El Faro ha visitado la sala histórica del primer tercio de la Legión, una de las unidades más queridas en Melilla. Dentro de un espacio privilegiado, albergan una gran colección que hemos podido conocer de la mano del cabo 1º Pujazón.
La sala histórica de la Legión se divide en varios espacios dentro del Fuerte de Cabrerizas Altas en los que se expone el amplio fondo museístico con el que cuenta la Unidad. Entre las exposiciones más importantes destaca sin duda la talla del Cristo de la Buena Muerte, protector de todos los legionarios, o el cuadro del novio de la muerte.
A lo largo de toda la visita a este espacio único y con historia, más allá de sus exposiciones, la Legión muestra a sus visitantes una colección muy variada de piezas que recuerdan a sus héroes más valerosos, episodios legionarios y las singularidades que los definen y por las que son tan aclamados.
Una de las primeras salas que encontramos al entrar es la dedicada al coronel Asensi. En esta primera parada se exponen una serie de páginas del Telegrama del Rif a través de las cuales se pueden conocer los primeros seis años fundacionales de la Legión. En ellas se muestran a los primeros legionarios que formaron parte de la Unidad, personalidades destacadas o gestas que se recuerdan hoy día.
El responsable de esta exposición es, tal y como explicó el cabo 1º Pujazón, el coronel que da nombre a la sala. El coronel Asensi realizó una investigación en la hemeroteca o en los diarios de operaciones y su trabajo fue publicado en el Telegrama del Rif a través de 20 entregas que vieron la luz entre los años 40 y 50. En sus páginas se incluyen fotografías originales de la época, que los visitantes pueden ver en esta sala.
A modo de archivo periodístico, se puede conocer la historia de algunos episodios legionarios y figuras importantes como la de Baltasar Queija de la Vega, primer legionario caído en combate que inspiró la letra de 'El Novio de la Muerte'.
Uno de estos sucesos que resaltó el responsable de la sala histórica fue el Socorro de Melilla. Cuenta que la primera y la segunda bandera de la Legión, emplazas en Ceuta, acudieron al socorro de Melilla caminando más de 100 kilómetros hasta llegar a la ciudad. Un recorrido que se conmemora cada año en la carrera de los 101 kilómetros de Ronda, organizada en honor a estos legionarios. "La Legión se fundó en Ceuta, pero verdaderamente donde se dio a conocer fue aquí en el Socorro de Melilla", aclaró.
Precisamente, una copia de los guiones de estas tres banderas se encuentran expuestos en las paredes de la sala. Como curiosidad, tal y como señaló Pujazón, el tigre que se representa en el guion de la III Bandera aparece con la cola hacia arriba en lugar de estar protegiéndose sus genitales, como es habitual en este tipo de felinos, en señal de valentía.
Junto a los guiones, se halla una de las señas de identidad que más caracterizan a la Legión como es el credo legionario. Un código ético que se recita cada mañana en todos los cuarteles que hay de esta Unidad repartidos a lo largo del país y que muestran con orgullo en las paredes del lugar a través de varios cuadros.
"Es un código de conducta y además muy fuerte. Todas las mañanas lo recitamos y también cuando tenemos alguna operación o salida. Es bastante importante y aparte, si se lleva la vida civil y se lee entre en líneas, también se puede mantener en esos aspectos".
Y parte de la ética de esta unidad es no olvidar nunca a los que formaron parte de ella y que ya no están. Legionarios a los que recuerdan y honran también en su sala histórica. Algunos de ellos son el teniente Francisco Jesús Aguilar, fallecido en Mostar (Bosnia) en junio de 1993 por un impacto de bala, o el comandante Carlos Baró, que pertenecía a los servicios de inteligencia y que murió en una emboscada en Latifiya (Irak) en el año 2003 junto a sus compañeros.
Su última llamada fue a su madre, quien también trabajaba en el CNI, para avisarla de lo que iba a suceder. Solo un sargento 1º consiguió salvarse. "Hubo un superviviente que cruzó la carretera. Cuando estaban a punto de matarle vio a un clérigo que le dio un beso en la mejilla y se logró salvar", señaló.
También reservan un especial rincón dedicado al teniente coronel Valenzuela, primer y único jefe caído en combate del Tercio. Como curiosidad, destacó Pujazón, cuando fueron a buscar el cuerpo de Valenzuela no lo encontraron, pero cuando fueron recuperando a los legionarios, su cuerpo estaba justo debajo. "Todos los hermanos legionarios y todas sus planas que fallecieron fueron en busca de él para recogerlo. Nosotros tenemos un espíritu y un sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos", aclaró.
No podemos dejar de nombrar a los legionarios que han sido distinguidos con la Cruz Laureada de San Fernando retratados en las paredes de la sala. Destacó Pijazón al brigada Fadrique y el cabo Maderal Oleaga. El hermano de este último fundó una asociación de antiguos legionarios y fue asesinado por ETA, tal y como comentó.
Siguiendo la visita de la Sala Histórica, nos encontramos un rincón dedicado a las cofradías que guardan especial relación con esta unidad situadas junto a la talla del Cristo de la Buena Muerte. Una talla del año 2014 que es la que entronizan en todos los actos y alrededor del cual se hace el homenaje a los caídos. No es la primera que tuvieron, pero esta se encuentra expuesta actualmente en la capilla del acuartelamiento.
Todos los Tercios custodian una talla de este Cristo en sus dependencias. "Las hermandades quieren siempre que desfilemos con ellos, entonces cada Tercio tiene a sus hermandades. Por ejemplo, nosotros tenemos Córdoba, Alhaurín y Antequera y cada ciertos años sacamos a Mena. Cada vez que nos toca, sacamos al Cristo nuestro protector", apuntó.
Igual de importante que el protector es la obra pictórica el novio de la muerte. Un cuadro imponente, que destaca en la sala Suceso Terreros, obra del coronel Colmeiro, y que presenta pequeños detalles con mucho significado.
El cuadro plasma una batalla y es una alegoría de la hora de la muerte. "La cruz visigoda representa la cristiandad y el enemigo está representado con la espada. Lo más importante es nuestra fiel y leal compañera, que es nuestra novia la muerte, que ya nos está arropando. Nos está abrazando porque el tiempo se acaba, está llegando nuestra hora".
A lo largo del recorrido por el fuerte, entramos en otras salas dedicadas al fundador de la Legión en la que se encuentra el despacho original que tenía en Taouima y en el que exponen el libro de oro del Tercio con los nombres de todos los caídos en combate.
También hay otra dependencia destinada a Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán, que da nombre a este tercio. La sala está ambientada con todas las banderas de la Legión.
Asimismo, la unidad guarda con especial cariño un rincón dedicado a los recuerdos que traen consigo de las zonas de operaciones donde han estado desplegados. En esta sala, llamada teniente Aguilar, guardan con especial cariño un libro dedicado por Salvador Dalí.
Para finalizar la visita, nos desplazamos hasta la capilla del acuartelamiento. Un espacio donde se puede oficiar bodas o bautizos y que antiguamente era lugar de culto abierto al público.
La sala histórica de la Legión es sin duda un lugar único para visitar en Melilla por su emplazamiento privilegiado y los objetos que atesora y expone en su interior, que transportan al pasado. Para visitarlo, los interesados deberán solicitarlo a través de la web de la Comandancia General.
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