El director del colegio público Juan Caro, Alfonso García Zafra, ha enviado una carta a los padres y madres de los alumnos que están ayunando para informarles de que se han dado casos en la escuela de desvanecimientos, migrañas y golpes de calor durante las actividades deportivas y lúdicas organizadas en horario lectivo.
A la suya, adjunta una segunda misiva firmada por el profesor de Islam del centro, Dris Mohamed Haddu, en la que éste recuerda a los familiares de los niños que los pequeños que no han alcanzado la pubertad están exentos de ayunar, según un precepto islámico.
Sin embargo, abre la caja de los truenos cuando aclara que los niños impúberes del colegio son los que tienen menos de 12 años.
Las dos cartas, difundidas por el periodista Ignacio Cembrero en su cuenta de Twitter, no han gustado a la Comisión Islámica de Melilla.
El siempre conciliador presidente de la CIM, Dris Mohamed Amar, pese a no querer entrar en rifirrafes en pleno Ramadán, dejó claras a El Faro al menos un par de cosas: la primera, que está en desacuerdo con que el colegio interceda en temas religiosos. La segunda, que nadie, ni siquiera los sabios, están en condiciones de definir cuál es la edad en la que los niños alcanzan la pubertad y pueden ayunar durante el mes sagrado de Ramadán.
Mohamed Amar considera que son las familias y no el colegio quienes deben decidir si el niño que está en un periodo cercano a la pubertad debe o no empezar a iniciarse en el ayuno.
El director provincial de Educación, José Manuel Calzado, intentó apaciguar ayer los ánimos y aclaró que ni el director del colegio Juan Caro ni el profesor de Islam del centro desaconsejan el ayuno sino que sólo recuerdan a los padres que el curso aún no ha terminado, que hay actividades programadas que exigen esfuerzo físico y que hay un precepto islámico que exime a los niños de guardar el Ramadán.
Con la religión de por medio difícilmente podamos llegar a un acuerdo. Desde la CIM creen que el director del colegio habría presionado al profesor de Religión para que escribiera la carta. Aún así, lamentan que un pastor “no controlado” acceda a una supuesta petición como ésta.
Habrá quien crea que un niño no debe someterse a las exigencias del ayuno. Pero para los que el Ramadán es más que privarse del agua, la comida y el tabaco, la interferencia de un docente, siempre se verá como una afrenta.
La Comisión Islámica, por si acaso, se asegurará de que los padres sepan cuál es su postura. Lo hará, aseguran, sin hacer ruido porque estamos en Ramadán y es mejor tener la fiesta en paz.
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