Debe de ser uno de los clubes o asociaciones más antiguos de la ciudad autónoma, pues el Centro Hijos de Melilla se creó en el año 1961, y además siempre ha estado en el mismo lugar.
Según el presidente del Centro, Feliciano Palomo, ha recibido varias ofertas para cambiar el club de sede, pero a él le parece que, si el club fuera trasladado a otro lugar, “desaparecería, porque la gente está acostumbrada a esto y lo ubica aquí”: en la calle Castelar, enfrente de la antigua Bodega Madrid -cerrada hoy en día- y junto a la panadería Mi Patria. Además, modificar su localización “le quitaría la esencia de lo que es el centro en sí”, añade Palomo mientras recuerda que, cuando se organizaban eventos en esta calle, se solía cerrar entera. Así que, mientras él sea presidente, no desaparecería y lo mantendrá donde está mientras sea posible.
El Centro, por lo demás, no está carente de vida. Sus socios -entre 200 y 210 en total- organizan, con cierta periodicidad, torneos de dominó o de parchís. También festejan el día del Padre y de la Madre o los Reyes Magos. Suben de Romería. Es, como dice su presidente, “un centro que no deja de moverse, porque lo principal es que tenga vida”.
Casi todos los socios, según Palomo, son de barrios cercanos, como el Carmen o Ataque Seco, o incluso de la Avenida. No obstante, también los hay que han vivido en otros lugares: un socio de Albacete, otro de Madrid y otro de Valencia. “Son hijos de Melilla, pero que han estado fuera muchos años y ahora han vuelto y se han hecho socios” aprovechando el “prestigio” que tiene el lugar “desde hace mucho tiempo”, explica su presidente.
Palomo ha negado cualquier tipo de problemas con la Ciudad Autónoma a causa de la subvención anual de 15.000 euros que, según recordó Vox hace unos días, todavía no han recibido.
Para el presidente, todo ha sido “un equívoco” y “no hay ningún problema”. Lo que sucede, según ha contado Palomo, es que él pensaba que dicha subvención había que justificarla después de haberla recibido y no antes. Por lo tanto, ha añadido, “es cuestión de hacer la justificación y ya está”. De hecho, durante los últimos días ha estado manteniendo reuniones con el personal del servicio de contratación de la Ciudad Autónoma y no tiene dudas de que “estos días se solucionará”.
En este sentido, el presidente del Centro Hijos de Melilla abundó en que “siempre” han contado con la colaboración del Gobierno local, al menos mientras él ha estado de presidente, y sin importar qué partido político haya ostentado el poder. Por lo tanto, aseguró que no tiene “ninguna queja”, porque nunca ha dejado de recibir ayuda por su parte, tanto de la Área del Mayor como de la Consejería de Presidencia y Administración Pública.
Eso sí, reconoce que él también se ha “movido”, ha acudido “al máximo de actos posibles” y ha organizado la mayor cantidad posible de actividades en el centro “para que esto tenga vida, porque una asociación sin vida está muerta y ¿qué subvención le vas a dar?”, se ha preguntado.
Cabe recordar que la asociación “es un centro cultural que se sustenta con las subvenciones”, ha apuntado su presidente. Ello es debido a que los aproximadamente 200 socios -quizá alguno más- paga un alquiler de tres euros al mes que es más “simbólico” que otra cosa, según Palomo, habida cuenta de que el alquiler mensual del local ya les cuesta alrededor de 1.100 euros. Si a ello se le suman otros gastos, al final el Centro Hijos de Melilla está pagando entre 1.500 y 1.600 euros mensuales, lo cual, multiplicado por doce meses, supera, en un año, los 15.000 euros que perciben de subvención de la Ciudad Autónoma.
De hecho, en la última memoria justificativa, Palomo ha pedido que se le aumente la subvención a 20.000 euros, ya que todo ha subido de precio, y especialmente la luz, por la que antes pagaban 100 euros o poco más al mes y ahora se están yendo a una cantidad entre 250 y 300 euros. Incluso, dijo el presidente, han llegado a pagar 400 euros algún mes. A todo ello, hay que sumarle los gastos de teléfono, prensa diaria “más lo que pueda surgir”, ha señalado Palomo.
Por si fuera poco, el presidente del Centro Hijos de Melilla también tiene la intención, cuando sea posible, de “modernizar” un poco el local o cambiar las paredes. Pero, claro, ha apuntado, 200 socios a tres euros son 600 euros mensuales. “¿Qué hago yo con eso? Absolutamente nada, pero, bueno, tenemos que mantenernos”, se ha explicado el presidente, quien pretende “hacer más cosas, pero poco a poco”.
Palomo, quien lleva casi nueve años de presidente y que ha sido socio del centro durante los últimos 40, ha querido animar a todos los melillenses a hacerse socios y acudir al lugar, especialmente a la gente joven, que, según ha dicho, es “un poco reacia” a participar en este tipo de asociaciones. “Quiero que los ciudadanos de Melilla participen, porque este centro es de Melilla”, ha afirmado.
Si hubiera gente joven, dejó entrever Palomo, sería más factible organizar algunas otras actividades que están rondando su cabeza, al estilo de lo que hicieron en la romería de este año, que, en su opinión, fue “un éxito total”.
Entre las fiestas en las que a él le gustaría participar , ha citado, por ejemplo, San Juan o las Cruces de Mayo. También sería feliz retomando la antigua tradición de montar una caseta en la Feria de Septiembre, aunque ha reconocido que es “un poco follón”, porque, para obtener algún tipo de beneficio, habría que llevarla entre todos los socios y no arrenderla a una persona ajena.
Y luego está el bar, que, según Palomo, es “un servicio muy bueno” que se les da por parte de Rafik Atalhaoui y Jessica Vidal, quienes lo tienen concedido mediante “un contrato normal de servicios”.
Según Palomo, el bar lo ceden a esta pareja sin que tengan que pagar ningún tipo de alquiler, simplemente porque proporciona un servicio tanto a los socios del Centro Hijos de Melilla como a la ciudad en general. Sólo se tienen que pagar su Seguridad Social y su cuota de autónomo.
A cambio, los socios del centro están en su parte jugando a las cartas o lo que sea y se les sirven cafés, o tapas, o cualquier otra cosa que pidan. Así que todos contentos, porque, como ha dicho Palomo, es “un sustento” para Rafik y Jessica y a los socios les proporcionan el servicio que necesitan, “nada más”. Y nada menos.
La elección se produjo después de la pertinente licitación del servicio, a cuyos candidatos examinó la junta directiva, y Rafik y Jessica fueron los que más puntos obtuvieron.
Así, Palomo insistió en que está “contentísimo” con ellos, porque llevan el negocio “muy bien” y, aunque apenas llevan un año al frente, ya puede asegurar que son “de lo mejorcito” que han tenido, porque “tienen unas tapitas muy buenas, son gente buena, sirven bien y los clientes están contentos”.
Efectivamente, el bar ofrece unos buenos servicios. Con bebida más tapa por dos euros, algunos parroquianos aseguran que el pescado que tiene siempre está fresco, del día, lo cual confirma Jessica, quien confirma que van cada día al mercado a comprar lo más nuevo que se haya recibido.
Entre las opciones que suele haber, chopo, corvina, boquerones (fritos y en vinagre), calamares, salmonetes, chopo, sardinas, mejillones, gambas (fritas o al pil-pil) o bacaladilla. También suele haber otras tapas, como carne en salsa, ensaladilla rusa, huevo al plato, caracoles, tomate con queso, flamenquines, patatas con ali-oli o con mojo o albóndigas. También hay perritos de hamburguesa, calamares, corvina o atún. Y, a veces, paella de marisco.
Igualmente, se sirven raciones de chuletas, gambas, cigalas, calamares, chopitos, lubina, dorada, ensalada con medallones de queso de cabra, bacalao al pil-pil o a la gallega, chanquetes, huevas, almejas, fritura de pescado o tortilla de patata, entre otros.
Rafik y Jessica también han incorporado nuevas ideas últimamente. Por ejemplo, los clientes pueden ahora pedir tostas de salmón con aguacate, queso de cabra con cebolla caramelizada, gambas, matrimonio o tomate con huevo de codorniz.
Otra novedad son los menús, que, por 8,50 euros, te permiten tomar un primer plato, un segundo plato y un postre con dos o tres elecciones según el caso. El otro día, por ejemplo, se podía elegir, de primero, ensalada mixta o patatas con mojo; de segundo, cazuela de merluza, carne en salsa o fritura de pescado; y de postre, fruta de temporada o flan de huevo con nata.
Como ha dicho el presidente, aunque teóricamente el bar sea de los socios, dejan pasar a todo el mundo a él. De esa manera, cree que también “el socio se vincula con la gente de la calle y alternan sin ningún problema”.
Y es que, ha insistido Palomo, “este centro es de todos los melillenses”. “Ni somos políticos, ni nada. ni izquierdas, ni derechas, ni ultraderechas, ni nada. Que cada uno vote lo que quiera, pero el centro tiene que ser apolítico”, explicó.
En realidad, según argumenta, lo que él quiere es que el centro funcione y no le importa demasiado el partido político que le proporcione la ayuda para sustentarlo.
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