para anotar ideas que evolucionan con el tiempo. “Mi primera idea no tenía nada que ver con una habitación, pero poco a poco le cogí más ilusión a una de las ideas y es la que desarrollé", explicaba el mago. Este proceso creativo, aunque meticuloso, también está lleno de flexibilidad y adaptación asegurando que todo fluya de manera armoniosa.

La pasión de Jesús por la magia comenzó cuando tenía ocho años y su padre le hizo un truco. Desde entonces, los juegos de magia y los libros se convirtieron en sus regalos predilectos en cada celebración. Sin tutoriales de YouTube ni DVDs, Jesús dedicó horas a leer y practicar. “Ensayar, leer y volver a ensayar era lo que hacía”, recuerda el ilusionista.

Con 16 o 17 años aceptó una propuesta para actuar como payaso en un colegio, algo a lo que inicialmente se negó. Sin embargo, lo hizo junto a su mejor amigo Carlos, formando el dúo Sarapín y Sarapón. Tras 13 años Carlos se retiró y Jesús continuó solo contando con la ayuda del hermano menor de Carlos como técnico de sonido. A lo largo de los años, Sarapín ha evolucionado y se ha ganado un lugar especial en los corazones de los melillenses.

El camino de Sarapín está lleno de momentos inolvidables. Una de las historias más entrañables es la de Raúl, un niño de tres años al que Jesús Castejón subió al escenario durante un evento en el Kursaal. Aunque al principio Raúl también sintió los nervios de enfrentarse a cientos de personas, pronto demostró su carácter natural y cómico al adoptar una pose de Spiderman que hizo que el público estallara en risas y aplausos.

“El niño tenía una gracia natural, y ya no me hacía falta trabajar mucho para hacer reír al público", rememora Castejón. Desde aquel día Sarapín ha estado presente en todos los cumpleaños y celebraciones de Raúl, consolidando una conexión que trasciende la relación habitual entre artista y espectador.

Aunque Jesús no suele compartir sus trucos de magia en vídeo para mantener la sorpresa en los espectáculos en vivo, tuvo una gran presencia en redes sociales durante la pandemia. Fue un período de intensa actividad en el que realizó 70 programas consecutivos desde casa contratados por Televisión Melilla. En TikTok también alcanzó una impresionante cifra de 380.000 seguidores aunque hoy en día su actividad en la plataforma ha disminuido.

“Las redes sociales son muy sacrificadas”. “No es solo grabar, sino también editar", explicaba Jesús Castejón, quien prefiere enfocarse en las actuaciones en vivo. En tiempos de pandemia sus directos en redes llevaron la magia a hogares melillenses demostrando que su creatividad no tiene límites.

Al reflexionar sobre su trayectoria y lo que significa Sarapín para él y su público, Jesús compartía un mensaje lleno de esperanza “quiero que disfruten, que sonrían, que vean que la vida es maravillosa”. “Sea cual sea la situación que estén viviendo, siempre hay un punto de luz maravilloso.”

Este mensaje encapsula el espíritu de Sarapín: un recordatorio de que la magia no está solo en los trucos o en los escenarios, sino también en la capacidad de alegrar corazones y hacer que, aunque sea por un momento, las preocupaciones desaparezcan.

En esta Navidad, Sarapín vuelve a iluminar Melilla con su talento, creatividad y, sobre todo, con su amor por la magia. Una vez más, Jesús demuestra que el verdadero poder de un mago no está en las manos, sino en la conexión con su público.