La emoción era palpable en el rostro de Salim Abdelkader, entrenador del equipo melillense, tras haber conseguido un histórico ascenso en una fase final que quedará en la memoria de todos en tierras tinerfeñas. Con trabajo, perseverancia y una fe inquebrantable en su equipo, Abdelkader guió a sus jugadoras hacia un logro que, a priori, parecía imposible antes del inicio y con el transcurso de cada uno de los partidos disputados por los problemas de lesiones.
Muy emocionado, Salim Abdelkader reconoció el valor de lo conseguido y aseguró sentirse “muy contento, muy contento de lo vivido durante estos días. Sabíamos que no éramos, ni de lejos, uno de los cuatro mejores equipos del torneo. Todo el mundo quería cruzarse con nosotros en el sorteo, pero al final, frente a los dos grandes favoritos, demostramos de qué estábamos hechos”.
El técnico melillense recordó que todo el entorno apuntaba a que el ascenso sería cosa de Cuesta Piedra, Alcobendas o Aguere, pero su equipo rompió todos los pronósticos. El equipo trabajó intensamente para preparar el primer partido frente al Cuesta Piedra, y su plan de juego salió a la perfección y “sabíamos que nos lo jugábamos todo en el primer partido. Las chicas estuvieron impresionantes. Rotamos muy bien y trabajamos cada jugada al detalle. Sacamos ese partido y nos metimos en semifinales”.
Abdelkader apuntó que la presión afectó a sus rivales más que a su propio equipo, que jugó sin complejos y con gran madurez cada uno de los puntos de cada uno de los partidos jugados casi sin tiempo para la recuperación física de alguna de las componentes de su primera plantilla.
Una semifinal totalmente para enmarcar
Tras avanzar a semifinales, el conjunto melillense se midió a un rival de gran nivel, el Guía, que llegaba en un momento de forma espectacular y donde aseveró que “teníamos que hacer el partido perfecto. Perdimos el primer set, pero jugábamos bien. Insistimos en seguir confiando en nuestro juego y en el segundo set subimos un peldaño en intensidad. De ahí en adelante, cada set fue aún mejor”.
El entrenador destacó especialmente el rendimiento de su equipo en el quinto de los sets que se disputó ante el equipo del CV Guía tras perder a una de sus figuras clave, Bengoechea, por lesión: “Fue el set perfecto: ningún error, gran ataque, gran defensa… Cristina Cruzado, Natasha y Sara asumieron responsabilidades tanto en defensa como en ataque y salieron adelante en un momento crítico”.
Una final de coraje pese a las bajas
El equipo llegó a la final muy mermado, tras perder a dos jugadoras fundamentales. A pesar de las adversidades, no renunciaron a competir: “Jugar contra el mejor equipo del torneo con dos bajas de más de 30 puntos combinados era muy complicado. Aun así, luchamos cada punto, presionamos en saque, defendimos al máximo y no nos rendimos hasta el último balón”. Aunque finalmente no pudieron alzarse con el título, el verdadero premio ya estaba conseguido: el ascenso.
Un logro de todo un club
Salim quiso dedicar este ascenso a todo el equipo técnico y a quienes trabajan en la sombra para que el proyecto saliera adelante: “Estoy muy orgulloso de las chicas. Nadie apostaba por nosotras, éramos las cenicientas del torneo. Pero con un equipo joven, con jugadoras de apenas 22 años, conseguimos pelear y ganar. Este ascenso es el resultado del trabajo de todo el club, y también de Flavio, que inició este proyecto que me tocó continuar en un momento de máxima responsabilidad”. Con una mezcla de felicidad, orgullo y gratitud, Salim Abdelkader cerró sus declaraciones con un mensaje claro: el trabajo, la humildad y el esfuerzo colectivo han sido las claves del éxito.
Para todas las componentes del cuerpo técnico y plantilla del CV Melilla ya comenzó su merecido descanso y después de unos días de asueto los dirigentes de esta entidad deportiva comenzarán a planificar lo que será la próxima plantilla de este equipo para militar en la máxima categoría del voleibol femenino nacional, la Liga Iberdrola.