Editorial

Refuerzo inmediato de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad

El Sindicato Unificado de la Policía ha denunciado este lunes la sobrecarga de trabajo a la que son sometidos los agentes destinados en la frontera de Beni Enzar.

Pese a que la Delegación del Gobierno saca pecho y muchas, muchas fotos, para mostrar lo bien que va la Operación Paso del Estrecho, desde el SUP le recuerdan a la socialista Sabrina Moh que en ningún caso se debe a su buena gestión sino a que entre dos y tres policías hacen el trabajo de entre cinco y seis funcionarios.

El sindicato advirtió mucho antes de que abriera la frontera de que no había en Melilla efectivos suficientes para controlar el tráfico fronterizo y garantizar la seguridad a pie de calle. Desde la Delegación del Gobierno negaron la falta de agentes a sabiendas de que se marchaban los policías en prácticas que había en mayo en la ciudad dejando bajo mínimos la credibilidad de la institución sobre todo porque incluso se pidió a los funcionarios de Policía que pospusieran sus vacaciones para poder abrir el paso fronterizo.

Durante esta legislatura, el Ministerio del Interior ha hecho un esfuerzo y ha aumentado el número de agentes en todo el país, pero apenas se nota porque veníamos de una situación extremadamente precaria tras la crisis inmobiliaria de 2008 y los recortes masivos en el empleo público que le sucedieron.

En Melilla seguimos sin que se trate a nuestra ciudad de acuerdo a la amenaza híbrida que soporta por parte de Marruecos.

No basta con decir que estamos seguros. Hace falta que la ciudadanía lo perciba y ahora mismo hay mucha inseguridad que frena la llegada de inversiones. Nadie quiere gastarse su dinero en una ciudad en la que no está claro hasta dónde llega, en la práctica, la apuesta del Gobierno.

Porque en los discursos sí está claro. Pedro Sánchez no ha podido ser más efusivo mostrando su apoyo a las dos ciudades, pero ese apoyo debe traducirse en más recursos para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. Sin embargo, se traduce en más acoso de Marruecos.

No basta con detener a dos camellos: hay que ir a la raíz del problema y eso no se controla el narcotráfico con redadas rutinarias los viernes por la noche.

Hacen falta más guardias civiles custodiando nuestras costas para enviar un claro aviso a navegantes: aquí no es fácil trapichear. Y además, serviría de disuasión a los funcionarios marroquíes que se pudieran extralimitar en el ejercicio de sus funciones y hayan incurrido en el acoso a barcos de recreo de Melilla.

La mejor manera de evitar un conflicto que no beneficia a nadie es apostar por la prevención y en materia de prevención lo que más funciona es tener patrullas o agentes por todos lados. Sólo así conseguiremos tranquilizar los ánimos inquietos y enviar un mensaje claro a quienes nos sofocan: Melilla y Ceuta son innegociables.

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