Sociedad

El reflejo joven de Melilla

  • Ciudad mediterránea, conocida por su multiculturalidad, une en convivencia a ciudadanos de las comunidades cristiana, musulmana, hebrea, hindú y gitana. Entrevistamos a jóvenes de estas cinco culturas, que hablan sobre las oportunidades que les ofrece Melilla.

Melilla es una ciudad española singular por su ubicación en el norte de África. Esta localización le permite acoger ciudadanos de múltiples orígenes. Algunos van, otros vienen, muchos de paso, mientras que otros tantos se quedan. La conocida como “ciudad de las cuatro culturas” está a punto de cambiar su sobrenombre por el de “las cinco culturas”, ya que en ella conviven las comunidades cristiana, musulmana, hebrea, hindú y gitana.

El Faro ha entrevistado a jóvenes de cada uno de estos colectivos para conocer cómo se divierten y cuáles son sus oportunidades formativas y expectativas laborales en esta ciudad de 12,5 kilómetros cuadrados con 86.026 ciudadanos empadronados en 2016, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Un aspecto que estos jóvenes destacan es “lo bonita que es Melilla”, especialmente por su arquitectura modernista en el centro de la ciudad. Tampoco se olvidan precisamente de la multiculturalidad de sus gentes, lo que les permite tener amigos “de diferentes entornos” sin ningún tipo de problema, aunque alguno de los entrevistados reconoce que a veces todavía se detectan comentarios y actitudes “un tanto discriminatorias”.

Ocio limitado

El tema del ocio y de las actividades de tiempo libre es algo controvertido porque consideran que la oferta es un tanto limitada, debido a las características de la ciudad, aunque todos coinciden en que normalmente nunca les falta un plan al que sumarse con sus amigos.

No obstante, lamentan que el cine sólo tenga una sala con una o dos proyecciones semanales y que las funciones del Teatro Kursaal-Fernando Arrabal no siempre sean de su agrado, aunque entienden que deben estar también dirigidas hacia un público más familiar.

Lo que no echan en falta es el ocio de copas, siempre hay un bar o una terracita donde tomarse algo con los colegas y pasar el rato entre risas.

Patricia López: “Algunas opciones de ocio están muy limitadas, pero siempre hay plan”

Quien no disfruta de su tiempo es porque no quiere. Patricia López, de 32 años, cree que “algunas opciones de ocio están muy limitadas, pero siempre hay algún plan”. Generalmente, esta joven sale con los amigos a la playa y a los Pinos cuando hace buen tiempo. Reconoce que la estación del año determina mucho los planes de ocio en una ciudad tan pequeña. “Siempre hay más opciones en verano que en invierno”, explica. Por otro lado, lamenta que la oferta de teatro y cine sea tan limitada y que las funciones y proyecciones sean escasas y espera que con el tiempo abran un salón recreativo en el recién estrenado centro comercial. Sin embargo, no todo son fiestas. López comenta que “no hay muchas opciones a nivel formativo en Melilla” y, por eso, muchos jóvenes se van a estudiar sus carreras a Granada, Málaga u otras ciudades. Admite que con el paso del tiempo el campus local ha aumentado la oferta, pero todavía le queda mucho para atender la amplia demanda de intereses de los estudiantes. Respecto al ámbito laboral, esta diplomada en magisterio asegura que “la cosa está muy difícil” y es complicado encontrar algo indefinido.

Abdessamad Ben Aamar: “Es fácil conocer gente en Melilla que viene de otros lugares”

La posición estratégica de Melilla hace que Abdessamad Ben Aamar la considere como la “ventana de Europa y la puerta de África”, lo que le da la oportunidad de sumergirse en un mar de culturas. “Es fácil conocer gente en Melilla que viene de otros lugares, especialmente de Marruecos y otros países africanos”, señala este joven de 21 años. Ben Aamar cree que a Melilla le faltan muchas actividades de ocio para los jóvenes y repite que la oferta es limitada, pero aún así no pierde el tiempo. Este chico lleva meses tocando el tambor con el colectivo BatuCañada, una iniciativa que le ha permitido entrar en contacto con jóvenes con toda clase de inquietudes. En su tiempo libre, se dedica a hacer de intérprete en las clases de español que ofrece el Servicio Jesuita a Refugiados a niños de la calle y a salir con la bici con sus amigos. Abdessamad acabó sus estudios medios y se está planteando seguir formándose. Dice que le gustaría trabajar de educador de niños, aunque también le gustaría ser camarero, carpintero o pintor. Mientras se decide, trata de buscar trabajo en lo que puede, pero de momento la búsqueda no ha dado sus frutos.

Yoel Levy: “La gente mezcla la política con la cultura, pero aquí todos nos llevamos bien”

Yoel Levy tiene 18 años y asegura que en Melilla “es fácil relacionarse con la gente, los melillenses rápidamente te acogen”. Este joven estudiante de un grado medio de Comercio y Marketing dice que algo muy positivo de la ciudad es la multiculturalidad, ya que gracias a eso tiene amigos de todas las culturas. “La gente mezcla la política con la cultura, pero aquí todos nos llevamos bien”, explica. Una de las cosas que más le gusta a Levy hacer en su tiempo libre es salir con su grupo de amigos a dar vueltas por la ciudad en bicicleta o pasear por las calles. “Me gusta la arquitectura modernista del centro de Melilla”, dice. Otra de las cosas que hace en sus ratos de ocio es ir al ‘skate park’ a patinar o asistir a algunas batallas de rap que organizan compañeros. La agenda de este chico parece que siempre está llena, pero Yoel también opina que Melilla no ofrece muchas opciones de ocio para los jóvenes. “Ahora que han abierto el centro comercial deberían impulsar alguna sala de recreativas, pero de momento todo sigue igual”, señala. Por otro lado, cree que habría que fomentar más el teatro, la danza y el cine, aunque reconoce que no es un gran aficionado a las artes escénicas, pero sí al séptimo arte.

Viyey Doulatram: “Melilla vive en un continuo equilibrio que necesita a todas las culturas”

Tiene 27 años y es residente de tercer año de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Regional de Málaga. Viyey Doulatram se encuentra actualmente fuera de Melilla, pero espera acabar sus estudios para tratar de trabajar en el Hospital Comarcal de esta ciudad. “De momento no he tenido la oportunidad de trabajar en Melilla, pero espero que en el futuro pueda ser así”, explica. Doulatram defiende la heterogeneidad de la población y asegura que “Melilla es una ciudad que vive en un continuo equilibrio que necesita a todas las culturas para mantener su esencia”.

Sobre el ocio, cree que la oferta en su conjunto es amplia, aunque limitada en algunos sectores. Viyey señala que la oferta de cine es escasa, pero comenta que existe una mayor diversidad en la programación de espectáculos como el teatro y la danza. Por otro lado, reconoce que la oferta de ocio nocturno ha mejorado con la apertura de bares musicales en el Puerto Noray. También recuerda la posibilidad de hacer excursiones a las playas de Marruecos o simplemente recorrer las calles de la Melilla modernista o hacer la ruta de los templos. Además, cree que los melillenses son acogedores

Vicente Santiago: “Deben fomentar más el ocio para evitar la sensación de aislamiento”

“Para mí, Melilla lo es todo, mi ciudad, donde están mis antepasados y mi futuro”, dice Vicente Santiago, un joven de 22 años que desde que terminó el instituto trabaja como vendedor. Santiago considera que la oferta formativa de la ciudad es buena, pero no tanto a nivel laboral. “El panorama del empleo es más bien negativo”, lamenta aunque de momento él tiene un trabajo con el que va tirando y gracias al que puede compaginar con su vida social. “Deben fomentar más el ocio para evitar la sensación de aislamiento que en ocasiones puede genera la valla”, explica Santiago. Este chico dice que hay que impulsar más el teatro y considera que no se está sacando todo el partido que debería al Teatro Kursaal-Fernando Arrabal, “por no hablar ya del cine”. Por otro lado, asegura que pasa mucho tiempo paseando con bici con sus amigos y por eso echa en falta carriles bici que garanticen su seguridad cuando corre con sus compañeros. Vicente también pasa sus horas muertas practicando deporte al aire libre, jugando al fútbol o saliendo de copas con los amigos. “Lo bueno de vivir en Melilla es que tu grupo de amigos es multicultural y muy abierto”, sentencia

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