Los técnicos de mantenimiento de la valla de Melilla han tenido que reparar los daños que ha provocado un coche que colisionó contra ella en un siniestro vial en la carretera de circunvalación de la ciudad autónoma.
La situación se restableció en el vallado por la tarde, pocas horas después del siniestro, que tuvo lugar en torno a las 13.30 horas de ayer.
El siniestro vial provocó, además de dos heridos entre los ocupantes del vehículo, daños en la valla que fueron reparados de inmediato por la empresa de mantenimiento del perímetro fronterizo.
El suceso ocurrió en torno a las 14:00 horas de ayer martes, cuando según han confirmado a El Faro fuentes oficiales, la combinación de un exceso de velocidad durante la conducción y el firme mojado por las lluvias de la jornada de ayer en Melilla hicieron que el conductor acabara perdiendo el control del automóvil.
Yendo en dirección hacia Rostrogordo, el coche impactó en primer lugar contra la bionda del carril derecho, para a continuación chocar contra la bionda del carril contrario.
Hasta el lugar del accidente se desplazaron efectivos de la Policía Local, Guardia Civil, Cuerpo de Bomberos y una ambulancia del 061, que trasladó a los ciudadanos heridos hasta el Hospital Comarcal.
Conducir bajo la lluvia
Conducir bajo la lluvia puede parecer una cuestión rutinaria, pero esta es una de las situaciones más peligrosas que se pueden dar mientras se está al volante. La combinación del asfalto mojado, una menor visibilidad y una reacción lenta del vehículo pueden causar graves accidentes, especialmente si se combina con exceso de velocidad.
Entre los riesgos principales de la conducción bajo la lluvia, se encuentran el hidroplaneo o aquaplaning, que es cuando los neumáticos pierden contacto con el asfalto por una capa de agua, haciendo que el coche “flote”. En este caso, hay que sujetar el volante con firmeza, no frenar a fondo y corregir la trayectoria suavemente cuando se recupere el agarre.
Hay que resaltar que la distancia de frenado se alarga con el firme mojado, sin olvidar la reducción de la visibilidad que se produce. Con el asfalto mojado la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda comprometida y es mucho más fácil tener un accidente. Una posibilidad que se reduce drásticamente llevando los neumáticos con dibujo y presión correctos. Porque con este fenómeno climático la adherencia de las ruedas es clave.
Para evitar posibles accidentes, es recomendable reducir la velocidad. Con lluvia lo lógico y lo más sensato es conducir más despacio. Conducir adecuando la velocidad a las circunstancias de cada momento, de cada lugar y del tipo de trazado y estado de este. En definitiva, velocidad que permita detener el coche con seguridad ante una situación inesperada.
También conviene aumentar la distancia de seguridad con otros vehículos, así como evitar frenazos y volantazos bruscos. Con el suelo deslizante por la lluvia es muy recomendable aumentar considerablemente la distancia de seguridad respecto al coche que nos precede, sobre todo de cara a evitar que, en una frenada imprevista, se produzca un impacto contra el coche de delante al alargarse la frenada por el estado del asfalto.
Incluso si es de día, conviene encender las luces cortas para mejorar la visibilidad para otros conductores. También conviene revisar los neumáticos y ver las presiones. La profundidad mínima del dibujo de un neumático debe ser de al menos 1,6 milímetros, pero es recomendable no dejar que se desgasten tanto.
Con lluvia y frío lo normal es que las lunas del coche tiendan a empañarse. Lo más adecuado es mezclar el aire acondicionado con el calor de la calefacción y dirigir esta mezcla hacia la luna delantera. En pocos minutos el coche se habrá desempañado. Es recomendable comprobar si están cerradas las salidas de aire, puesto que con ellas cerradas no servirán de nada estos consejos.