No sabemos quiénes ni de dónde vienen los migrantes que saltan la valla de Melilla. No tenemos esas estadísticas a mano. Las autoridades nos dicen que para intentar acceder a la ciudad utilizan tácticas militares, pero desconocemos si vienen de Eritrea, de Liberia o de Senegal. No sabemos si, por el contrario, han huido del golpe de Estado en Guinea Conakry o de Boko Haram, en Nigeria, o del yihadismo en Malí.
Hace un par de años nos interesamos por estos datos y descubrimos que ni siquiera la Unión Europea tiene detalles sobre cuál es el perfil del migrante que salta la valla de Melilla. Se da por hecho que son los más pobres entre los pobres porque no tienen dinero para pagarse una patera. ¿Pero en realidad lo son? No lo sabemos a ciencia cierta. No sabemos quiénes son.
En el CETI de Melilla tienen algunos detalles al respecto, pero no son estadísticas a las que se les conceda relevancia. De esos datos que manejaban en el Centro de Estancia Temporal de Migrantes hace un par de años concluimos que quienes saltan la valla de Melilla son muy jóvenes, tiene una buena forma física; bajo nivel cultural y en su mayoría han estado vinculados a labores agrícolas, la pesca o la economía de subsistencia. ¿Ha cambiado este perfil? ¿De dónde sacan las habilidades militares que les atribuye la Delegación del Gobierno? ¿Qué tipo de tácticas utilizan?
Siempre hemos defendido la importancia de definir el perfil del migrante que salta la valla porque de esta manera podemos, por ejemplo, canalizar con mayor tino la ayuda destinada a la Cooperación al Desarrollo. Así si sabemos que nos están llegando muchos agricultores de Senegal, como Estado podemos habilitar una de las partidas destinadas a este país para, de alguna manera, ayudar a este sector económico.
Eso no quiere decir que vamos a parar las migraciones, pero desde luego, puede contribuir a disuadir de emigrar a quienes huyen única y exclusivamente porque no tienen para comer.
Este martes hemos vuelto a tener en Melilla otro salto a la valla. Llevamos al menos 15 en lo que va de año. Con más tesón que esperanza, pedimos al Ministerio del Interior los datos de los saltos registrados en el perímetro fronterizo y una vez más comprobamos que no los tienen. Las entradas por vía terrestre (1.017 del 1 de enero al 29 de septiembre de este 2021) se contabilizan sin especificar si el migrante saltó la valla o se coló por este o aquel lugar.
Justo en la víspera del Día del Pilar, el coronel de la Guardia Civil de Melilla, Antonio Sierras, nos alertaba de que en lo que llevamos de año más de 60 agentes de la Benemérita han resultado heridos de diversa consideración durante los saltos a la valla.
Este martes, hemos sumado al menos un herido más. Se trata de un agente que ha sido alcanzado por uno de los garfios que utilizan los migrantes para ayudarse a saltar la valla. La herida necesitó puntos de sutura. ¿Qué habría pasado si en lugar de herirlo en el mentón, lo hubieran herido en el cuello? ¿Qué pasa si nos matan un guardia civil en la valla? ¿Vamos a esperar a que ocurra una desgracia?
Todas estas interrogantes nos llevan a preguntarnos por qué no se despliegan agentes de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas en Melilla.
Hace cerca de cuatro meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzó que desplegaría a efectivos del Frontex en las dos ciudades autónomas para visualizar que Melilla y Ceuta representan las fronteras exteriores de la Unión Europea. ¿Qué fue de este proyecto? ¿Fue sólo un globo sonda para intimidar a Marruecos?
En 2014, en plena ola de saltos a la valla de Melilla, Rajoy rechazó el envío de efectivos de Frontex a nuestra ciudad. Lo mismo hizo Marlaska tras la crisis del 18 de mayo en Ceuta que dinamitó las relaciones bilaterales con Rabat. Pensamos mucho en Marruecos y no en el perfil de migrantes que estamos recibiendo. Creo que tenemos que barrer más para casa.
No existe, al menos a disposición de la prensa, una estadística seria que recoja las edades, nacionalidades, nivel cultural, estudios, profesión, horarios de salto, puntos por los que se acercan al vallado, etc. Por tanto, no podemos predecir el comportamiento de algo que se escapa a nuestro control.
Que venga Frontex no nos garantiza que esos datos se recopilen, pero al menos tendremos en la valla un refuerzo que necesitamos desde hace años. ¿Cuántos migrantes puede frenar un solo guardia civil? ¿A cuántos tocan ahora?
Las autoridades envían mensajes de apoyo al agente herido este miércoles en la valla, pero no se mojan a la hora de reclamar refuerzos para vigilar la frontera. Hemos externalizado el control fronterizo y mira por dónde se lo hemos encargado a Marruecos que, al parecer, en estos momentos colabora. ¿Qué pasa si deja de colaborar?
Llevamos dos años y medio de Gobierno. Vamos enfilando la recta final de la legislatura y acumulamos promesas incumplidas que van desde los efectivos del Frontex hasta el Plan Estratégico de Melilla, que ahora resulta que no es un plan como tal, sino iniciativas que se complementan con las que ha aprobado la ciudad.
Si esas promesas no se cumplen con la lluvia de millones que Bruselas ha asignado a España, apaga y vámonos. Lo que no venga ahora de Madrid, no vendrá después. De ahí la importancia de tener representantes públicos que se planten y reclamen más para Melilla. Necesitamos gente que sepa pedir no sólo en Moncloa sino también en Europa; pero sobre todo, que consiga resultados.
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