Los técnicos continuarán las revisiones en otros 30 negocios más a lo largo de este mes.
La Ciudad ha clausurado, como medida cautelar, un establecimiento hostelero de Melilla por falta de higiene y a otro le ha requerido una serie de documentación para que pueda continuar con su licencia de apertura. Sólo en estos dos casos ha habido problemas de las 36 inspecciones sanitarias que se han llevado a cabo en julio. Así lo aseguró ayer la consejera de Presidencia y Salud Pública, Paz Velázquez, que resaltó que las revisiones de los técnicos continuarán en agosto hasta alcanzar los más de 60 bares y restaurantes.
La campaña que ha realizado la Consejería se enmarca dentro del Plan Nacional para vigilar la cadena alimenticia, cuyos objetivos son: comprobar que se cumple con las reglas higiénico-sanitarias, instaurar un programa de control de higiene general, informar de posibles alérgenos al consumidor, evitar los riesgos de comer bivalvos, moluscos, huevo o salsas para prevenir enfermedades, como la hepatitis y la salmonela.
En concreto, en Melilla los inspectores han hecho hincapié en el uso de aceiteras no recargables, presencia de agua caliente, cubos de basura, prácticas correctas de manipulación de alimentos, que los pescados que se sirvan crudos tras estar congelados previamente durante 24 horas, que se usa un producto para desinfectar frutas y verduras y que tienen las facturas de bivalvos, que deben estar guardadas durante 60 días.
En el caso de que los hosteleros no cumplan con la normativa, además de medidas como la clausura del negocio, se les puede sancionar con multas de entre 3.000 y 600.000 euros, dependiendo de la gravedad de la falta.