Toda la plantilla del centro de salud de Cabrerizas, acompañada de las autoridades y los sindicatos, salió ayer a la calle para protestar por las agresiones que reciben por parte de los pacientes. Subrayan que los chillidos, los insultos y las faltas de respeto son diarias e incluso que no las denuncian porque tendrían que estar todos los días en la Policía Nacional. Aseveran que han llegado a “normalizar” esta situación. Precisamente por las características de la población a la que asisten en esta zona de la ciudad, solicitan que este ambulatorio sea considerado “centro de salud de difícil desempeño”.
Sin embargo, el Ingesa no ha contemplado aún esta posibilidad, mientras que en Educación sí existe esta figura y permite a los centros contar con más medios para atender a los niños.
Gritos, golpes y cristales rotos
El miércoles fueron agredidos tres médicos y una enfermera por pacientes diferentes. Un hombre se enfrentó a un doctor y tuvo que ser retenido por dos vigilantes de seguridad a los que luego pidió disculpas cuando llegó la Policía. “Pero no sirven las disculpas cuando me has agredido física o psicológicamente o me ha presionado”, aseguró el coordinador del centro de salud de Cabrerizas, José Manuel Alférez Fernández. Esta situación no es la primera vez que ocurre, añadió. De hecho, afirmó que los pacientes rompen los cristales de los coches de los médicos cuando van a hacer una atención en un domicilio y hace poco han robado el espejo de una moto de un nuevo sanitario.
El coordinador de estas dependencias subrayó que no quieren más dinero, sino que se tenga en cuenta que los pacientes de Cabrerizas no son los mismos que hay en la zona centro.
Explicó que sus enfermos no usan la receta electrónica y que necesita más tiempo para explicar los tratamientos a muchas de las personas que van a su consulta.
Sin embargo, lamentó que sólo tenga cinco minutos por cada paciente para asistirles. Esto hace que haya retrasos en las citas y sumado a que no hay número y muchos tienen que esperar para ser vistos por urgencia, influye en las situaciones de agresión que ha sufrido todo el personal del centro de salud.
Alférez Fernández afirmó que es un tema de falta de educación y de respeto por parte de los pacientes. De hecho, apuntó que lleva 20 años sufriendo las agresiones de los usuarios y que estas situaciones de violencia las protagonizan desde niños a ancianos por diferentes motivos, desde que no tienen cita con su doctor a porque no se les puede recetar un medicamento específico.
Los cambios
El coordinador del centro comentó que no necesitan más doctores ni pediatras, pero sí que se sustituyan cuando hay bajas o vacaciones. La semana que viene prevén grandes colas porque habrá varios que tienen días libres.
Tampoco cree que poner un guardia de seguridad en la puerta de cada consulta funcione. Reiteró que es una cuestión de educación y que las familias deben aprender que los trabajadores del ambulatorio merecen el mismo respeto que reciben ellos.
Además de la consideración de “centro de difícil desempeño”, los sanitarios exigen que se cambien las horas de citas. Alférez Fernández explicó que el 52% de los pacientes que piden una consulta tanto en el mostrador como por Internet no acude más tarde a esta entrevista con su doctor. Eso impide que otras personas que están enfermas puedan ser vistas por sus médicos de cabecera.
Por ello, la solución que propone esta plantilla es que se disminuya el número de citas que se pueden reservar por la web y en el mostrador para otros días. El coordinador subrayó que, aunque a Madrid no le gusten las colas en la puerta del ambulatorio, van a continuar en este centro de salud. La idea es que a primera hora haya un gran número de citas para los pacientes que madrugan y están enfermos ese día.
Ordenar
Colas
Afirman que los sanitarios no pueden ordenar las filas que hay por las mañanas en el centro de salud y que eso lo deben hacer los usuarios, como cuando van al supermercado. El coordinador del ambulatorio subraya que hace unos días tiraron al suelo a un paciente suyo que iba en muletas mientras hacía cola y que otros usuarios llegaron a cerrar las puertas detrás de ellos para que la gente se pegara contra ella y no entrara.
Más educación
Que seguridad
Alférez Fernández destaca que incrementar la seguridad no sirve. Subraya que se trata de un tema de educación y de que los pacientes deben aprender a respetar a la plantilla de este centro de salud.
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