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Sancho-Miñano: “Ya no hay que hablar de fallos, pero sí sobre cuál es el futuro de la sanidad con Madrid”

El presidente del Colegio de Médicos de Melilla, Justo Sancho-Miñano, aseguró a El Faro que esos primeros días de la pandemia se vivieron con una mezcla entre incertidumbre y miedo. Sabían que el virus iba a llegar a la ciudad, pero, de alguna manera, fue una ventaja que lo hiciera más tarde, cuando en otras regiones ya sabían qué estaba funcionando y qué no con los pacientes más graves. Ahora, en lugar de enumerar los fallos de aquellos días, algunos motivados por algo inesperado, prefiere que el Ingesa de Madrid, al que llama “mastodonte”, les escuche. Espera que atienda a los profesionales de la sanidad melillense para planificar el futuro de la misma, un futuro que no se puede mejorar si no hay más plantilla y mejores infraestructuras.

–¿Cómo recuerda esos primeros días de incertidumbre sobre la llegada del virus?

–Esos días se recuerdan con una mezcla, como dice, de incertidumbre, de incredulidad, de miedo... Pensabas si era verdad o no. Simplemente era verlas venir. Sabíamos que cada vez más empezaba a haber casos en España. La verdad es que ahora lo recuerdo como si hiciera un siglo, pero solo fue hace dos años. Todavía se nos eriza la piel.

–¿Fue una 'ventaja' que llegara el virus más tarde que a otras autonomías, como Madrid?

–Sí fue una ventaja poderse aislar por tierra, mar y aire. Hasta el punto de que apenas hubo primera ola en Melilla. Recuerdo que llegamos a verano si casi sufrir lo que habían padecido otros territorios españoles y europeos. Fue una gran ventaja. Pero lo cierto es que tampoco podíamos seguir aislados.


–¿Qué ha sido lo peor para ustedes de esta pandemia?

–Lo peor para los médicos y los sanitarios en general no es que haya sido, sino que sigue siendo una carga de trabajo extraordinaria, un estrés añadido extraordinario.. Mucha tristeza porque a veces daba la sensación de que no se podía hacer nada por la gente que caía en el camino.

También tenemos mucho cansancio. Mucha desesperanza...

Y sobre todo, lo que vemos es que, en general, los que están ahora y los que estuvieron antes, no están por la labor, al menos es la sensación que tenemos, de solucionar los problemas sanitarios, que son muchos, y que se han visto con esta pandemia.

Pediría a los políticos, me da igual el signo, que dieran un paso más y nos escucharan.

–¿Cómo ha cambiado la forma de hacer el trabajo en el hospital y centros de salud con la covid?

–Ahora mismo en los centros de salud y en el hospital existe un control importante del acceso, que creo que no deberíamos abandonar. Teníamos antes una política de puertas abiertas y con la que, a veces, las instalaciones sanitarias parecían de todo, menos un hospital en el que había enfermos ingresados y sufriendo por su salud.

Creo que, no es que se tenga que cerrar las puertas de los centros sanitarios a nadie, pero que siga habiendo cierto control del acceso. Puede venir muy bien para también evitar que gente que entre en los centros se contagie de enfermedades que hay allí o que los enfermos que ya tienen una patología puedan ser contagiados con enfermedades de fuera. La pandemia ha podido enseñarnos cosas como ésta.

–Con el paso del tiempo siempre se ven los fallos mejor, pero ¿cree que algunos de ellos no se deben olvidar para no volver a repetirlos?

–Respecto a los fallos, seguramente han sido muchos. No es cuestión de enumerarlos aquí. Y también muchos causados por una circunstancia sobrevenida y desconocida.

Pero hay otros que sí pudieron subsanarse o, al menos, se podrían haber hecho las cosas de otra manera, si se hubiera escuchado a la gente que estaba en la trinchera. Pues el que sabe lo que pasa es el que está ahí y no otras personas que están en despachos más o menos cercanos o lejanos.

Ya no es cuestión de enumerar los fallos, pero sí de que nos escuchen y se sienten a hablar y hablemos sobre cuál es el futuro de la sanidad en Melilla con ese órgano mastodóntico que está en Madrid, que no nos escucha y que se llama Ingesa.

–¿Damos valor ahora al personal sanitario y no sanitario del hospital o cree que la sociedad ha olvidado los aplausos del confinamiento?

–Cuando empezaron los aplausos, y en algún medio me preguntaron por ello, que qué opinaba, dije que parte de la gente que aplaudía, tarde o temprano, nos iba a volver a insultar como había hecho antes. Evidentemente no nos sentimos ni bien tratados ni bien valorados. Pero no es una cosa de ahora, sino de antes. Y también está ligado a la educación.

Es la forma que percibe la gente sus derechos, pero no sus obligaciones y el respeto por el que está enfrente. Tenemos carencias y no solo aquí. Hablo con compañeros de otras latitudes y siguen igual. No están tampoco valorados por la Administración, por supuesto, ni en general, aunque esté feo generalizar, por el público.

–¿Qué ha venido con la pandemia para quedarse?

–Lo que ha venido para quedarse es que no somos indestructibles. Tenemos que reflexionar que un bichito o una cadena de RNA nos ha vuelto vulnerables y que se han quedado millones de personas en el camino. Más de 100.000 en España y 150 en Melilla. Nos debe hacer reflexionar que estamos aquí de paso y aunque, esto que le diga sea más bien filosofía, debemos hacer todo el bien que podamos mientras estemos aquí.

–¿La sexta ola ha sido la peor por el número de fallecidos?

–Respecto al número de fallecidos en la sexta ola pedimos que nos explicaran si estas personas fallecían por la covid-19 o por complicaciones o por otras causas.

Es que hubo un momento en el que durante esta sexta ola el 70% de los test que se hacían eran positivos y eso lo que daba a entender es que, sino todo el mundo, casi todo el mundo estaba contagiado. Entonces podrías ingresar en el hospital por romperte una pierna, te hacían el test, y dabas positivo, y contabas como tal. O te atropellaba un coche, dabas positivo, y si fallecías por las heridas del atropello contabas como víctima de covid.

Hemos echado de menos un poco de claridad porque no sabemos si la gente fallecía de la covid o de otras causas siendo positivo de SARS-CoV-2.

–¿Qué pasará ahora con tantos vacunados y con la incidencia baja? ¿Cree que será como una gripe y se recuperará la normalidad?

–Nosotros creemos que seguirá bajando la incidencia poco a poco. Que habrá una meseta y que habrá algún que otro pico de incidencia, pero ya nada parecido a las olas previas. Hay muchos expertos, que yo no estoy entre ellos, pero que dicen que la pandemia podría ya haber acabado y que ésta va a ser la evolución del virus.

El término gripalizarlo, pues ya veremos este próximo invierno cómo se comporta y cómo nos comportamos nosotros también.

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