El Faro entrevista a Ramesh Ramchand, presidente de la Comunidad Hindú de Melilla, para conocer de cerca las actividades que han realizado durante el último año y cómo va el proceso para otorgarles una sede más amplia.
–¿Cómo le ha ido el año a la Comunidad hindú?
–Bueno, el año después de la pandemia, ha sido algo atípico. La pandemia ha causado cierta intranquilidad en las personas. La experiencia ha tenido su parte positiva y negativa. Nos hemos dado cuenta de que el ser humano no es tan poderoso como pensaba y que un simple ‘bichito’ nos ha demostrado lo frágil q somos trastocando todos los planes. También lo ruin que puede llegar a ser el ser humano donde personas, sin ningún pudor, se lucran de las desgracias del resto del planeta. Pero bueno, saquemos conclusiones positivas ya que la vida continúa. Nosotros que creemos en el karma sabemos que aquellos que tuvieron un acto indignante, tarde o temprano, pagarán las consecuencias. En esta vida o en la próxima. Nadie se libra. Así es la ley del Señor.
–¿Qué actividades habéis realizado en los últimos meses?
–No todas las que hubiésemos deseado por las restricciones pero aún así nos sentimos satisfechos. Como bien sabéis, somos una comunidad pequeñita en número pero de un valor humanitario incalculable. Cada miembro se multiplica cuando de una labor humanitaria se trata. Anyu Nanwani es el motor y el corazón de nuestra comunidad. Es todo temperamento y de un valor humanitario incalculable. Savita y Kishor Nanwani son los encargados de las charlas cuando nos visitan grupos de personas en La Ruta de los Templos.
Pero además también se encargan de otros menesteres fundamentales para nuestra comunidad. Sunil Nanwani desempeña la función de tesorero y secretario y nadie mejor que el. Estricto en su labor, como debe de ser, cuando hay subvenciones de por medio y una excelente persona. Carlos Tejumal, el arquitecto de la Comunidad es el encargado de las reuniones con la CAM para el tema del nuevo templo que irá ubicado, si Dios así lo quiere, en la Plaza del aviador (antiguo Edificio de Correos). Lachmi, mi mujer, ya jubilada, pero tantos años de experiencia había que seguir contando con ella y es la que nos marca el camino correcto a seguir junto con Madhu Nanwani. Incansable mujer y gracias a su trabajo la recogida de alimentos y ropa llega a su destino y todo supervisado por ella y siendo en innumerables ocasiones las que personalmente se presenta en los domicilios de las personas necesitadas para hacer entrega de lo recaudado. E incluso es la que decide si alguna familia requiere de algo más, el trasladarlo a la directiva de la Comunidad, para solventar dicha necesidad. Agradable, trabajadora y humanitaria.
Kamla y Carlos Lalchandani, nuestros relaciones públicas juegan también un papel fundamental. Reuniones con los distintos partidos de la CAM explicando la labor humanitaria que realizamos y poniéndonos siempre a disposición de los melillenses mas necesitados. Inteligentes y elegancia caminan juntos con ellos dos. Y un servidor, que es el encargado de contae lo que ustedes están leyendo. Mi nombre, Ramesh. Presidente de esta pequeña gran comunidad que intenta estar siempre lo más cerca posible de los melillenses.
–¿Qué fechas destacaría?
–Si se refieres a fechas importante dentro del calendario hindú, todos los días son importantes. No sólo se debe de celebrar los días marcados. Nuestra labor es incansable, especialmente hacia los más necesitados y la mayor satisfacción es verlos cumplidos. No hay nada como cuando te regalan una sonrisa infantil en un rostro inocente.
–¿Hay novedades sobre vuestra futura sede?
–Nuestra futura sede está totalmente en manos de la CAM. Tanto de los partidos que gobiernan como los de la oposición. No queremos conflictos entre ellos por la ubicación que nuestra vicepresidenta Gloria Rojas nos consiguió. Nos sentimos satisfechos y agradecidos con ella. Sabemos de las dificultades que está teniendo pero siempre recordaré unas palabras que me dijo en una reunión ‘mientras yo esté aquí, la Comunidad Hindú de Melilla no desaparecerá’. Dicho y hecho. Gran mujer y mejor persona. Tiene un fallo para ser política. Es muy humanitaria.
Pero eso le reporta que sea querida por todos. No es fácil su labor, pero como mujer melillense trabajadora es justa e incansable. Su sonrisa continúa la delata y su mirada habla por ella. Es una pena que los melillenses no sepan valorar al verdadero político, a aquel que lo da todo y le quita tiempo a su propia familia para dedicarlos a otros.
–Ya vamos saliendo de la pandemia, aunque el virus sigue ahí ¿Cómo vivió la comunidad hindú el no poder reunirse o tener limitadas las actividades?
–La pandemia ha sido para todos y sin distinción. Todos hemos luchado para salir airosos de esta horrible situación, pero cuidado, esto aún no ha acabado.
Aún en pandemia, la Comunidad Hindú ha seguido manteniendo sus reuniones (siempre cumpliendo las normativas sanitarias). Había mucha gente necesitada y no se les podía dar la espalda. Era un momento crítico y teníamos que estar con los necesitados. Nos llamaban personas para hacer donaciones de ropa y alimentos.
Cogíamos nuestros vehículos e íbamos a los distintos domicilios. Depositábamos las donaciones en el templo hindú o bien en uno de mis almacenes y de allí Madhu Nanwani, debido a su trabajo personal, lo distribuía a las familias necesitadas. Es una labor, la de ella, silenciosa pero muy efectiva.
El Templo es signo de rezos y reuniones. Es fundamental para cualquier comunidad religiosa un lugar sagrado donde los pensamientos y las ideas florecen desde el corazón. Es por ello que los dos años de pandemia han sido complicados, pero siempre es conveniente sacar conclusiones de estas situaciones. No olvidarse que el poder y la vida no está en manos del ser humano sino de Aquel que nos creó.
–¿Cómo está funcionando la sede actual? ¿Están realizando visitas este verano para turistas?
–Este tiempo de pandemia y debido a las normas sanitarias no se organizaron rezos en el Templo Hindú. Aún así, las familias sindhis, tenemos en nuestras casas una habitación dedicada al rezo y ello hizo que la situación fuera algo más llevadera. Dios está presente en todos los lugares pero especialmente en nuestro interior. Es por eso que para los hindúes el silencio es imprescindible en los lugares sagrados. Es el momento de conectar, contactar y hablar con Dios. Pienso que para todas las personas religiosas cuando entran a la Casa de Dios el silencio es fundamental.
–También destacan por la solidaridad, hay muchos melillenses que van a vuestra sede para pedir ropa u otros enseres
–El ser humano es bueno por naturaleza, es generoso y suele ayudar al prójimo cuando la situación así lo requiere. La Comunidad Hindú lo q hace es facilitar un lugar donde reunir las donaciones (alimentos, ropa, juguetes...) y a través de sus miembros, luego repartirlo entre los más necesitados.
Es una labor concienzuda pero efectiva y gratificante. En numerosas ocasiones se ha colaborado con la Asociación Amas de Casa y otras asociaciones y se les hace entrega de lo recaudado para que sean ellas las encargadas del reparto a los más necesitados. Hay una muy buena relación y colaboración con las distintas asociaciones pues hacen una labor fundamental en nuestra ciudad.
También se organizan clases de meditación, yoga, Taichi en el Colegio La Salle, donde también colaboramos en el Proyecto Alfa impartiendo clases a alumnas del Curso de Alfabetización.
Tanto Anyu Nanwani como yo, somos voluntarios. No tenemos nómina alguna y si en un futuro percibiéramos algún tipo de emolumentos, este sería donado al Proyecto Alfa para que se repartiera entre nuestras alumnas más necesitadas.
–Usted es un miembro histórico y siempre le podemos ver en todas las actividades ¿Dónde saca la energía?
–¿Miembro histórico? En absoluto. Históricos mis padres, mis hermanos de La Salle y St. Miras English School en la India, los presidentes anteriores de la Comunidad Hindú (Bhai Mohandas, Ayu Lalchandani, Pishu Sirwani)....el Hermano Crescencio. De todos ellos aprendí.
Entrega tu tiempo a quien verdaderamente lo merece La energía te la proporciona el Señor, a través de una sonrisa de un muchachito al que le has entregado un juguete o la mirada de gratitud de una madre a la que has ayudado ¿Acaso hay mayor regalo que eso?