Echando un vistazo a la prensa de aquella época se comprueba que poco o nada ha cambiado desde entonces. El Gobierno central, eso sí, era en aquel año socialista y muchos de los responsables políticos que en estos días valoran los acontecimientos tenían más pelo y cargos menos importantes. Por lo demás, la situación y las demandas son casi calcadas a las de hace casi una década.
Ya en aquel momento se pedía una mayor implicación a la Unión Europea y se fijaron reuniones con Marruecos para tratar el asunto. La Policía del país vecino también frenó algunos intentos de entrada en su lado de la valla, como ha sucedido esta misma semana. El CETI estaba ‘abarrotado’, igual que desde hace varios meses. Y desde el Ministerio del Interior se decidió poner más medidas de contención en el perímetro fronterizo. Nueve años después, se repiten los sucesos y las reacciones.
El momento de mayor presión migratoria de aquel año se registró a final de septiembre y principios de octubre. Entre el día 27 de septiembre y el 4 de octubre consiguieron entrar en nuestra ciudad alrededor de 700 inmigrantes saltando la alambrada. En lo que va de 2014,han logrado entrar en Melilla más de 1.600.
Los datos confirman lo que desde Interior y desde la Delegación del Gobierno se venía diciendo desde el año pasado. La presión migratoria es ahora comparable e incluso mayor a la de aquel momento. Lo que ya no puede decirse es que la contención esté siendo superior, porque en las últimos meses las entradas se han multiplicado.
No obstante, hay cosas que sí han cambiado en estos diez años. Entre ellas, está la decisión de pedir ayuda al Ejército para afrontar la situación. En 2005 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero apostó por que regulares y legionarios se sumaran al control de los perímetros de Melilla y Ceuta. En esta ocasión esa opción está por el momento descartada. El propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguró en su visita a nuestra ciudad que el Ejecutivo de Mariano Rajoy no tenía la voluntad de recurrir a las Fuerzas Armadas. Lo que sí hicieron ayer desde Interior fue enviar refuerzos de Policía Nacional y Guardia Civil para intentar frenar el incremento de las entradas.
Después de la crisis del 2005 la valla se elevó hasta los seis metros y se instaló la sirga tridimensional, una inversión millonaria que consiguió que durante algún tiempo las rutas de los inmigrantes variaran. Casi una década después, los subsaharianos vuelven a encaramarse al alambrado para tratar de pasar al primer mundo. Ante esta nueva oleada de entradas el Gobierno decidió colocar concertina en tres kilómetros de la valla fronteriza y anunció que instalará 15.000 metros de malla antitrepa para dificultar la escalada. Tampoco estas medidas han conseguido parar a los inmigrantes.
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