Sin duda alguna, la noticia de ayer, al igual que la del pasado jueves, fue la filtración relacionada con unas palabras que supuestamente dijo el Rey Juan Carlos I sobre ceder Melilla a Marruecos y hacer de Ceuta un protectorado internacional. Se trata de una información que deriva de un cable diplomático de la inteligencia estadounidense.
Este hecho, que tuvo lugar en 1979, propició ayer una cascada de reacciones políticas de representantes de partidos de todos los colores e ideologías. Sin embargo, tanto el Gobierno central, a través de su portavoz Íñigo Méndez de Vigo, y el local, por medio del presidente Juan José Imbroda, hicieron hincapié en la españolidad de Melilla y Ceuta.
El líder de la Ciudad Autónoma, además, puso en tela de juicio dichas palabras, dado que asegura que el Rey emérito visitó Melilla en 2007 y prefiere quedarse con la “valentía” que mostró en ese evento.
De hecho, Imbroda ha vuelto a poner sobre la mesa la invitación al actual monarca, Felipe VI, dado que tiene una cita pendiente con nuestra ciudad y con Ceuta, las únicas autonomías en las que no ha estado aún de visita.
Coalición por Melilla (CpM) también salió al paso de esta información, exigiendo que se den las explicaciones pertinentes por este hecho, que desde el principal partido opositor se ve como una “ofensa”.
El PSOE, pero el de Ceuta, también se pronunció sobre el asunto, asegurando que defenderá la españolidad de las ciudades autónomas en cualquier foro.
Entre las reacciones, sin embargo, sorprendió la más tempranera. Por la mañana, el president de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, calificó de “inteligente” el planteamiento de ceder nuestra ciudad a Marruecos, dado que considera la idea una “propuesta política compleja para resolver conflictos”. “Menos dramatismo y más realismo”, se atrevió a decir el mandatario soberanista, obviando el sentimiento de españolidad de Melilla y sus gentes y viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
La situación de polarización que se vive actualmente en Cataluña, entre los que no quieren la independencia y los que sí, no es fácil de gestionar sin dejar de lado la voluntad de una u otra parte.
Si el president Puigdemont pretende tener esto en cuenta para gobernar su territorio, sólo se explica que se haya pronunciado de tal manera en relación con Melilla con el fin de molestar o llamar la atención.
Quizá actuó impulsado por el intercambio de tuits con Imbroda de hace un mes a cuenta de la “pesadez” que sentía el líder melillense con el tema independentista. O quizá sólo lo hizo por querer extrapolar una situación, la catalana, que nada tiene que ver con la de nuestra ciudad. De cualquier forma, el responsable de la Generalitat se salió del tiesto para provocar y aplaudió las palabras de un Rey en el que ni siquiera se siente representado.
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