Salma El Malqui, un año en Canadá con una beca de la Fundación Amancio Ortega

Salma El Malqui es una chica de 15 años que estudia 4º de la ESO en el colegio La Salle. Es la única melillense que ha sido seleccionada por la Fundación Amancio Ortega para conceder una beca de estudios en los Estados Unidos y Canadá.

Ella solicitó la beca el pasado mes de septiembre esa beca, que no es nada fácil de obtener, dado que sólo se concede a 400 personas en toda España y se presentaron más de 10.000. Primero tuvo que pasar un corte con la nota obtenida en 3º de la ESO, tras lo que quedaron 2.800 candidatos. Posteriormente, un examen de inglés, y ya los candidatos se redujeron a 800. Finalmente, la entrevista personal, a cargo de lo que Salma cree que eran dos psicólogas, terminó de decidir.

Ha sido un primer trimestre de curso duro, en el sentido de que, durante este tiempo, la incertidumbre sobre si resultaría elegida reinaba en su familia. Su madre, Fátima Bouhou, siempre tuvo la esperanza de que su hija saldría elegida, pero tampoco quería decirle a ella nada por si al final no sucedía, para que no se llevara un palo gordo.

“Yo sentía que me la iban a dar. Desde que me apunté, tenía el presentimiento de que la beca iba a ser mía, pero había que ser prudente por si no me la daban”, relata Salma.

Desde el 21 de diciembre –último día antes de las vacaciones de Navidad–, ya es firme que Salma estudiará 1º de Bachillerato en Dartmouth, en Nueva Escocia (Canadá). Se repartían solamente 400 becas en toda España, de las cuales 70 estaban reservadas para Galicia, lo que da cuenta del mérito de Salma.

Aquel día, en que se publicaba el resultado final, Salma estaba “muy nerviosa”. Todos en su familia lo estaban, en realidad. Ella, además, estaba “impaciente”, y, aunque ya en el instituto quería ver el resultado, su madre la convenció para esperar a llegar a casa.

Un curso completo

Con esa beca, se cubren los gastos médicos, la estancia en una casa con una familia y el instituto. Además, los afortunados disponen de 130 euros extra al mes para sus gastos personales.

El curso comienza el día 1 de septiembre y concluye el 30 de junio de 2025, diez meses durante los que Salma tendrá que sacarse el equivalente a 1º de Bachillerato, y en inglés. Pese a todo, no parece que vaya a tener problemas, dado que, aunque nunca ha salido a un país angloparlante, es muy buena para los idiomas. Baste decir que, cuando estudiaba 1º de la ESO, se sacó el B1, el B2 lo aprobó estando en 2º y el C1 lo obtuvo mientras estudiaba 3º. Hace un par de meses se apuntó a una academia y confía en sacarse el C2 en inglés este verano, antes de marcharse a Canadá. No parece que vaya a tener problemas, pues ya le han dicho que tiene nivel para el C2.

Después asegura que seguirá aprendiendo inglés, porque cree que le “falta muchísimo”, pero lo que es cierto es que, en cuestión de exámenes, estará ya “finiquitado”.

Una experiencia diferente

Aunque su experiencia más nítida comenzará el 31 de agosto, una vez en Canadá, las mariposillas ya recoren el cuerpo de esta adolescente desde que le confirmaron que tenía la beca.

En marzo, pasará un fin de semana con el resto de alumnos seleccionados en Madrid, donde se les darán a todos ciertas orientaciones sobre lo que les espera el próximo curso, como la experiencia que van a vivir o las normas que pueden esperar allí.

En cualquier caso, Salma ya tiene muy claro que va a ser todo “bastante diferente” a estudiar un 1º de bachillerato en España, “porque aquí se tiene muy en cuenta memorizar mucho y el sistema educativo de Canadá es más práctico”, explica.

También, dice con entusiasmo, se fomentan y valoran las actividades extraescolares y ella confía en apuntarse a varias de ellas, como natación o club de debate o de arte. “Quiero probar todas esas cosas, que es lo que más me llama la atención del sitio”, afirma Salma.

“Sé que la experiencia me va a abrir los ojos muchísimo y voy a aprender culturalmente y conociendo a nuevas personas, que es algo que me apasiona”, apunta Salma durante su visita a El Faro.

Ahora solamente falta que se le asigne una familia donde vivir en Dartmouth, y aquí Salma quiere ser bastante “cauta”, ya que “puedes tener algo en mente y que luego no sea lo que esperas”. Ella confía en que se le asigne antes de junio y manifiesta que intentará ponerse en contacto con ella para conocerse un poco y que a su llegada ya tengan cierta confianza.

Mientras tanto, va mirando cosas de Dartmouth en internet, pero lleva poco tiempo, porque, aunque sabía desde el 21 de diciembre que se iba a Nueva Escocia, no fue hasta hace unos días cuando le comunicaron el destino definitivo. Diez meses en los que sus padres la echarán mucho de menos.

Salma confía en adaptarse pronto a un lugar que, por lo que ha podido ver, es “bastante bonito, con muchísimo verde, actividades o museos”.

El orgullo de una madre

Está claro que Fátima está feliz por Salma. “Como padres, no podemos estar más orgullosos de ella. Se ha esforzado mucho. Confíabamos en ella y gracias a dios lo ha conseguido. Y ahí estamos apoyándola”, destaca.

Aprender a afrontar la vida

Para Salma, esta beca va a ser muy positiva, porque, además de dejarle bonitas experiencias en su vida, va a tener que aprender a afrontar problemas, ya que es consciente de que “no todo es un mundo rosa y habrá dificultades, y más estando fuera de casa” y en un lugar totalmente diferente a lo que está acostumbrada.

Pese a todo, esta joven cuenta con que se va a acostumbrar al estilo de vida norteamericano y avisa, entre risas, de que es posible que luego no quiera volver a Melilla.

Pero, sea como fuere, sí tiene que regresar para terminar sus estudios. Además, necesita sacar muy buena nota tanto en 1º de Bachillerato en Canadá como posteriormente en 2º de Bachillerato y en Selectivisad, puesto que su intención es estudiar Medicina, una carrera que no tiene una nota de corte baja precisamente.