Reparto de puntos que no contenta a ninguno

• La UD Melilla y el Real Murcia firman una igualada con sabor agridulce

La UD Melilla y el Real Murcia firmaron unas tablas que no contentó a ninguno de los dos equipos. Los azulinos, que encadenan nueve jornadas sin perder, desaprovecharon una nueva ocasión para asaltar los puestos de playoff. Los de Uribe siguen ocupando la quinta posición con los mismo puntos que el Villanovense, un equipo que sigue asentado en la zona noble más por deméritos de los demás que por méritos propios. El equipo serón sigue de capa caída después de caer en su visita al Nuevo Colombino y encadenar cinco jornadas sin saborear las mieles del triunfo en las que tan solo ha sido capaz de sumar tres de los quince puntos que ha disputado.

El Melilla, a pesar saldar con empate los dos últimos compromisos que ha afrontado de manera consecutiva en casa, sigue recortando diferencias con la zona noble. Ahora toca centrarse en el próximo partido que disputará en tierras nazaríes ante el Granada B para intentar asaltar de nuevo la cuarta posición de la tabla, un puesto que parece maldito para los equipos que optan a él.

Desde antes del inicio del partido se barruntaba que el encuentro no iba a ser muy atractivo en cuanto a juego. Al irregular estado del terreno de juego se sumaba un invitado no deseado: Eolo. Con esos ingredientes y la necesidad de puntuar de ambos equipos estaba claro que el duelo iba a ser de mucha pelea y pocos goles. Los azulinos, que dispusieron en la primera mitad del viento a favor, apenas se prodigaron en ataque. Un remate con la testa de Santi Luque y dos disparos que no encontraron destino entre los tres palos fue el bagaje ofensivo del equipo de Josu Uribe. Pero es que el cuadro grana, aunque tuvo presencia en terreno unionista, tampoco inquietó en ningún momento a Dani Barrio. Dos lanzamientos mordidos y sin peligro que al final acabaron en córner supuso la réplica de los visitantes en los primeros cuarenta y cinco minutos.

No se había cumplido el minuto dos de partido cuando Jilmar protagonizaba el primero de los tres lanzamientos con cierta intención. Fue un centro chut desde la banda izquierda que no encontró rematador, pero que en el camino fue envenenándose hasta salir muy cerca del palo izquierdo del portal defendido por Rivas. Hubo que esperar casi media hora para ver la siguiente acción ofensiva protagonizada por Santi Luque tras un centro desde la derecha de Pepe. El malagueño cabeceaba solo en el segundo palo, pero la pelota se marchaba por encima del travesaño tras botar en el césped. La réplica llegaba en las botas de Víctor Curto con un disparo fallido a la media vuelta que se marchaba a saque de esquina tras tocar en Diakité. El último intento antes de llegar al descanso nacía en las botas de Nando, pero el disparo del de San José de la Rinconada se perdía muy desviado.

Tras el paso por los vestuarios el panorama cambió. La segunda parte resultó mucho más interesante que la primera donde la igualdad fue la nota predominante. El Real Murcia, ahora con Eolo de su parte, tomó las riendas del duelo y pronto pudo desnivelar la contienda.

A poco de la reanudación, el ex azulino David Sánchez botaba una falta, la pelota llegaba a los dominios de Josema, que se había incorporado al remate, y el centro templado del central grana lo remataba a placer y a portería vacía Sergi Guardiola, pero el testarazo del ex del Granada y debutante en la mañana de ayer con la camiseta del Murcia se marchaba por encima del larguero de manera incomprensible.

Diez minutos después, al filo de la hora de partido, Sergi Guardiola se hacía con una pelota casi sobre la línea de fondo. El '9' granate avanzó unos metros y dibujó un centro raso al que no llegó por muy poco Víctor Curto, ante la oposición de Diakité, quien en última instancia y casi sobre la línea de gol abortó el peligro.

El Real Murcia estaba siendo superior a la UD Melilla. El equipo pimentonero se encontraba cómodo sobre el maltrecho terreno de juego y en pleno acoso visitante llegaba una nueva ocasión para los de Paco García. David Sánchez, especialista en acciones a balón parado, botaba a pie cambiado un saque desde el banderín de córner que se estrellaba en el primer palo sin encontrar rematador en el rechace.

El técnico local Uribe buscó la reacción con un doble cambio. Nacho Aznar y Kiu, desdibujados en la mañana de ayer, dejaron su puesto a Cubillas y Jairo Izquierdo. El Murcia siguió dominando, pero la apuesta le salió bien al asturiano. Apenas llevaba seis minutos en el campo cuando un balón largo de Borja Prieto a la espalda de la zaga grana lo ganaba Cubillas anticipándose al meta Rivas que había salido de su área de manera poco ortodoxa. El de Castellón, que a pesar de lo poco que juega siempre aporta su granito de arena al ataque azulino, cayó derribado cuando encaraba la portería y el colegiado jienense Guzmán Mansilla mostró la roja directa al meta visitante. Richi fue el encargado de ejecutar el libre directo que acabó estrellándose en la barrera.

Paco García decidió sustituir a Rayco para dar entrada al portero suplente Ximo Ballester. Y cuatro minutos después Josu Uribe movía ficha con la intención de aprovechar la superioridad numérica con la que su equipo encaraba el último cuarto de hora de partido quitando a un jugador de corte defensivo como Borja Prieto para dar entrada o otro de corte ofensivo y de calidad para hacerse con la posesión del balón como Sufian. A partir de ahí, las tornas volvieron a cambiar y la UD Melilla se hacía con las riendas de un partido en el que pocos minutos antes estaba más perdida que el barco del arroz.

Los azulinos tenían ahora más tiempo la pelota en su poder. Se sacudieron el acoso al que estaban siendo sometidos y se lanzaron con más decisión en busca de una victoria que al final pudo llegar si Ximo Ballester no saca una manopla de oro para detener un disparo a la media vuelta y desde el suelo de David Cubillas a centro de Jairo Izquierdo. Dos minutos antes Santi Luque se encontraba dentro del área con una pelota prolongada por Cubillas, pero el disparo escorado del exterior azulino se estrellaba en un defensor.

No hubo tiempo para más. El trencilla andaluz decretaba el final de un partido en el que hubo reparto de puntos que no dejó contento a ninguno de los contendientes.