“Después de cuatro campañas realizando limpiezas de fondos marinos en la misma zona, no deja de sorprendernos”. Esta es una de las conclusiones de Pedro Paredes, miembro de la Asociación Melillense de Submarismo (AMS), encargado de clasificar toda la basura ‘rescatada’ del fondo del mar de 200 metros de Aguadú y de la Zona de Especial Conservación.
Los 16 buceadores participantes de la AMS y del Club Ánfora retiraron este sábado 323 elementos que pesaron un total de 195,45 kilos en 75 minutos de inmersión. Casi 200 kilos de basura en una minúscula parte del fondo acuático de Melilla. Estas dos entidades locales se sumaron un año más a la campaña ‘1 metro cuadrado por la naturaleza’ del Proyecto Libera, en colaboración con Ecoembes.
El objetivo de esta iniciativa es que cada buceador limpie un metro cuadrado y retire la basura para concienciar a la ciudadanía de la importancia de cuidar el medio ambiente y solucionar “poco a poco el problema de las basuras de la costa, del litoral y del mar”, en palabras del presidente de la AMS, Rafael Escaño.
En esta ocasión retiraron 110 latas de refrescos y cervezas (cuatro kilos) y 35 unidades de hierros y gavillas que pesaron 91,20 kilos. También quitaron sedales de pesca, una rueda de coche y amortiguadores, 14 sillas de playa y piezas de aluminio, 12 prendas de ropa y calzado que pesaron 20,50 kilos, 16 botellas de cristal y otras tantas de plástico, 23 bolsas de plástico y 71 plomos de pesca, además de otros objetos de cerámica y plomo.
Kincho, también buceador de la AMS, reiteró la necesidad de incorporar cuanto antes el contenedor amarillo para reciclar plásticos y Paredes apuntó que las botellas y bolsas tardan 500 años en degradarse, pero mientras tanto generan microplásticos.
Escaño recordó que estas partículas entran en la cadena alimenticia: si un pez lo ingiere y nosotros nos lo comemos, el plástico pasa a nuestro organismo con la posibilidad de derivar en enfermedades como el cáncer.
El presidente de la AMS alertó de la falta de implicación por parte de los ciudadanos. “Muchos no consideran que el problema sea suyo. Limpian su casa, salen a la calle y tiran la bolsa de basura, pero luego las colillas dan igual porque no son nuestra zona y ya vendrá otro a limpiarla. Nos gusta ver nuestro entorno limpio, pero el resto parece ser que no importa”, comentó a este diario.
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