El Gobierno de Ceuta tiene previsto aprobar una bonificación del 100% de la tasa que se aplica a las terrazas de los bares y restaurantes de su ciudad. Los hosteleros de Melilla han recibido con aplausos una propuesta similar, incluida en el Plan de Contingencia que prepara la consejera Dunia Almansouri. En nuestro caso se extenderá, incluso, a los comercios locales, ya que no se les cobrará por escaparates ni por la ocupación de la vía pública.
La medida, sin dudas, representa un alivio para un sector local al que la crisis del Covid le ha asestado un mazazo en mitad del estómago. El coronavirus avisó, pero nuestras autoridades no se dieron por aludidas hasta que, de golpe y porrazo, cayeron en la cuenta de que el número de fallecidos iba cuesta arriba, especialmente en Madrid.
Así que el Estado de Alarma llegó a los bares y restaurantes en pleno fin de semana con las neveras llenas hasta los topes. Toda esa mercancía se ha convertido en pérdidas para los locales que no ofrecen comida a domicilio o que tienen personal transfronterizo contratado en cocina y servicio. El cierre de la frontera no les permite, ni siquiera, reinventarse con la misma agilidad con que en la península lo hacen los establecimientos que mantenían sus reticencias a aliarse con Glovo o Just Eat y otras plataformas de ‘riders’ que trabajan en el negocio de la entrega a domicilio.
Pero eso es lo que menos preocupa hoy al empresariado en Melilla. Aquí, como en muchos otros puntos de España, la principal preocupación está entre los autónomos. A muy pocos convence la propuesta de moratoria del pago de impuestos propuesto por el Gobierno central. Los emprendedores lo que quieren es una quita y los ejecutivos locales tienen todos los motivos del mundo para poner reparos en seguir el camino de Madrid, de bonificar las tasas de autónomos, porque al final es dinero de las comunidades que va a parar al Estado.
Parece de Perogrullo, pero la jugada de Pedro Sánchez es ‘redonda’, nunca mejor dicho. El Ejecutivo nacional da dinero a las comunidades, se lleva los titulares de la prensa por ello y espera que las autonomías empleen esas partidas en bonificar, por ejemplo, las tasas de autónomos. De esta forma las comunidades reciben también el aplauso de la prensa sin reparar en que automáticamente el dinero regresa al punto de partida. Es lo que los coachings llaman “ganar-ganar”. Pero siendo honestos, ganan de verdad los autónomos y, sobre todo, el Gobierno de Pedro Sánchez, mientras las comunidades siguen chupando un candado gigante, asfixiadas por el mal reparto de la financiación autonómica.
¿No sería mejor que directamente el Estado decrete la exención del pago de la tasa de autónomos? Sí, pero no lo hace porque a los autónomos se les identifica con todo el espectro político del centro-derecha. Así que al no ser votantes de izquierda no le quitan el sueño al Ejecutivo de PSOE y Podemos. Si la condonación del impuesto sale de las comunidades también gana el autónomo y nadie podrá acusar a los socialcomunistas de pensar más en los empresarios que en los colectivos desfavorecidos.
Al hilo de estas conclusiones, fruto del confinamiento, autónomos de nuestra ciudad coinciden en confirmar a El Faro que la moratoria no les salva los muebles. Lo que quieren es una condonación de una tasa de actividad que no ha existido desde el 15 de marzo debido al Estado de Alarma por lo que es ridículo que les obliguen a pagar por unos ingresos que no han tenido y que, de esta manera, el Gobierno ignore además sus pérdidas.
Hay, incluso, quienes dan por hecho que el confinamiento se extenderá hasta casi el 1 de junio. Así que dan por perdida la campaña de verano. Asumen que, con suerte, podrán sacar algo en la campaña de Navidad.
Cuentan, además, que la recuperación no será inmediata porque el comercio mundial depende de China y todos vamos a hacer pedidos a la vez. Por más que los chinos se empeñen en sacar todos los albaranes, habrá colapso porque la demanda superará, con creces, la capacidad de distribución del gigante asiático.
Por eso los autónomos piden que la exención del pago de los casi 300 euros de cuota que tienen que abonar cada mes se extienda desde el 15 de marzo hasta noviembre.
En Melilla aspiran a que pueda salir adelante esta quita de la deuda con el Estado si el tripartito accede a emplear en estos menesteres el superávit que dejó Imbroda.
Para el colectivo es importante no sólo ayudar a quienes acababan de abrir un negocio nada más decretarse el Estado de Alarma, sino también incentivar a quienes decidan salir del paro y emprender.
Pero esta quita no sería una solución, en opinión de los afectados, si no se combina con una suspensión de todos los impuestos municipales desde el 15 de marzo y hasta otoño: IBI, tasa de agua o de basura incluidos. Y ya puestos, piden a la Ciudad que paralice el cobro del aforo porque la mercancía llega al puerto y quieren que el comerciante pague aunque tenga el negocio cerrado.
Por pedir, que no quede. Pedid y se os concederá.