La Consejería de Salud Pública y Bienestar Animal asegura que desde que se decretó la alerta 1 por rabia en Melilla, en noviembre pasado, han sido recogidos de las calles de Melilla 56 perros asilvestrados, según los datos que maneja la Policía Local.
No obstante, la consejería admite que aún quedan vagando por las calles de la ciudad, "unos 30-40" animales. En la primera quincena de febrero pasado, Francisca García Maeso aseguró en una entrevista con El Faro que estimaba que en Melilla había unos 60 perros sueltos. De esa cifra se desprende que entre el 11 de febrero y el 17 de marzo se han recogido entre 20 y 30 animales de nuestras calles.
Preguntada esta semana por El Faro sobre el número de perros asilvestrados sacrificados en Melilla durante la alerta 1 por rabia, la Consejería de Bienestar Animal evitó dar cifras y se limitó a explicar que aquí "no se sacrifica indiscriminadamente a los perros capturados, sino que se evalúa su estatus de exposición al virus y su estatus de vacunación, tal y como señala el Plan de Contingencia de la lucha antirrábica".
De momento, añaden desde la consejería, no hay constancia de que la rabia se haya transmitido a otro tipo de mamíferos en Melilla.
Respecto a las cinco personas que fueron mordidas por un perro con rabia el 21 de febrero de 2021, Bienestar Animal ha asegurado a El Faro que "todos están bien". Según ha podido saber este periódico, al menos dos de las víctimas han interpuesto denuncia en los juzgados.
La consejería asegura, además, que se ha incrementado en uno el número de laceros que trabajan en Melilla, lo que significa que hay dos personas contratadas para recoger animales asilvestrados de la calle, aparte de la empresa Tragsatec, que recibió un contrato de 159.712,89 euros para un periodo de dos meses.
La Consejería no ha podido asegurar si la Ciudad podrá salir este mes de mayo del nivel 1 de alerta por rabia, decretado desde noviembre de 2021 y que normalmente se mantiene durante un período de seis meses. "Dependerá de la evolución, pero estar en nivel 1 sólo indica que se están aplicando medidas de prevención que eviten la transmisión del virus entre perros y de estos a las personas. Confiamos en que el brote pueda estar controlado en los próximos meses", aseguraron en declaraciones a El Faro.
A primeros de este mes de marzo, la consejera de Salud Pública, Francisca García Maeso, señaló a El Faro que la ciudad no corre el riesgo de entrar en nivel 2 de rabia, como avanzaron desde Podemos, con información privilegiada que les llega desde el Ministerio de Ione Belarra, que es la que tiene las competencias de Bienestar Animal.
Desde noviembre de 2021 y hasta este mes de marzo de 2022 se han detectado en Melilla ocho casos de perros positivos en rabia y cinco personas han recibido tratamiento antirrábico tras ser mordidas por uno de esos animales.
Desde el Colegio de Veterinarios de la Ciudad ya han advertido de que la situación es "comprometida".
La situación de la alerta 1 por rabia en Melilla ha trascendido las fronteras locales. El 28 de febrero la Asociación de Veterinarios Municipales de España pidió el cese de la consejera García Maeso en una carta enviada al presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro.
En la misiva, su presidente, Juan Carlos Ortiz Menéndez, destacó que siete casos de rabia en seis meses eran "cifras inauditas" y acusó a García Maeso de incumplir la legislación vigente y obstruir la labor de los veterinarios de la Ciudad Autónoma.
Por su parte, los veterinarios municipales de Melilla han criticado duramente la gestión que la consejera socialista García Maeso ha hecho de esta crisis y han llegado a acusarla de defender más el Bienestar Animal que la Salud Pública.
En un informe que enviaron en enero a la Dirección General de Salud Pública consta que alertaron en octubre de 2021 a la consejera de la necesidad de recoger la gran población de perros asilvestrados que había en ese momento en las calles de la ciudad porque se corría el riesgo de que un pequeño mamífero contagiado entrara por la valla desde Marruecos y transmitiera la enfermedad a cualquiera de los animales callejeros que andaban sueltos por las calles.
En este sentido, avisaron de que con tantos animales sueltos por Melilla, la rabia podía propagarse rápidamente por la ciudad. Un mes después, Salud Pública registró el primer caso de rabia.
Tras conocerse el informe de los veterinarios, el Colegio de Médicos manifestó públicamente su preocupación y consideró "temerario" no tomar medidas "drásticas" para frenar el avance de la enfermedad en la ciudad.
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