La lucha contra las carreras ilegales y el exceso de velocidad en Melilla ha dado un nuevo paso con la aplicación de sanciones ejemplares. La Consejería de Seguridad Ciudadana, a través de su responsable José Ronda, ha anunciado que toda persona que retire las vallas instaladas en la calle La Legión, en el barrio del Real, se enfrentará a multas de hasta 3.000 euros. Esta medida llega tras detectar que algunos conductores, en un acto de irresponsabilidad, han comenzado a mover estas barreras colocadas con fines de seguridad.
"También les quiero decir que hay muchos listillos, muchos conductores que retiran las vallas puestas", ha advertido Ronda, dejando claro que este comportamiento no quedará impune. Para prevenir estas acciones, se han instalado cámaras de videovigilancia que graban las vías de forma continua. “Cada vez que se retira una valla, queda registrado y la sanción es de 3.000 euros. Nadie puede tomarse la justicia por su mano”, ha añadido.
Las vallas instaladas en la calle La Legión forman parte de un plan piloto para reducir la velocidad en una de las zonas más conflictivas de la ciudad. La intersección con las calles Cataluña y Aragón se ha convertido en un punto crítico donde los vehículos suelen acelerar de forma peligrosa tanto en la subida como en la bajada. Si bien la colocación de las vallas ha generado cierta polémica entre los vecinos, las autoridades insisten en que no se está impidiendo el acceso a la calle, sino que se busca desviar el tráfico para obligar a los conductores a moderar la velocidad.
Este barrio ha sido epicentro de numerosas infracciones de tráfico y carreras ilegales. Sin embargo, gracias a las medidas adoptadas, ya se ha notado una mejora significativa. “Sabemos que las carreras ilegales en el barrio del Real han disminuido bastante”, ha confirmado Ronda. Parte de este éxito se debe también a la incorporación de nuevas tecnologías para la vigilancia, entre ellas los drones de la Policía Local, que permiten detectar infracciones en tiempo real.
Los drones han resultado especialmente útiles para observar giros indebidos, maniobras peligrosas o vehículos que participan en carreras. “Este vehículo gira a la izquierda cuando tiene una señal de prohibición. Lo detecta el dron. Y el dron avisa a un control policial”, ha explicado el consejero, mostrando imágenes captadas desde el aire que han sido compartidas también en redes sociales. Aunque no se ha dado una cifra exacta, se ha confirmado que desde la puesta en marcha de este sistema ya se han tramitado numerosas sanciones.
No obstante, las autoridades reconocen que el problema no ha desaparecido por completo. Aún se registran carreras a altas horas de la madrugada en otros puntos de la ciudad. “No podemos tener a un policía en cada calle, pero estamos haciendo un esfuerzo importante para atajar esta situación. Hay que estar constantemente detrás de estos conductores”, ha asegurado Ronda.
Entre las medidas adicionales que se implementarán en los próximos meses, destacan la llegada de dos nuevos cinemómetros, dos caminas más (vehículos policiales de vigilancia) y un “multacar”, un coche equipado con tecnología para detectar infracciones mientras circula. Todo ello se suma al trabajo ya realizado en zonas como el entorno del CEIP Real, donde un radar ha detectado más de 600 excesos de velocidad en el último mes. En esa área, la velocidad máxima es de 20 km/h al tratarse de una plataforma única, sin embargo, algunos vehículos han sido sorprendidos circulando a más de 40 km/h.
Además, está previsto instalar 12 lomos de asno (badenes) en calles especialmente peligrosas, como el paseo marítimo de Horcas Coloradas, la carretera de los Cuarteles —junto al hospital universitario— y la zona trasera y lateral de la residencia de mayores, donde también se han registrado carreras y derrapes.
“En estas zonas se hacen auténticas barbaridades. Son calles anchas que invitan a correr, pero vamos a actuar con firmeza. Las sanciones son duras y vamos a seguir ampliando el control”, ha sentenciado Ronda.
Con todas estas medidas, la ciudad de Melilla refuerza su compromiso con la seguridad vial. El mensaje de las autoridades es claro: no se tolerará ningún comportamiento que ponga en peligro a los ciudadanos. La combinación de vigilancia, sanciones elevadas y control tecnológico busca no solo castigar a quienes infringen la ley, sino también prevenir futuras tragedias en las calles. Las vallas del barrio del Real no son un obstáculo arbitrario, sino una barrera contra la imprudencia y un paso más hacia una ciudad más segura.